Etiqueta Carrusel

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CARRUSEL 2023-24

jueves, 25 de junio de 2020

Cara de pan

Sesión virtual del Club de Lectura abierta el 25 de junio de 2020,
por confinamiento debido al COVID-19



Obra: Cara de pan
Autor: Sara Mesa
Presenta: Asunción Cabello



Compañeros y compañeras en el saber:
Cuando oferté Cara de pan no podía imaginar que entregaba una chica de Casi catorce años a Entrelíneas Malacitana, poco antes de que el mundo se sintiera arrasado por un virus coronado llegado de Wuhan, implacable homicida invisible, obsesionado en pegarse a la piel. Aun así, la preadolescente superó el desempate contra El amor en los tiempos del Cólera y el encabezonamiento de: Therese Desqueyroux en negar el español a su relato.
Sara Mesa:
Nació en Madrid, 1976. Siendo niña se trasladó a Sevilla con su familia, ciudad en la que actualmente reside. Licenciada en Ciencias de la Información y Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla. Fue madre a los 22 años. Comenzó a escribir a los 30. No he encontrado mucho más en internet, solo algunas entrevistas en las que se le escapa algún detalle vivencial relacionado con el libro del que esté hablando. J.A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia, dice «Los lectores nos sentimos atrapados por esta fascinante escritura, que es, a un mismo tiempo, oscura y luminosa»
Obras:
Este jilguero agenda, 2007 (Premio Nacional de Poesía «Fundación Cultural Miguel Hernández»)
La sobriedad del galápago, 2008 (Libro de relatos)
No es fácil ser verde, 2009 (Libro de relatos)
El trepanador de cerebros, 2010 (Novela)
Un incendio invisible, 2011(Novela. Premio Málaga de novela. Edición revisada 2017)
Cuatro por cuatro, 2012 (Novela. Finalista del Premio Herralde de Novela)
Cicatriz, 2015 (Novela. Premio Ojo Crítico de Narrativa)
Mala letra, 2016 (Libro de relatos)
Cara de pan, 2018 (tiene su germen en el relato “A contrapelo”)
Silencio administrativo, 2019 (Ensayo)
Un amor, 2020 (Novela)
Su obra ha sido traducida en EE. UU., Italia, Holanda, Francia, Alemania, Grecia, Portugal, Serbia, Dinamarca y Noruega

CARA DE PAN
Comenzamos la aventura siguiendo a Casi fuera de la legalidad. Nos incomoda esa niña que huye de los trabajos en grupo, odia el mote que Marga, compañera de clase, ha elegido para ella, no perdona que su hermano la cambie por un master en Londres, que sus padres la ignoren. De golpe entra en escena un Viejo de cincuenta y pocos inviernos con conocimientos exhaustivos de todo tipo de pájaros y seducido por una cantante: Nina Simone, y habla con Casi. De qué, de lo que conoce. Quién es este tipo grandote que camina con pies planos, lleva ropa elegante pero sucia en el bajo de los pantalones, los puños de las mangas; cuelga a su espalda una mochila verde tipo militar cargada con prismáticos, móvil, toalla deshilachada, libro de aves. Casi no le pide que se vaya aunque prefiere estar sola, deja que se siente frente a ella, medio oculta en el hueco de un olmo siberiano en un parque de ciudad, y le enseñe lo que sabe. Tres meses así dan para mucha intimidad. La gente puede pensar cosas raras. Qué cosas. Mesa sabe que la sombra de Lolita pulula muy cerca, pero se toma su tiempo en desvelar que aquí no hay ningún Humbert Humbert. Así, cuando parece que la trama se eterniza en un estancamiento rutinario de una amistad que incomoda, inquieta, cansa. Salen los secretos, varios y duros. A Casi no le basta deslumbrar al Viejo reconociendo distintos niveles de clases de pájaros por su canto, ni engatusarlo con que le interesa la historia que cuenta sobre una contralto, compositora y pianista estadounidense de jazz, blues, soul. Casi se aburre y escribe un diario de mentiras. Tiene cara de pan, abundantes granos, sobrepeso, sufre “bullying” escolar. Un narrador omnisciente la desmenuza sin poner igual empeño en el visitante discapacitado mental nacido de un pecado inconfesable entre su madre y abuelo, y, aunque sabe de pájaros y de Nina Simone más que nadie en miles de km. a la redonda, no da confianza al humano de hoy por su actitud sospechosa en tiempos de pederastia.
Pues bien. Nos queda colgado un deseo «Cómo entender las inquietudes de Sara Mesa». Para ello hay que adentrarse en la turbiedad de sus relatos. Dice querer transmitir sensaciones con las palabras, hablar desde el extrañamiento y que su guía es la intuición. Se siente cómoda en narraciones cortas, lugares acotados, escasos personajes… Ahí está ella.
Estimada familia lectora.
Quizá os preguntéis por qué elegí Cara de pan entre mis recientes lecturas. Sentí interesante el punto de vista de un tema hiriente muy actual, pisando despacio la ambigüedad, el desasosiego. "Es como si un elástico estuviera dentro del cuento, tensado todo el tiempo", aventura Mesa en una entrevista.
Y, aunque Mesa no es Nabokov ni 2018 es 1955, nos dejamos envolver en su inquietante propuesta hasta el final.
Hoy, sin dejar de leer nuevas historias que nos regalen otros mundos en espacios desiguales, pidamos encontrar un nuevo Edward Jenner, 1796 (inventor de la primera vacuna de la historia [contra la viruela]) imprescindible para recuperar la serenidad perdida frente al asesino del siglo.
Cuidémonos con tres medicamentos imprescindibles: distancia, mascarilla y desinfección de manos.
Un beso
Asunción