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CARRUSEL 2023-24

sábado, 15 de junio de 2024

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes

 

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes (Tatiana Tibuleac)

Comentario complemento de la sesión del Club de lectura del 7 de junio de 2024.


Por Lola Acosta


He elegido de este libro por la capacidad analítica del sentimiento que tiene, especialmente para introducirnos en los problemas familiares, mentales y físicos de los personajes, que se acercan y nos acercan con extrañeza al dolor y nos asombran por el estilo depurado en que están descritos.

La autora ha optado por una escritura que concentra fórmulas estructurales utilizando una palabra llena de imágenes visuales que nos permiten ver la historia y sus momentos con un lenguaje sencillo.
Tras un viaje a Rumanía, descubrí a esta autora y esta novela, que leí llena de asombro y curiosidad por su originalidad, belleza lingüística y profundidad reflexiva sobre las relaciones materno filiales.

BIOGRAFÍA 

Tatiana Țîbuleac nació en Chisináu el 15 de octubre de 1978, es una escritora, periodista y traductora moldava -rumana.
Las características del país las podemos encontrar en este enlace:


Curiosamente el lema del país es : Nuestra lengua es un tesoro.

Tatiana Țîbuleac nació en la capital de Moldavia, Chisináu. Su padre era periodista y su madre editora, por lo que creció rodeada de libros y periódicos y se aficionó pronto a la lectura.
Estudió periodismo y comunicaciones en la Universidad Estatal de Moldavia y durante esos años ya empezó a colaborar con diversos medios en calidad de traductora, correctora y reportera.

Trayectoria

En 1995 Țîbuleac empezó a trabajar en el periódico FLUX, de gran difusión en esa época en Moldavia. Poco después tuvo su propia columna, llamada "Povești adevărate" ("Historias verdaderas").

Cuatro años más tarde pasó a trabajar en la televisión, en un canal moldavo llamado Pro TV Chișinău, donde comenzó como reportera y posteriormente fue presentadora. En alguna ocasión comentó que en su trabajo intentaba escribir sobre personas diferentes y no famosas, porque las encontraba más interesantes. De hecho, solía dedicar días a conocer personas pobres, con enfermedades y en general con problemas sociales sobre los que después escribir.

En 2007 dejó el periodismo y se trasladó a París en 2008. Según ella contó, le vino muy bien el cambio de vida para encontrar un modo nuevo de escribir.

Publicó en Moldavia su primer libro Fábulas modernas, en 2014, se trata de una colección de 50 historias cortas sobre la migración. El libro tuvo su origen a raíz de varias publicaciones en Facebook, hechas con el propósito de inspirar a las personas que vivían lejos de su hogar y hablar sobre la migración desde una perspectiva diferente. Las opiniones y los debates generados en la red social hicieron de Fábulas modernas un fenómeno de los más populares aquel año.

Su primera novela El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes se publicó en 2017. Según algunos medios, "una cruda e íntima reflexión sobre las relaciones maternofiliales que apela a la fuerza del amor y el perdón" .

La crítica ha destacado la poesía que destila el estilo descarnado de la autora. La novela ganó múltiples premios literarios y ha sido traducida a múltiples idiomas, entre ellos al francés y al español. En Bucarest se hizo una obra de teatro de la novela.

En 2018 publicó su segunda novela Jardín de vidrio por la que le concedieron el Premio de la Unión Europea de Literatura.

https://es.wikipedia.org/wiki/Premio_de_Literatura_de_la_Unión_Europea

Personalmente, mi afición a la poesía es lo que me acerca a esta novela, para mí, absolutamente poética.

Premios
  • 2020. Premio Las Librerías Recomiendan (CEGAL)
  • 2019. Premio Cálamo Libro del año 2019 por El verano que mi madre tuvo los ojos verdes.
  • 2019. Libro del Año de las Librerías de Madrid (Finalista)
  • 2018. Premio de la Unión de Escritores Moldavos (Rumanía)
  • 2018. Premio Observator Cultural (Rumanía)
  • 2019. Premio Lyceum (Rumanía)
  • 2019. Premio de Literatura de la Unión Europea.
  • 2022. XV Premio de Novela Europea Casino de Santiago.
Obras
  • Tatiana Țîbuleac. Fabule Moderne [Fábulas modernas]. Urma Ta.
  • Tatiana Țîbuleac; Marian Ochoa de Eribe (trad.) (2019) [2016]. El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes. Editorial Impedimenta.
  • Tatiana Țîbuleac; Marian Ochoa de Eribe (trad.) (2021) [2019]. El jardín de vidrio. Editorial Impedimenta.

Podemos consultar en estos enlaces la crítica exterior

1. «IMPEDIMENTA » El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes». 

2. Andrés Seoane (18 de abril de 2019). «Tatiana Tibuleac: "Siempre hay tiempo para hacer las paces, incluso con los muertos"». 

3. EFE, Agencia (15 de marzo de 2019). «Tatiana Tibuleac, la exitosa autora moldava que no sabe escribir de amor». 

4. «III Edición Rodando Páginas. Los libros van a las pantallas.».


Hay otros enlaces en inglés y en francés, he elegido aquellos a los que accedemos directamente en español.


LA NOVELA:

Estamos ante una novela dura y cruda. Llena de sentimientos.

Aleksy es un joven con un trastorno psiquiátrico. Su terapeuta le aconseja recordar y escribir todo lo ocurrido en su pasado, a modo de terapia. Aleksy no tarda en sumergirse en su memoria y vuelve a verse sacudido por las emociones que lo asediaron cuando llegaron a aquel pueblecito vacacional francés: el rencor, la tristeza, la rabia. Debe superar la desaparición de su hermana. Debe perdonar a la madre que lo rechazó. Debe enfrentarse a la enfermedad que la está consumiendo. Un verano de reconciliación, de tres meses en los que madre e hijo por fin bajan las armas, espoleados por la llegada de lo inevitable y por la necesidad de hacer las paces entre sí y consigo mismos.

Podemos ver el odio de un adolescente contra su madre y el motivo de éste. Aunque lo más importante del relato no es el porqué o el cómo, sino los sentidos y sentimientos en todo momento. Se trata de un viaje de introspección personal, donde el valor de las cosas y el perdón dan lugar a una narración sin diálogos, de lectura ágil (pero dura), con unos capítulos muy cortos. 

Tatiana nos muestra un dominio del ritmo narrativo brillante, con saltos del presente al pasado (remoto o más próximo). Y deja la puerta abierta a la esperanza.

Esta novela nos atrapa desde el primer instante ( si no vamos con prejuicios). En tan solo cuatro líneas puede provocar estupor, horror, desconcierto y rechazo a través de un vocabulario soez, con exaltación de la fealdad de la madre y de todos sus defectos. Las palabras que Aleksy, el narrador adolescente, le dedica a su madre hielan la sangre. El odio, el asco, el rencor y las ganas de matarla conmueven por su crudeza, rompen los esquemas de toda relación materno filial y nos ponen en alerta para descubrir qué ha podido llevarlos a ese punto de toxicidad.

Pronto vamos descubriendo los motivos que han llevado a la madre a no saber querer a su hijo, a no saber mostrarle afecto, a no cuidarlo como es debido. Aunque lo sabremos a través de la voz narrativa del hijo, que por recomendación psiquiátrica debe rememorar el verano que pasó con su madre en un pueblo francés. Un verano del que todavía no ha podido salir. Una voz poco fiable, distorsionada por el dolor, el odio y la salud mental.

Madre e hijo, dos personajes desgraciados y solitarios, hundidos en su propia miseria y en su propio dolor, dos personajes a los que les sangran las heridas y la distancia entre ellos se abre como un abismo. Pero la certeza de que éste será el último verano que podrán pasar juntos les ablandará el alma y les regalará la oportunidad de acercarse el uno al otro, de conocerse, de comprender, de entender, de volver a empezar aprendiendo juntos a quererse de nuevo.

Y como si de una carrera de obstáculos se tratara intentarán recuperar el tiempo perdido, arañando cada minuto, implorando al reloj para que se pare y les deje disfrutar de todo lo no vivido. Y esa transformación será maravillosa. Convertirá el odio en ternura, la rabia en cariño, el horror en belleza y la enfermedad en bendición. Porque habrá valido más la pena perderla habiendo podido recuperarla, que seguir teniéndola rodeada de rencor. Una nueva versión de los dos renacerá para sanar las heridas del pasado, comprender y perdonar, pero a veces lo más difícil es olvidar, no basta con entender, el daño está hecho.

¿Cómo puede haber tanta hermosura y tanta poesía en palabras tan rotundas, despiadadas y desagradables? ¿Cómo en tan poco se puede transmitir tanto? Sublime. 

Porque la escritura de Tibuleac se caracteriza porque la belleza podemos también encontrarla en el lado oscuro de las cosas, donde lo épico es lirismo y convierten la escritura en algo único.

Como se comentó en la sesión del club, para tratarse de una primera novela está bastante bien. Probablemente consigue llegar hasta nosotros gracias a la belleza de las vivencias mostradas a través de las imágenes tan cotidianas y también tan originales, a la exaltación de la locura que nos permea a través de un sentimiento poderoso.

Lo que me parece más maravilloso de este relato es la cantidad de imágenes de que está lleno y estas, no solamente corresponden a un lenguaje figurado, como en el caso de cada uno de los versos que conforman la introducción de los capítulos referentes a los ojos de la madre, sino que cada imagen es una experiencia, vivida por ellos dos, únicamente por ellos dos, dos locos.


El tema principal

El tema principal es la dualidad  del amor y el odio, la separación y la unión, la evolución del odio al amor y al recuerdo entre una madre y un hijo y, en definitiva la propia vida. 

Porque tiene mucho de canto a la vida que una persona que sabe que tiene los días contados sepa sacar tanto provecho de cada minuto y de cada objeto que se le ponga delante, que hace que la muerte unida a un amor inmenso a momentos de la vida y las cicatrices del recuerdo, sean uno de los subtemas principales.

Este tema principal está llevado por remas que chocan un poco con el punto de vista tradicional y constituyen la originalidad de esta obra.


Estructura de la novela

La novela comienza in media-res. La autora va jugando con los tiempos pasados y las vivencias presentes del verano, verano en que su madre tuvo los ojos verdes y están tan imbricados los tiempos de la historia que tenemos que pasar algunas páginas para situarnos, a veces, en algún momento, aunque es un recurso del que no se abusa, sirviendo para romper la monotonía de una historia lineal.

Gradual y progresivamente, vamos entrando, con un lenguaje lírico, lleno de experiencias y pensamientos, en una realidad poco normal, donde lo evidente es nombrado, dejando en el lector sugerencias que se entienden dentro de las elipsis, que siguen a algo que no está del dicho del todo claro :en ningún momento se explica que su padre no es su padre, pero se nombra a Pavel y se dice que su hermana no es su hermana, nunca se nos dice cómo empieza a pintar, los puntos claves de su vida se dibujan con unas pinceladas que el lector tiene que asimilar:

Página 115: le pregunté por qué ella y Mika tenían los ojos  verdes y yo azules.

La novela está estructurada en capítulos muy cortos, introducidos por una frase llena del lirismo poético que viene resumir varios capítulos que componen una experiencia juntos, principalmente en presente. Esas frases componen un esquema de lo que va a suceder, que es una de sus locas experiencias cotidianas y extraordinarias, vistas por el protagonista a través de los ojos de su madre, dada la originalidad del pensamiento del protagonista, (locuras):

Los ojos de mi madre eran un despropósito. 

Los ojos de mi madre eran los restos de una madre guapa. 

Los ojos de mi madre lloraban hacia dentro.

Los ojos de mi madre eran el deseo de una ciega cumplido por el sol.

Los ojos de mi madre eran campos de tallos rotos.

Los ojos de mi madre eran historias no contadas.

Los ojos de mi madre eran las ventanas de un submarino de Esmeralda. 

Los ojos de mi madre eran conchas despuntadas en los árboles. 

Los ojos de mi madre era cicatrices en el rostro del verano. 

Los ojos de mi madre era un brotes a la espera.


Los puntos de giro corresponden a los grandes descubrimientos: La madre tiene cáncer, el protagonista es consciente de que quiere a su madre y lo verbaliza, el protagonista se siente ligado a su madre y no quiere que muera.


El lenguaje: subrayo las siguientes frases:

Es curioso como todo el sentimiento del hijo de Aleksy, se va verbalizando a lo largo de la novela como un poema largo en torno a los ojos de su madre, a partir del capítulo 26 encontramos el primer punto de giro donde el protagonista descubre la belleza a través del cáncer maligno de su madre: 

Mi madre me llevó al campo de girasoles para anunciarme que se estaba muriendo. “Tengo cáncer Aleksy, un cáncer maligno y rabioso”, me dijo, y el día empezó a coagularse en ese mismo segundo. 

Su sonrisa de tallos rotos.

El verde escurrido de sus ojos. 

Su blanco de nimbo herido.


Hemos tenido que esperar hasta el capítulo 26 para conocer uno de los principales motivos de la relación especial de este verano. Aquí se cogen de la mano por primera vez y se comporta como un hijo que cuida a la madre que lo va descuidado durante toda su vida.

La encontré flotando en la bañera de cobre, blanca y ligera, con el cabello, cubriendo su rostro como unas algas transparentes. Como si fueran la llave hacia un mundo encantado que yo quería hacer vivir.

La novela lo mismo describe un campo de girasoles directamente relacionados con el sentimiento de las flores, que el amaestramiento de unos caracoles, que lo salvan de la tristeza y llenan de vida el capítulo, que un mercadillo: El mercadillo de antigüedades era como si hubiera tropezado y se le hubiera vaciado la bolsa.

O los los días sucedidos en la playa cuando su madre se ponía de cara al viento, abría los brazos y corrían círculos con los ojos entornados hasta que se cansaba, y a su paso, quedaban dos líneas de huellas como unas manos de niño vueltas hacia  arriba.

También me parece genial el pasaje en que la madre juega tumbada en la hierba, mirando hacia el cielo con las estrellas, como si fuese un ordenador, o esa otra en que se entierra en la arena de la playa.

La novela está plagada de ideas y experiencias geniales, solo es necesario leerla para descubrir ese lenguaje brillante y ágil.

Otra de las preguntas importantes que tuvo lugar en la sesión del club fue

Parece inverosímil que un hijo con esas características sea capaz de cambiar de forma radical, lo que se puede responder con que esta historia es un canto a la esperanza y de que cualquier cosa por inverosímil que parezca podría tener solución por medio de una imaginación desbordante.

A mí personalmente lo que más me ha gustado es la sencillez, lejana a la megalomanía, la imaginación y la lucha por conquistar la vida y la esperanza en las cosas pequeñas.


La literatura en Rumanía. Escritores rumanos 

https://es.wikipedia.org/wiki/Literatura_de_Rumania

Hasta 2009, año en el que se concede el premio Nobel a Herta Müller, la literatura rumana era prácticamente desconocida entre nosotros. Esta extraordinaria escritora pertenece a la minoría de lengua alemana, y su obra está muy ligada al periodo comunista.

Aunque algunos nombres sí nos resultan familiares (quizás, porque publicaron en el exilio y en lenguas más mayoritarias que el rumano), como Eugène Ionesco, Emil Cioran, Mircea Eliade, el dadaísta Tristan Tzara, y poco más. Actualmente, sin embargo, las letras rumanas están muy bien representadas en los catálogos de las editoriales españolas y ayudó, sin duda, que Rumania fuese el país invitado en Líber 2011. Destacamos a  Mircea Cartarescu, Mihail Sebastian, Ana Blandiana y Varujan Vosganian.

La literatura rumana muy joven, se inicia a finales del siglo XIX coincidiendo con la creación de Rumania como país y, como hemos señalado, muy marcada por su convulsa historia: las dos guerras mundiales, su larga etapa comunista y el periodo postcomunista.

Hay otros muchos autores que no aparecen en la lista de autores rumanos.

La influencia de la cultura griega se desarrolló en la literatura rumana.

Escritores moldavos:

  • Moisés Isaakovich Kantor
  • Ira Yan
  • Leonida Lari, 
  • Constantin Virgil Gheorghiu
  • Dumitru Matcovschi
  • Alexei Mateevici
  • Adrian Păunescu
  • Nicu Popescu
  • Tatiana Țîbuleac
  • Grigore Ureche
  • Silvia Ursache-Brega
  • Grigore Vieru

 

Generación de Tatiana Tibileac

Los medios de difusión literarios y los conceptos clásicos de la narrativa han evolucionado en los últimos años y la novela pasó a competir directamente con el resto de productos culturales y de entretenimiento, hay mucha más apertura a la literatura internacional, contemporánea y vivimos el paso fronterizo de intercambio de géneros literarios, donde la poesía permea en la prosa y viceversa.

Podemos, por tanto estar ante unas tendencias casi totalmente libre, sin trabas y sin censuras, encajadas en los nuevos cánones de la tolerancia, de la diversidad.

Estamos asistiendo a tendencias que dan cabida a temáticas tradicionalmente silenciadas en el ámbito del amor, del sexo, de la guerra, de la marginación y de la moral que buscan la implicación personal del lector contemporáneo. Los autores se adentran en temas poco transitados, demostrando conocimiento del tema no como una muestra de pedantería, sino como parte fundamental de la historia/ vida, como reflejo de la sociedad que vivimos.

La novela se olvida de la tradición y busca nuevas maneras de conectar con el lector, fabulando nuevos mundos a su antojo (no necesariamente verosímiles) con un aire desenfadado y entendiendo que el lector tiene ahora un papel diferente y mucho más activo a la hora de leer.

No olvidemos que hay toda la generación de mujeres actuales provenientes, principalmente, de Sudamérica, por ejemplo Mónica, Ojeda, Karina, Sainz, de Burgo, Mariana Enríquez, y un largo, etc. Que hacen de la literatura una escritura descarnada ( reflejo de la actualidad que nos ha tocado vivir), deseando abrirnos los ojos a mundos diferentes, no por ello inexistentes.