Programa del curso 2024-25

PROGRAMA DEL CURSO 2024-25

Carrusel programa 2024-25

jueves, 27 de junio de 2024

Infocracia

 

La caja negra de los algoritmos. Infocracia (Byung Chul Han)

Comentario complemento de la sesión del Club de lectura del 28 de junio de 2024.


Por Isabel Anaya


Byung Chul Han nació en Seúl en 1959, a los veintidós años se trasladó a Alemania donde estudió Filosofía, Literatura y Teología. Ejerce de profesor de Estudios Culturales en la Universidad de Berlín. Es autor de diecisiete libros, entre ellos: La sociedad de la transparencia, Psicopolítica, La expulsión de lo distinto, La agonía de Eros… En sus obras denuncia la alienación del ser humano y sus valores en la era digital, mientras se nos hace creer lo contrario, mediante sofisticadas técnicas de neuromarketing que nos manipulan desde el inconsciente. El objetivo es convertirnos en seres consumistas, egocéntricos, carentes de sentido crítico, incapaces de acciones políticas acertadas, en resumen, un ganado ideal para los intereses del neoliberalismo del siglo XXI. Chul Han llama Infocracia, título del libro reseñado, al sistema socioeconómico y político que se está consolidando en las democracias de los países desarrollados. Es el “régimen de la información” basado en el dominio de la información y su procesamiento, valiéndose de algoritmos e Inteligencia Artificial. Un capitalismo de la vigilancia que rebaja a las personas a la categoría de datos y consumidores, que se diferencia del que ha imperado en siglos anteriores, “régimen de la disciplina” del capitalismo industrial, basado en la movilización de fuerzas y energías. Dice Chul Han: la digitalización somete nuestra percepción, relaciones con el mundo y convivencia a cambios radicales. La avalancha comunicativa e informativa se apodera de la política trastornando los procesos democráticos. La Democracia está degenerando en Infocracia.

La Psicopolítica, una neuroingeniería diseñada para apoderarse de la psique y alcanzar el poder, tiene instrumentos tan cotidianos como el teléfono móvil, que nos somete y vigila sin que lo sepamos. No se utiliza la coacción sino la persuasión, la motivación y la falsa sensación de libertad. A la vez, se explota nuestro miedo al anonimato y a la invisibilidad, que nos lleva a exponer compulsivamente nuestras vidas en las redes sociales, pero no la auténtica, sino la que desearíamos tener o tenemos en momentos fugaces. Vamos dejando huellas digitales que son utilizadas por los políticos para diseñar programas a la medida de nuestras aspiraciones. Corroborando las palabras del autor de Infocracia, aludo a Marta Peirano en su libro “El enemigo conoce el sistema”, también reseñado en mi blog, ella al igual que Chul Han toma como ejemplo la campaña electoral estadounidense de 2016, que llevó a la presidencia del país a Donald Trump, para mostrar el impacto de las redes sociales en la política. Trump se valió de Twitter para su campaña y en su triunfo colaboró Cambridge Analytica, compañía privada inglesa que combina la recopilación y análisis de datos con la comunicación estratégica para procesos electorales, también fue responsable del éxito de la campaña a favor del Brexit en Inglaterra. Durante la década de 2010 Cambridge Analytica fue recopilando datos de millones de usuarios de Facebook, sin sus consentimientos, con fines de rentabilizarlos en campañas electorales. Conocemos estos hechos por las declaraciones de un antiguo empleado, Christopher Wylie, el escándalo que desencadenó sus declaraciones provocó la ruina de Cambridge Analytica y Mark Zuckerberg, como director ejecutivo de Facebook, fue llamado al Congreso de Estados Unidos para dar explicaciones, siendo condenado a pagar multas millonarias e indemnizaciones. Chul Han nos alerta de los peligros del enjambre digital como es llamada la masa que se forma en las redes, compuesta de individuos aislados, que a diferencia de la masa clásica, carece de alma y es incapaz de andar en una dirección.  La hipercomunicación digital ahoga en un ruido incoherente y sin sentido, el silencio necesario para reflexionar y, paradójicamente, la hiperinformación provoca desinformación. 

La Psicometría (procedimiento basado en datos para obtener perfiles de personalidades) es un arma usada tanto en el marketing como en la política. Los perfiles psicométricos predicen el comportamiento de los individuos y aciertan, a partir de lo que exponen en redes sociales, sus compras, opiniones, ideología religiosa o política y sus inclinaciones sexuales. Datos que son usados para agrupar a las personas por afinidades y elaborar una propaganda hecha a medida con procedimientos dirigidos al inconsciente, socavándose los principios de la Democracia: el libre albedrío, la autonomía y el derecho de los votantes a tener una información veraz y contrastada en un marco de transparencia.  Las fake news, noticias falsas, son explotadas en la guerra sucia informativa; el panorama político es desolador. En las últimas campañas en Estados Unidos y Canadá, los votantes fueron movilizados por bots, con información ajustadas a las aspiraciones de los perfiles de quienes iban dirigidos, incurriendo a veces en contradicciones. Cuando ejércitos de troles difunden teorías conspiratorias, crean cuentas falsas haciéndose pasar por personas reales que publican mensajes de odio, laikean, y comparten noticias falsas inflando falsamente el número de sus seguidores, se produce una polarización tóxica. La primera víctima es la verdad, la realidad que sirve de referente para tomar decisiones. La desconfianza se adueña de la política, los ciudadanos no se fían de nadie y, cada vez más, se elevan los índices la abstención en las elecciones electorales, sobre todo del voto joven. El smartphone, teléfono inteligente, se ha convertido en el parlamento móvil de la psicopolítica digital donde el poder interviene en los procesos psicológicos inconscientes. Comparando el biopoder de la política tradicional, el autor nos avisa de que el psicopoder es más peligroso, por ser más eficiente en controlar, vigilar y mover a las personas, no desde fuera como el tradicional, sino desde dentro y sin que éstas lo sepan.

La crisis de la verdad que estamos viviendo, es la consecuencia de la infoxicación, las noticias falsas, la polarización y la segmentación al servicio de los intereses del neoliberalismo, que se produce en las redes. La información circula completamente desconectada con la realidad; se está produciendo la desaparición de las creencias y las certezas necesarias para la convivencia social. Es indudable que la Inteligencia Artificial y sus algoritmos nos han traídos muchos beneficios y desarrollan técnicas de mejoras en todos los ámbitos de la sociedad. Sin embargo, es necesario que filósofos como Chul Han nos destripen la caja negra que puedan llevar incorporada, sus estrategias usadas para favorecer a los poderosos y perjudicar al individuo y los logros sociales alcanzados a lo largo de siglos.


1 comentario:

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