Etiqueta Carrusel

Etiqueta Carrusel

CARRUSEL 2023-24

miércoles, 13 de marzo de 2019

Beatus Ille: Extraordinaria primera obra. Por Pilar Taulés



Nuestra compañera Pilar Taulés presentó el libro Beatus Ille de Antonio Muñoz Molina en nuestra sesión del club de lectura del día 22 de Febrero de 2019.


Beatus Ille es una extraordinaria primera obra de Antonio Muñoz Molina, una entrada a bocajarro, en la Literatura que descubrió a un gran narrador que pasó a formar parte de la élite en el panorama literario español.


1. BREVE RESUMEN

La obra comienza en enero de 1969 en la estación de Mágina, trasunto de Úbeda (Jaén) ciudad natal del autor y finaliza dos o tres meses más tarde en la misma estación. Durante este breve periodo de tiempo se desencadena una investigación sobre el pasado que lleva al descubrimiento de un crimen y  a dar una nueva versión de ciertos hechos que ocurrieron en el pasado.

En 1969 Minaya es un joven estudiante que para alejarse de Madrid, se refugia en su ciudad natal Mágina, en casa de su tío Manuel con la excusa de escribir una tesis doctoral sobre Jacinto Solana, poeta republicano encarcelado, liberado y muerto en 1947.

Manuel y Jacinto Solana eran muy amigos desde la infancia y estudiaron juntos en Madrid donde conocieron a Mariana que trabajaba de modelo con el pintor Orlando. Solana se enamoró de Mariana pero Manuel fue el que le pidió que se casara con él, lo que ella aceptó. La noche anterior a la boda Mariana y Solana rodaron abrazados por la hierba. La mañana siguiente a la boda, Mariana murió por un disparo procedente de una persecución por los tejados. Solana se fue a Madrid, se alistó y fue detenido y encarcelado.

Cuando en 1947 Jacinto Solana sale de la cárcel, vuelve a Mágina a casa de su amigo Manuel para intentar escribir una obra importante. Más tarde, para protegerse del ambiente revuelto del pueblo, se traslada al cortijo de Manuel, La Isla de Cuba, donde es abatido por la Guardia Civil en la persecución a un miliciano.

En 1969 Inés abre para Minaya el dormitorio nupcial sólo utilizado en la noche de bodas y encuentran allí un paquete de cuartillas manuscritas de Jacinto Solana, donde se lee un título: Beatus Ille. Inés lo acompaña también al cortijo donde Solana pasó sus últimos días. En una americana se Jacinto aparece un cuaderno azul, manuscrito.

Fallece el tío Manuel de un ataque al corazón y Utrera, un antiguo amigo escultor que vive en la casa, culpa a Minaya e Inés de su muerte, pues Manuel los descubrió haciendo el amor en el dormitorio nupcial. Pero Inés tiene una baza, doña Elvira, en un ataque de nervios, ha arrojado sus papeles por el suelo y, entre ellos, una carta dirigida a Utrera que lleva a Minaya a averiguar que el escultor era un espía franquista. Doña Elvira que no quería a Mariana para su hijo y la había visto abrazarse apasionadamente con Solana la víspera de la boda, chantajeó a Utrera para que la matara.

Minaya descubre el día del entierro de Manuel al falso tío de Inés que no es otro que Jacinto Solana. En la refriega en realidad quedó malherido y pudo cambiar su ropa por la del miliciano muerto. Fue recogido por los padres de Inés y posteriormente ella se fue a vivir con su “tío adoptivo” con el que formó pareja.

Solana confiesa que no había sido capaz de escribir nada en 1937 ni en 1947. Sin embargo, la llegada de Minaya despertó sus recuerdos y pudo ponerlos por escrito. Con las confidencias de Inés que le transmitía todo lo que Minaya le contaba, consiguió su deseada gran obra. De ella proceden los textos que han ido “apareciendo” en las pesquisas de Minaya.

Los lectores descubrimos la interrelación entre las vidas y escritos de Solana y Minaya. El verdadero narrador omnisciente de la obra es Jacinto Solana. La obra termina donde empieza, en la estación de Mágina con Minaya esperando el tren para Madrid.

Se ha deshecho el triángulo amoroso y literario de Solana, Minaya e Inés.


2. EL TÍTULO: Significado y procedencia

2.1. Beatus Ille, expresión latina
Reproduce una expresión latina que se traduce como “dichoso o feliz aquél” y que se convirtió pronto en un tópico literario, un lugar común, un tema muy utilizado en la Literatura a través de los siglos, como evocación de la vida tranquila y sencilla del campo frente a la de la ciudad. 

Procede del Epodo II de Horacio
     «Beatus ille qui procul negotiis …»

Dichoso aquél que vive alejado de los negocios,
como la antigua grey de los mortales;
y, con sus propios bueyes, labra el campo paterno,
libre del interés y de la usura.

Este tópico fue retomado durante el Renacimiento como una de las aspiraciones del hombre junto el “carpe diem” (aprovecha el momento) el “locusamoenus” literalmente lugar ameno, lugar idílico, lugar idealizado sobre la realidad y el “tempus fugit” el tiempo corre, se va deprisa.

Lo utilizaron:
- Fray Luis de León en su “Oda a la vida retirada”
Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruido
- El Marqués de Santillana en las Serranillas,
- Garcilaso de la Vega en la Égloga II,
- Fray Antonio de Guevara en la obra “Menosprecio de corte y alabanza de aldea”, etc.

2.2. Beatus Ille título de la obra de Solana
Beatus Ille es también el título de la obra que supuestamente había escrito el poeta republicano Jacinto Solana en 1937. La utilización de este tópico por Solana representa el desiderátum latente a lo largo de toda la obra en sus protagonistas y principalmente en Jacinto Solana, su padre Justo Solana, Frasco, el guardián del cortijo y en cierta medida del propio Minaya que se refugia en el pueblo para huir de la situación de huelgas estudiantiles en Madrid.

La naturaleza, los sentimientos que despierta en los personajes y la vida del campo son objeto de numerosas descripciones con sintaxis morosa y abundantes recursos lingüísticos. Como ejemplo, esta descripción del narrador sobre su padre:

«Vivía solo, en la huerta que él mismo había roturado, en la casa que levantó únicamente con sus manos antes de que yo naciera….. cocinaba su comida exactamente con el mismo placer que hallaba en todos los oficios de la soledad, porque ahora, cuando está muerto, sé que era un hombre dominado por una fiera voluntad  de estar solo y que si se marchó de Mágina el 19 de julio de 1936 no fue porque tuviera miedo de la guerra, sino porque la guerra le ofreció el pretexto que siempre había deseado para abandonar la ciudad y huir el trato tedioso con los otros hombres.»


2.3. LA CONSTRUCCIÓN DE LA OBRA: INFLUENCIAS
Muñoz Molina asume la concepción galdosiana de la novela y rinde homenaje explícito a una serie de autores que forman parte de su canon personal: Max Aub, Henry James, Borges, Marcel Proust, Baudelaire,  Borges y otros.

Max Aub
Buscando maestros y también héroes, Muñoz Molina, confiesa él, tuvo la suerte de encontrarse con Max Aub a quien admiró como escritor por ser un cronista amargo y minucioso. A él dedicó su discurso de ingreso en la Real Academia  titulado  “Destierro y destiempo de Max Aub”.

Sobre la simulación, la ficción como realidad
Max Aub escribió desde el exilio en 1954 un discurso de su ficticia entrada en la Real Academia que nunca se produjo. La simulación fue completa, escribió también el discurso de contestación de otro académico amigo y saludó a otros académicos presentes entre los que se encontraban escritores de ambos bandos de la Guerra Civil, vivos unos, fallecidos otros. “La historia que pudo haber sido pero no fue”.

Llegó incluso a imprimir estos discursos de la misma forma que lo hace la Real Academia, se distribuyeron y se vendieron como si fueran reales.  

Más tarde, otra simulación de Max Aub se inició con uno de sus libros titulado “Jusep Torres Campalans”, al inventarse una biografía falsa de un pintor cubista olvidado y construirle una vida, pintar él unos cuadros con la firma del otro y llegar a exponerlos en Méjico y Nueva York con sus correspondientes catálogos. Es una de las muchas bromas literarias de Max Aub que llegó al punto de hacer que Torres  Campalans conversase ficticiamente con él, creador del personaje y autor de su ficticia biografía.

Y añade AMM en su discurso: «De aquella novela, y de un relato de otro de los grandes maestros en las sutilezas de la apariencia de las cosas, Henry James -“Los papeles de Aspern”- nació́ sin duda la idea de la primera novela que llegué a escribir»

«¿Por qué Max Aub, en la obra Jusep Torres Campalans, en vez de escribir abiertamente una novela, fingió́ escribir un ensayo de historia del arte, o un libro reportaje?»

De la misma forma, nosotros podemos preguntarnos: ¿Por qué Muñoz Molina, en vez de escribir directamente la amarga historia de Jacinto Solana, utiliza a un estudiante que pretende ser escritor para que vaya descubriendo los falsos escritos del presuntamente fallecido poeta vanguardista que éste ha ido escribiendo y con ayuda de Inés ha situado estratégicamente para que el estudiante los “descubra” ?

El autor compara este tipo de escritura con esa pintura mural del barroco que simula puertas y composiciones arquitectónicas.

Esa mezcla de historia y ficción, personajes inventados y reales, hace que, en un pasaje de Beatus Ille, JS al escribir en 1947 los hechos de 1937 pueda preguntarse por qué aquella madrugada (de 1937) no se quedó un poco más de tiempo escondido entre las columnas para ver al asesino de Mariana, por que no habló con ella o la llamó cuando pasó por su lado en camisón camino del palomar donde encontraría la muerte. La historia hubiera podido ser otra. Y esa es la potestad del creador, del autor.

Por todo esto podemos calificar a Beatus Ille de artificio donde las identidades se confunden como consecuencia de la forma de narrar y de los recursos utilizados que luego analizaremos.

Henry James – “Los papeles de Aspern”
Dice Muñoz Molina: «“Los papeles de Aspern” me parece una de las narraciones más perfectas que existen. Cuando yo terminé de escribir Beatus Ille pensé que los críticos me reprocharían la semejanza de su argumento con el de Henry James. Ni uno solo la mencionó, siendo tan evidente.»

Henry James se inventó un poeta romántico, Jaffrey Aspern y lo hizo protagonista de una historia inventada narrada en primera persona por el poeta: Un crítico literario viaja a Venecia en busca de las cartas que su admirado poeta Aspern escribió a su musa Juliana Bordereau. Para conseguirlo se hospeda en el palacio donde vive ella y su sobrina. La sobrina se enamora de él. Cuando Juliana cae gravemente enferma, al protagonista se introduce en la habitación de la anciana pero ella lo descubre, discute y queda inconsciente y poco después, muere (esto nos recuerda la muerte por impresión de Manuel, el tío de Minaya). La sobrina ofrece al crítico un trato para acceder a los documentos: que se case con ella. Él no acepta y ella destruye los papeles.

Proust: la metáfora proustiana
Dos aspectos fundamentales de la obra de Marcel Proust aparecen en la literatura de Muñoz Molina: La importancia de las metáforas, creadas como capas superpuestas de comparaciones homogéneas o símiles y la tendencia a llenar y dilatar la frase al máximo de su capacidad.
Estos rasgos aparecen tanto en las minuciosas descripciones de la realidad física: paisaje, casa, pueblo, como en la expresión de los sentimientos.

Borges: los espejos
En la casa de Manuel, los espejos aparecen como obstáculo que impiden avanzar a sus visitantes: el pequeño Minaya al verse se asusta y no continua en su recorrido por la casa y Solana adolescente queda petrificado por su imagen humilde, de “pobre” que no concuerda con la idea que tiene de sí mismo y sus expectativas: su cabeza rapada, alpargatas de cáñamo son señales de afrenta. Para defenderse imagina otro futuro de viajero rico.

2.4. TEMAS DE BEATUS ILLE
La identidad, la Guerra Civil, las relaciones entre Historia, memoria y deseo, la descripción de un mundo acabado y la Literatura son temas de esta novela.

La identidad
Está presente en varios niveles de la novela, el primero en la identificación del narrador  presentido pero oculto hasta el final, aunque dejando rastros. Hasta tal punto que, en ocasiones, llegan a confundirse las voces de Solana y de Minaya.

Otro nivel es la propia existencia del personaje Jacinto Solana que inicialmente es un fallecido escritor republicano militante del PC, desaparecido primero, se cree que fallecido después y que después de estar presente y ser autor del relato, intervenir en los personajes, está vivo y desde su lecho de muerte todavía está interviniendo y dominando a sus dos personajes principales: Inés y Minaya y dando lecciones al lector.

Después de ser tiroteado en el ataque de la Guardia Civil a La Isla de Cuba y recogido por unos vecinos, no podía ni recordar su identidad, como él mismo dice:

“Así que cuando abrí los ojos en aquella casa donde me habían curado y escondido y tardé tantas horas en recordar mi identidad y mi nombre yo ya no era nadie, yo era ese olvido y esa conciencia vacía de la primera hora de mi despertar, y ni siquiera mi cuerpo inerte y las manos que lo iban tocando bajo las sábanas me pertenecían, porque eran tan desconocidos y exteriores a mí como los hierros de la cama y las vigas del techo y ese tumulto de agua incesante que sonaba debajo del pavimento, a veces muy próximo y otras tan remoto como un recuerdo que venía aliado a la sensación del agua, de la humedad, del cieno, de alguien que se ahogaba en sus sueños”…

Por último, se produce el cambio de identidad de Solana que pasa a ser el “tío paralítico” de Inés, la hija de sus benefactores que todavía no había nacido cuando lo recogieron medio muerto.

Mágina, trasunto de Úbeda
La ciudad es un tema recurrente en varias de las obras de Antonio Muñoz Molina. El nombre ficticio de Mágina procede de la Sierra del mismo nombre y de su pico principal, el Mágina, de 2164 metros de altura. A ella dedica bellísimos párrafos:

«Luces de Mágina en la oscuridad, sobre la niebla, reflejándose en ella como en el agua de una bahía muy lejana. Brillo incierto y líquido, velas encendidas en las capillas últimas de las iglesias. Todo parece dormir, pero nada duerme, ni nadie. Luces de Mágina sobre una gran llanura de insomnio-»

Mágina, trasunto de Úbeda, la ciudad natal de Muñoz Molina y su locusamoenus particular, en la novela está vista como un lugar idílico, lugar de la infancia de los personajes de Jacinto Solana y Minaya.

- La casa. Vemos que el narrador da una dimensión mayor a la casa de la que puede apreciar Minaya, al compararla con una la visión histórica, con la memoria, de todos los hombres que la miraron y vivieron en ella desde mucho antes de que naciera él. Con esto está elevando LA CASA a la categoría de tropo o símbolo interno y externo es decir, representación por antonomasia de la ciudad y de la memoria de los que por allí han pasado.

«Mira la casa y siente tras de sí otras miradas que van a confluir en ella para dilatar su imagen agregándole la distancia de todos los años transcurridos desde que la levantaron, y ya no sabe si es él mismo quien la está recordando o si ante sus ojos se alza la sedimentada memoria de todos los hombres que la miraron y vivieron en ella desde mucho antes de que naciera él.»

La casa de su tío Manuel, ejerce gran atracción sobre Minaya niño y continúa siendo una referencia de mayor. Siempre adorada e inalcanzable pues pese a ser la casa familiar, a causa de que la abuela de Minaya fue desheredada por su padre:
Fachada blanca, balcones cerrados, llamadores de manos de bronce, ventanas redondas en el último piso.

- El cortijo La Isla de Cuba. Es el locusamoenus particular de Manuel y de Jacinto Solana y objeto de brillantes metáforas:

«La Isla de Cuba emergía al amanecer como una isla en la niebla, que aún yacía en largos jirones entre los almendros y se desprendía muy lentamente de los tejados bajos de la casa, como las últimas aguas de una cautelosa inundación en retirada cuya crecida no hubiera advertido nadie.»

- La vista de Mágina en lo alto, desde La Isla de Cuba, la huerta o cualquier punto del valle de la ribera del Guadalquivir. A todas dedica el autor brillantes párrafos de prosa poética:

«Desleídos azules, amarillos, rosas, como en los últimos bocetos de Orlando, aquellas acuarelas de Mágina vista desde el sur, desde la explanada de “La Isla de Cuba”, en las que la sensación de lejanía –un largo perfil de tejados y torres y casas blancas tendido sobre la cima del cerro hacia el que ascienden las hiladas grises de los olivos y el verde pálido de los trigales – era también el indicio de su distancia en el tiempo.» 

«Magina en la lejanía, el verde pálido o gris de los olivares y el río y las colinas y barrancos lunares que prolongaban el mundo hacia el sur, hacia la sierra azul que yo no he pisado nunca.»

«Era otra luz la suya, dorada, fría y azul, tendiéndose desde los terraplenes de la muralla en un descenso ondulado de huertas y curvadas acequias y pequeñas casas blancas entre los granados, dilatándose en el sur hacia los olivares sin fin y la vega azulada o violeta del Guadalquivir, y ese paisaje era el mismo que luego reconocería en los manuscritos de Jacinto Solana, plano como el mundo de las cartografías antiguas y limitado por el perfil de la tierra tras la que era imposible que existiera nada. ..  calles de Magina que parecía que fuesen a terminar ante el mar y terraplenes como balcones acantilados o altos miradores marítimos desde donde se asomaba a toda la claridad del mundo no violado sino por la codicia de sus pupilas y las fábulas de su imaginación.»

Los mundos acabados
La vida que llevan personajes como Jacinto Solana, su padre, Minaya cuando era niño y sus padres corresponde a un mundo ya acabado a finales de los años sesenta cuando Minaya llega a Mágina y más cuando Muñoz Molina escribe la obra en 1986.

-      Se refleja el amor a esa vida tranquila y en la naturaleza y el trabajo del campo, si bien idealizada al echar la vista al pasado pero sin obviar su dureza.

-      El hecho de que Justo Solana quisiera que su hijo le ayudase en el campo y dejase de estudiar, era lo normal en aquellos años y el propio Muñoz Molina lo vivió. Hubo un profesor también que habló con su padre que era agricultor y vendía sus productos en el mercado, para que lo dejara estudiar.

-      La amargura se palpa en Jacinto Solana cuando su padre quiere quitarlo del colegio para que vaya a trabajar. Pero esa amargura se olvida en el futuro cuando se ha conseguido el objetivo como en el caso de Muñoz Molina, no tanto en el de Jacinto Solana. Y a pesar de esto, el mismo JS al final de sus días, se reconcilia con su lugar de origen.

Jacinto Solana rememorando el mundo de la infancia y la huerta de su padre, entona la alabanza y añoranza de ese espacio de felicidad:

“Desde la ventana de su habitación Jacinto Solana buscaba entonces en la lejanía la huerta de su padre, la mancha blanca y mínima de la casa junto a la alberca y el álamo, pero no podía distinguirla en la espesura unánime que se dilata y desciende entre las estribaciones de la muralla y las primeras líneas de olivos como un oasis que circundada a la ciudad , y poco a poco aquella claudicación de su mirada adquirió para el una tonalidad de alivio que también aludía a su memoria, como si la distancia que no podían descifrar sus ojos  se estableciera igual entre su conciencia presente y la costumbre fatigada y culpable de los recuerdos”.

Metaliteratura
-       Anotaciones del cuaderno azul: Manuel entra en el dormitorio nupcial con el cadáver de Mariana y lo tiende sobre la cama deshecha. Minaya que imaginaba aquella escena como un recuerdo propio, la encontró abruptamente convertida en una cuestión de estilo :  encontró unas anotaciones, instrucciones del autor para corregir el manuscrito, en un pasaje que Minaya no pudo encontrar: “corregir la caída del camisón de modo que no descubra los muslos, solo las rodillas, muy delgadas, sucias de estiércol. Prohibida la palabra “exangüe” “.

-       Cuando Minaya encuentra unas cuartillas anudadas manuscritas de JS con el título de Beatus Ille, dice:

Era una especie de diario escrito entre febrero y abril de 1947 rememorando cosas anteriores. A veces Solana escribía en primera persona y otras veces usaba la tercera persona “como si quisiera ocultar la voz que lo contaba y lo adivinaba todo para dar así a la narración el tono de una crónica impasible.
Es una declaración de estilo del autor, reflejo de lo que es su obra.

2.5. ESTILO EN BEATUS ILLE
La obra se enmarca en lo que se podría denominar realismo literario o ficción de la realidad porque trasciende los límites del realismo ya que se nos presenta un espacio donde un personaje, Minaya, contribuye al proceso de escritura a medida de su memoria y deseo, a partir de los “manuscritos encontrados” del que es autor su “hacedor”, Jacinto Solana que para elaborarlos ha utilizado la información de su “criatura” (Minaya) a través de la intervención de Inés que alimenta de materia prima a los dos narradores en un doble sentido, pasa información de Minaya a Solana y traslada los escritos de éste a Minaya situándolos estratégicamente para que los “encuentre”. Se conforma así un triángulo literario, además de amoroso.

Por este motivo, aunque el ideal de Muñoz Molina es la claridad, al existir esa interconexión de voces narrativas en esta obra, las dudas sobre la identidad pueden desconcertar al lector y la información que le llega poco a poco es densa, volviendo continuamente sobre lo dicho en un estilo envolvente y circular y el lenguaje muy elaborado con influencias de Proust, Borges y Cervantes.

Las largas descripciones tienen dos objetivos principalmente, la descripción de Mágina, sus calles y alrededores, la naturaleza, la huerta, el cortijo, la orilla del Guadalquivir, Mágina en lo alto y el estado de incertidumbre de sus personajes.

Estilo cinematográfico
Algunas narraciones contienen acotaciones que parecen preparadas para un rodaje cinematográfico. Narra de tal forma, que asistimos a un travelling, con la música de fondo que se necesita:

 «a cada instante la música venía desde más lejos y se borraba a veces del todo tras la voz tan próxima y murmurada de Mariana y mirar hacia el comedor mientras me hablaba ella era como pasar de noche junto a la ventana de una casa donde los postigos abiertos revelan una cena familiar sorprendida y remota.»

Y de la misma forma aparecen rasgos de suspense donde vemos a los personajes “solos ante el peligro”:

«Como si nunca dejara de esperar a alguien, miraba el puente sobre el río y la vereda que terminaba ante la casa, y sentado junto al fuego se quedaba fijo en el resplandor de las llamas sin atender a Frasco, buscando acaso tras el crepitar de la leña un indicio de que al fin llegaban los pasos de sus perseguidores, calculando el tiempo aún no gastado de la tregua, las páginas en blanco que aún le faltaban por escribir.»

El suspense está presente en la narración cuando ya desde el principio se hace referencia a un crimen cometido el 21 de mayo de 1937. Las pesquisas de Minaya se centran en paralelo sobre Jacinto Solana su personaje objeto de estudio y las circunstancias familiares y sociales que envolvieron la muerte de Mariana, la esposa de su tío Manuel, como consecuencia de una bala perdida.

Elementos que crean un ambiente detectivesco, donde la muerte de Manuel contribuye a desvelar la intervención de su madre, que guardaba y mostraba reproches hacia su nuera y su historia amorosa amorosa con Jacinto Solana.


3. EL INCIPIT

La complejidad de la narración aparece ya en el arranque:

«Ha cerrado muy despacio la puerta y ha salido con el sigilo de quien a medianoche deja un enfermo que acaba de dormirse (narrador en 3ª persona,  ¿omnisciente?, ¿externo?). He escuchado sus pasos lentos por el pasillo, (narrador interno en 1ª persona, es un personaje) temiendo o deseando que regresara en el último instante para dejar la maleta al pie de la cama y  sentarse en ella con un gesto de rendición o fatiga, como si ya volviera del viaje que nunca hasta esta noche ha podido emprender.»

«Al cerrarse la puerta la habitación ha quedado en sombras, y ahora sólo me alumbra el hilo de luz que viene del corredor y se desliza afiladamente hasta los pies de la cama, pero en la ventana hay una noche azul oscura y por sus postigos abiertos viene un aire de noche próxima al verano y cruzada desde muy lejos por las sirenas de los expresos que avanzan bajo la luna por el valle lívido del Guadalquivir y suben las laderas de Mágina camino de la estación donde él, Minaya, la está esperando ahora mismo (el narrador habla de un personaje Minaya y de otro femenino) sin atreverse siquiera a desear que Inés, delgada y sola, con su breve falda rosa y su pelo recogido en una cola de caballo, vaya a surgir en una esquina del andén (parece que la que ha cerrado la puerta, es Inés). Está solo, sentado en un banco, fumando tal vez mientras mira las luces rojas y las vías y los vagones detenidos en el límite de la estación y de la noche (Minaya). Ahora, cuando se ha cerrado la puerta, puedo, si quiero (narrador en 1ª p) imaginarlo todo para mí solo, es decir, para nadie, puedo hundir la cara bajo el embozo que Inés alisó con tan secreta ternura antes de marcharse y así, emboscado en la sombra y en el calor de mi cuerpo bajo las sábanas, puedo imaginar o contar lo que ha sucedido y aun dirigir sus pasos, los de Inés y los suyos, (de Minaya) camino del encuentro y del reconocimiento en el andén vacío, como si en ese instante los inventara y dibujara su presencia, su deseo y su culpa.»

Hasta aquí tenemos una voz, un narrador que parece que lo sabe todo y lo que no sabe puede imaginarlo, contarlo y dirigir los pasos de los personajes como si los inventara y dibujara. Es decir, un narrador omnisciente que parece, el DIOS, de los personajes y de todos los sucesos que les ocurran y podría ser el autor del resto de la historia.

«Cerró la puerta y no se volvió para mirarme porque yo se lo había prohibido (confirmamos que el narrador es un personaje con poder), sólo vi por última vez su delicado cuello blanco y el inicio del pelo y luego oí sus pasos que se amortiguaban al alejarse hacia el final del pasillo, donde se detuvieron. Tal vez dejó (3ªp, ella, la misma de antes, Inés)  en el suelo la maleta y se volvió hacia la puerta que acababa de cerrar, y yo entonces temí y probablemente deseé que no siguiera avanzando, pero en seguida sonaron otra vez los pasos, más lejos, muy hondos ya, en la escalera, y sé que cuando llegó al patio se detuvo de nuevo y alzó los ojos hacia la ventana, pero no quise asomarme, porque ya no era necesario. Basta mi conciencia y la soledad y las palabras que pronuncio en voz baja para guiarla camino de la calle y de la estación donde él no sabe no seguir esperándola» (¿por qué no sabe? O bien es un deseo más fuerte que él, porque está enamorado o porque el HACEDOR así lo ha decidido).»

EL NARRADOR TIENE PODER SOBRE TODOS Y VA A HACER LO QUE QUIERA CON ELLOS, INCLUIDO MINAYA. ESTO HABRÁ QUE RECORDARLO MÁS ADELANTE CUANDO MINAYA QUIERA CONVERTIRSE EN NARRADOR.

El final
Que el narrador es el gran HACEDOR, se demuestra también cuando se cierra el círculo de la novela (en el capítulo 5, página 56, con una “pequeña anticipación” sobre el final) y Solana narra los pensamientos de Minaya en la estación, tras la muerte de Manuel:

«Tal vez ahora en la estación, cuando recuerda y niega y quiere embridarse la voluntad y el deseo para que sólo le ofrezcan ante sí el necesario futuro de la deserción, la partida y el tren y los ojos vengativamente cerrados, querrá percibir la duración del tiempo que ha pasado en Mágina y el orden en que sucedieron las cosas y descubrirá que no sabe o no puede… han pasado dos meses y treinta años y dos vidas enteras sin que él pueda asignarles vínculos de sucesión o causa. No recuerda cuándo deseó a Inés por primera vez, cuándo lo atrapó la biografía de Jacinto Solana y descubrió sus manuscritos y cuándo fue a la Isla de Cuba o rebuscaba en habitaciones con miedo de que lo descubrieran.» (Minaya es una marioneta).

Redactar estas primera páginas, requiere gran maestría y planificación exhaustiva de toda la obra y su escritura previa. Estamos ante un gran autor.


4. MULTIPLICIDAD DE NARRADORES

En esas dos primeras páginas enigmáticas, intuimos un narrador omnisciente y hacedor que nos va contando la historia de Minaya, de la casa, describiendo parajes de la ciudad y alrededores. Parece un narrador omnisciente pero poco a poco descubrimos detalles que nos extrañan:

- Aparece Inés como informadora, en la narración con expresiones entre guiones como “—le contó Inés—“ “—le dijo Minaya—“, sobre todo “—dijo Inés—”.

- Sabemos que Inés se ha hecho inseparable de Minaya y revisa sus cosas para enterarse de todo lo que hace.

«Eso fue lo primero que debió advertir cuando llegó a la ciudad (Solana) después de diez años”, piensa Minaya en la plaza, escribe luego, esa noche, en el cuaderno de notas que Inés puntualmente abre y examina cada mañana..»

- Empezamos a pensar que el narrador es Solana en párrafos como los siguientes:

 «Luego ocurrieron cosas que ya he renunciado a ordenar o explicar, he recordado y he escrito, he roto hojas de papel donde sólo había trazado el nombre de Mariana. He intentado que hubiera un orden necesario, en la celda ha tratado de recordar el menor suceso no olvidar nada, he vuelto a mirar los ojos de Mariana.
Salgo a la explanada del cortijo y la luna es la misma luna que aquella noche.»

- Otras veces dudamos ¿es JS o Minaya quien habla? Porque en un mismo pasaje se intercalan discursos de ambos. Cuando Minaya en 1969 va a dar una vuelta por el barrio donde vivía Solana, intercala un pensamiento del poeta en 1947 y sin solución de continuidad, la frase que le dice un vecino del barrio a Minaya cuando le pregunta si se acuerda de Jacinto Solana:

«mientras caminaba hacia la casa reconociendo hasta las irregularidades del suelo, pensó que toda su vida había sido una larga equivocación, y que no debiera haber abandonado nunca el espacio de esa serena luz que ahora lo recibía como a un extranjero.» «Cómo no me voy a acordar de él, si nos criamos juntos —dice el hombre a Minaya.»

Solamente Solana en 1947 puede reconocer las irregularidades del suelo y pensar en su larga equivocación, pero Minaya es el que va dando el paseo y le pregunta a un vecino por Jacinto Solana.

- La fusión de las dos narraciones está patente en este párrafo, mezcla de memoria y deseo:

«Disuelta en la ciudad, contenida en ella como un delgado caudal que transcurría invisible y casi nunca llegaba a rozar del todo su conciencia, estaba la vida primera de Minaya, pero había una zona de bruma más allá de los territorios finales de su memoria que sin solución de continuidad se iba confundiendo con la de Jacinto Solana». «Lo sentía en la casa, igual que llegó a sentir la cercanía de Inés.»

- Otra importante confusión se produce cuando (en el capítulo 2) el narrador Solana se atreve a introducir su pensamiento en el relato que hace de lo que le ha contado Inés a la que, a su vez, le había contado Minaya sobre el estudiante que en Madrid le dio a conocer la existencia de Jacinto Solana.

«Se llamaba, se llama José Manuel Luque que, le contó a Inés, y no sé si imaginarlo sin riesgo de anacronismo, exaltado, supongo, adicto a las conversaciones clandestinas, ignorando el desaliento y la duda, con papeles prohibidos en la carpeta, resuelto a que el destino cumpla lo que ellos afirman, con barba, dijo Minaya, con rudas botas proletarias.»

Sólo Solana puede decir «no sé si imaginarlo sin riesgo de anacronismo» porque está atribuyendo al estudiante del 68 su propia exaltación en 1937 (ignorando el desaliento, etc.) y la aportación de Minaya, según Inés, debió de ser sólo el nombre del estudiante y si acaso su aspecto “con barba” y/o “con rudas botas proletarias”.

- El autor ya nos ha dado pistas sobre la pretendida ocultación de un narrador, cuando Minaya encuentra unas cuartillas anudadas manuscritas de JS con el título de Betus Ille y dice en el siguiente párrafo que es también una declaración de estilo del autor, reflejo de la concepción de su obra:

«Era una especie de diario escrito entre febrero y abril de 1947 rememorando cosas anteriores. A veces Solana escribía en primera persona y otras veces usaba la tercera persona “como si quisiera ocultar la voz que lo contaba y lo adivinaba todo para dar así a la narración el tono de una crónica impasible.»

-       Un narrador imagina cómo lo contará el otro: Utrera -el escultor amigo de Manuel que vive en la casa- le ha contado un secreto a Minaya y le pide que no lo diga. Éste se lo promete pero miente:

«imaginando de antemano el modo en que contará estas cosas a  Inés y las palabras que hubiera usado Solana en los manuscritos para describir la conversación y la escena.»

Cuando descubrimos que Jacinto Solana vive, y es el autor del cuaderno azul en que habla de sí mismo  y es el verdadero narrador que ha escrito un relato en 1969 simulando que lo había escrito en 1947, tenemos que considerar a Jacinto Solana como narrador de la obra Beatus Ille escrita por Antonio Muñoz Molina en 1986.

MINAYA HABLA POR SOLANA Y SOLANA POR MINAYA

- Minaya narra por Solana cuando, al volver de visitar por fuera la casa donde nació Solana, se pierde:

«Pensaba que nunca llegaría al palacio blanco en la plaza de San Pedro mientras caminaba por la calle de la Luna y el Sol recordando otros amaneceres en que los cascos de la yegua sonaban en el silencio para invitarlo al galope y a la imaginación…»

Era Solana quien galopaba sobre su yegua nada más traspasar la puerta de la muralla.

- Solana narra por Minaya en el momento en que va a detenerse la acción en la estación:

«querrá percibir … el orden en que sucedieron las cosas y descubrirá que no sabe o no puede, … han pasado dos meses y treinta años y dos vidas enteras sin que él pueda asignarles vínculos de sucesión o causa. No recuerda cuándo deseó a Inés por primera vez, cuándo lo atrapó la biografía de Jacinto Solana …»

Conclusión:  duelo de identidades, maestría de autor
¿Quién es el narrador de la obra Beatus Ille escrita por Muñoz Molina en 1986?. Solana es el gran hacedor, Minaya su marioneta. Minaya intenta también escribir su obra completando los escritos de Solana y éste se introduce en sus narraciones apostillándolas cuando le parece. Duelo de identidades, juegos del autor con el lector. El resultado es la incertidumbre, el incremento del interés, esa atmósfera envolvente.

El juego de personajes y narraciones, el mérito de los discursos, sea Solana o Minaya quien hable, igualmente intimistas y poéticos, no es más que el reflejo de la MAESTRÍA DE SU AUTOR, Antonio Muñoz Molina.

5. ESTRUCTURA

Como hemos visto, la estructura es circular pero cuando leemos la página 56 donde Solana habla de Minaya en la estación, todavía no lo sabemos.

Finalizada la lectura de la obra ya vemos que la obra es circular y tiene su punto de encuentro en la estación de tren de la ciudad de Mágina, en 1969. Los hechos no se narran en orden cronológico. Hay un hilo conductor enrevesado con saltos al pasado cercano o no tanto, de la forma en que lo ha dispuesto el autor remontándose a la época previa a la Guerra Civil (1933), durante la misma (1936-39) y en la postguerra en el año 1947.

La acción avanza poco a poco, los sucesos son relatados de diversa forma por los diferentes personajes, al principio de forma ligera y luego profundizando más de una forma envolvente y el lector obtiene información poco a poco conforme avanzando en la lectura de la obra.

6. EL TIEMPO

Una de las materias primas del autor es el tiempo.  Con él puede jugar, dilatarlo por medio de retrospecciones o analepsis, apresurar con anticipaciones o prolepsis, hacerlo durar por medio de suspensiones, repeticiones, etc. En la novela a veces se detiene, otras se superponen presente y pasado desde la memoria. El autor crea una auténtica maraña que envuelve al lector.

Por ejemplo, en esta presentación de presente y pasado sin solución de continuidad:
- «Calculo que tendrá ya casi 90 años pero dice Inés que no hay en sus pupilas ni un solo signo de decrepitud. Lleva un peinado … a la moda de 1930. Esta tarde por primera vez en 22 años ha salido de sus habitaciones y de casa para asistir al entierro de su hijo»  (abril de 1969)
- «La cena, señora —dijo Inés»
- «Ha venido ya el hijo de mi sobrino, Minaya?» (febrero 1969)

Hay una negación o supresión del tiempo porque se narran como simultáneos hechos que han transcurrido en diferentes momentos.

Tenemos dificultad para saber cuál es el principio y el final de la obra desde el punto de vista cronológico. Hemos dicho que comienza y fiinaliza en la estación de Mágina, pero hay otros hechos recientes y anteriores: Minaya sale de los calabozos de la Dirección General de Seguridad y está en el bar de la Facultad donde José María Luque le habla de Jacinto Solana, aunque estos hechos son narrados por Inés en el capítulo 2. Hechos anteriores sobre todo de la época de la Guerra Civil, forman parte ineludible de la trama pero son claramente rememorados. Pero ¿qué no es rememorado en esta obra?

7. LENGUAJE

En la obra predomina la narración de los sentimientos de los personajes, su incertidumbre y la descripción del paisaje contemplado desde la lejanía, la ventana o el recuerdo y abundando los detalles de la luz, los colores, los cristales, la niebla y otros elementos propios de la recreación o de la impresión pictórica.

De entre los recursos, destaca por su profusión el uso de comparaciones.

LAS COMPARACIONES
La comparación es una relación de semejanza entre el término expresado y aquél con el que deseamos compararlo, destacando el parecido o lo que tienen en común.

Esta relación se sustenta por medio de los siguientes términos, entre otros:
“Como”, “como si”, “como si no”, “así como”, “tal como”, “tan... como”, “parecer, parecerse, parecido a”, “de la misma manera que”.

Las comparaciones producían “efecto de brillantez” según Aristóteles. Homero las utilizó con profusión y Virgilio y Dante con gran precisión comparando a veces un término con una acción extensa. 

Muñoz Molina, como hemos comentado, utiliza las llamadas metáforas proustianas, o comparaciones superpuestas en capas. Veamos algunos ejemplos en diversa índole y sobre diferentes temas:

«Minaya subía deslizando su mano por la madera barnizada y curva de la baranda, como guiado por una cinta de seda que se disolvía en la música y trazaba en los recodos del laberinto demoradas curvas art nouveau”.  Cerraba los ojos y se dejaba llevar.»

«A Frasco aquella inexplicada y súbita irrupción de la muerte, que venía como un golpe de viento invernal para cobrar su fruto…., le pareció la confirmación de un destino de luto iniciado ocho años atrás, cuando una patrulla de falangistas llegó a la plaza de San Lorenzo para llevarse a Justo Solana.»

«La risa de doña Elvira, le explicó luego a Inés, una carcajada corta y fría rompiéndose como una copa de vidrio y brillando por un instante en aquellos ojos que ignoraban la complacencia y la ternura, abiertos e inflexibles y duramente afilados por la lucidez del desprecio y la cercanía de la muerte.»

Sobre el paisaje:

«La Isla de Cuba emergía al amanecer como una isla en la niebla, que aún yacía en largos jirones entre los almendros y se desprendía muy lentamente de los tejados bajos de la casa, como las últimas aguas de una cautelosa inundación en retirada cuya crecida no hubiera advertido nadie.»

Sobre el propio hecho de escribir

«Al final el hombre a quien Minaya había perseguido y edificado hasta otorgarle un destino tan firme con las fechas de nacimiento y muerte que delimitaban su biografía, se escapaba de golpe y no dejaba tras de sí más que algunas notas triviales y el recuerdo de una tranquila indolencia, como un libro en cuyo mejor capítulo el impresor dejó por descuido algunas paginas en blanco.»

 «No me queda sino el fatigado privilegio de enumerar y escribir, de calcular el instante justo en que no hice lo que debí o pude hacer o el modo en que un gesto o una palabra mía hubieran modificado el transcurso del tiempo como las tachaduras o los pormenores añadidos a mi manuscrito modifican la historia que yo imagino y recuerdo tan despojado de todo propósito de sobrevivir por ella en la memoria de nadie como un escriba egipcio que culminara las figuras y signos de un papiro fúnebre para entregarlas a un cofre hermético y a la oscuridad de una tumba-»

«Era como el título de un libro en blanco, destinado a no escribirse nunca . Empezó luego a anotar fechas y nombres como si trazara el borrador de una biografía futura que postergara siempre su desidia.»

 «Yo imagino que aquel libro era como un vampiro que lo despojaba del uso de la palabra y de los recuerdos a medida que escribía. Le entregaba la vida exactamente como quien da su sangre en un hospital o se consagra al opio.»

Sobre el amor, los celos, el erotismo:

 «Había aparecido ante mí en el estudio de Orlando desnuda con las piernas cruzadas y una paciente sonrisa de modelo, como si estuviera en un café, inocente e impúdica, deslumbrando para siempre la médula más honda y ciega de mi deseo»

«Como la delicada huella del roce de una hoja que perteneció a un árbol extinguido en otra edad del mundo y sobrevive para siempre trasmutada en fósil, o las nervaduras de una concha fijadas en la roca que está muy lejos del mar con una precisión más inalterable que la de las efigies de las monedas antiguas, así el instante en que encontraron mis ojos la mirada de Mariana, después de todo un día en que nos eludimos como dos cómplices que no quieren ser vinculados a un crimen, perduró gracias al azar y al fogonazo del magnesio más firme que la memoria y tan indudable como el perfil o la leve túnica de bronce de la Diana cazadora que estuvo siempre sobre el aparador del gabinete.»

Solana inmisericorde consigo mismo

«Como la sangre en las sienes, como la carcoma en los anaqueles más inaccesibles de la biblioteca, como una araña que teje invisiblemente los hilos de su celada bajo la trampilla de un sótano: estaba allí, en la casa, en la habitación de las ventanas circulares, y algunas veces salía a la calle o deambulaba a las tres de la madrugada por el corredor de la galería …»

VALORACIÓN FINAL
Extraordinaria primera obra donde AMM muestra ya su maestría que humildemente atribuye a los escritores a los que leyó y que adoptó como sus maestros, formando parte de su canon literario.

Es ambiciosa, de estructura compleja, destacando la originalidad en la narración con un narrador principal y otro secundario que se interfieren con frecuencia y la utilización del tiempo como materia prima.  

Experto en la evocación del pasado a pesar de ser novicio. Construye de manera magistral la memoria, los recuerdos y el deseo. Detallista en la narración y puntilloso en los indicios.

Lenguaje poético, cargado de oraciones subordinadas encadenadas y párrafos de larguísima duración, metáforas proustianas basadas en las comparaciones, apurándolas hasta el límite.

Como dice el narrador ficticio Jacinto Solana, «No importa que una historia sea verdad o mentira sino que esté bien contada». Asume de esta manera el canon que el autor Muñoz Molina aprendió del maestro de la historia fingida, Max Aub.


SOBRE ANTONIO MUÑOZ MOLINA

VIDA Y OBRA
Nació en Úbeda en 1956. Estudió Historia del arte en la Universidad de Granada y Periodismo en Madrid. En los años ochenta se estableció en la capital granadina y trabajó como funcionario siendo también columnista del periódico de Granada, El Ideal. Trabajó como funcionario en el Ayuntamiento de Granada.

Años más tarde, abandonó ese trabajo para intentar vivir de la Literatura.  Se trasladó a Madrid en 1992 donde ha vivido principalmente y también en Nueva York  antes, durante y después de su cargo como Director del Instituto Cervantes entre 2004 y 2006. En la actualidad reside entre esas dos ciudades. Actualmente escribe un artículo semanal en Babelia, suplemento cultural de El País.

SEÑAS DE IDENTIDAD.
La autoexigencia. Piensa el autor que el único galardón indudable en literatura es la maestría, y ésta, cuando se alcanza, a veces sucede sin testigos, o es advertida tan tarde que al escritor le llega el reconocimiento cuando ya nada le importa o cuando está muerto.

La postura ética.  Se muestra en todos sus escritos, artículos, ensayos y se trasluce en sus obras.  Declara haber nacido deudor, de los de dar las gracias, de la cultura alternativa del agradecimiento frente a los del ajuste de cuentas. Dice  pertenecer al mundo contrario al de aquellos que parecen haber nacido para tenerlo todo y le piden cuentas al mundo si no lo tienen.

Amor por la Literatura. Manifiesta sentirse recompensado por escribir, publicar y que lo lean y también lo estaría aunque no lo leyeran e incluso por el sólo hecho de leer.
En cuanto a su concepción de la Literatura, la ve como un lugar donde se quiebran las leyes del tiempo.

La humildad. Es uno de los rasgos de su carácter, reflexiona sobre el azar y piensa que tuvo suerte cuando Pere Gimferrer fue a Granada y un amigo le dio a leer algunos textos suyos, le gustaron y quiso publicar su primera obra que estaba escribiendo entonces, Beatus Ille.  Piensa que no cabe envanecerse por un trabajo que se ha hecho con gusto. Se declara deudor de los escritores de los que se nutre.

Ideología: Se declara socialdemócrata, progresista y feminista; cree en la igualdad y piensa que los derechos sin responsabilidad son privilegios.


OBRAS
- El Robinson urbano, 1984
Recopilación de artículos de prensa en El Ideal de Granada. 1984

- Beatus Ille, 1986.
Fue una revelación, considerado a partir de esa obra uno de los mejores narradores españoles.

- El Invierno en Lisboa, 1987.
Premio de la Crítica y Premio Nacional de Literatura 1988.
Es una historia amor, de intriga y mucho jazz, homenaje al cine negro americano. El narrador conoce a Santiago Biralbo músico de jazz en un club de San Sebastián donde toca el piano. Años más tarde se reencuentran en Madrid y Biralbo le cuenta a su amigo su historia de pasión con Lucrecia, casada con un exportador ilegal de cuadros y antigüedades. Su relación con Lucrecia hace vivir al músico una trama de novela policíaca que lo lleva a sufrir una persecución en Lisboa. Trama de novela policíaca.
Fue llevada al cine con la intervención del trompetista Dizzy Gillespie.

- Beltenebros, 1989
Novela de amor intriga y bajos fondos con incursión en la política, llevada al cine por Pilar Miró en 1991, que dio a conocer al autor al gran público.
Un antiguo capitán del ejército republicano exiliado en Inglaterra, regresa a Madrid para ejecutar a un supuesto traidor a quien no conoce. Emprende la búsqueda de su víctima por los círculos de la clandestinidad en la que aparece una cabaretera que trata de desviarlo, el amor, el odio, el pasado y el presente, la realidad y la ficción.

- El jinete polaco, 1991
Manuel que había salido de su ciudad para conocer mundo, conoce a Nadia que tiene también raíces en Mágina. Esto alimenta sus recuerdos y produce una evocación de hechos sucedidos allí años atrás: su bisabuelo que vivió en Cuba y terminó en un campo de concentración, sus padres campesinos y otros habitantes como el comandante que reprimió la sublevación y el anciano médico que había descubierto la momia de una joven mujer.

- Ardor guerrero, 1995
Obra de carácter autobiográfico. En los años ochenta el joven Muñoz Molina realiza el servicio militar obligatorio en el País Vasco, donde fue despojado de su pelo y de su identidad y pasó a ser un J-54 cualquiera en un entorno marcado por un patriotismo que veía con desapego y una intolerancia en la que no encajaba.

- Plenilunio 1997
Obra de género policiaco donde la historia del crimen es el punto de partida para acercarse a la historia de España, los vicios de la sociedad y las obsesiones de los hombres.
Un inspector de policía es trasladado a una población del Sur de España donde transcurrió su infancia. Allí tiene que enfrentarse a un asesino psicópata que comete crímenes de niñas y adolescentes en las noches de luna llena.

- Sefarad. Una novela de novelas. 2001
El subtítulo es apropiado porque es una sucesión de dieciséis relatos de personas anónimas o conocidas victimas de la violencia, el fanatismo y la crueldad humana. El autor rastrea el origen del horror y su repercusión en las personas, grupos o etnias, en sus tierras y en su persecución.
Compendio de la crueldad del siglo XX que fue cruel e inhumano a pesar de la denuncia de muchas voces como ésta que se hicieron eco del horror.
Premio Jerusalem (otorgado también en su día a Jorge Semprún por su obra “La escritura o la vida” ).

- Ventanas de Manhattan 2004
De carácter autobiográfico, es fruto de sus constantes paseos urbanos de caminante impertérrito en actitud de voyeur, de mirón confeso, recorre las calles de Nueva York y establece un rico juego de miradas, hacia el exterior y hacia adentro. Constata  la compleja realidad de Manhattan, se fija en el elemento humano, en los contrastes de una sociedad que es un gran sumidero de desconocidos, desamparados, solitarios y enfermos”. Viajar le sirve para aprender del país del que se ha marchado.

- El viento de la luna 2006
Es de carácter autobiográfico correspondiente a la época de su adolescencia, sus crisis y descubrimientos, el alejamiento de la vida familiar y formación de sus señas de identidad.  El autor vuelve también en este caso a Mágina, trasunto de su Úbeda natal.

- La noche de los tiempos, 2009.
Las raíces de la España actual, cómo eran los españoles y su sociedad en el tiempo de la República.
Peripecias de un arquitecto en el hundimiento de la Segunda República e inicio de la guerra civil. Ignacio de origen humilde, de ideario socialista, ha ascendido socialmente. Su matrimonio va a la deriva y siente pasión por una chica americana.

- Como la sombra que se va, 2014
Combina un ejercicio de introspección, donde aparece el remordimiento, una narración de tintes policiacos y una historia de amor y familia.
En 2012 el autor está en Lisboa con su hijo que vive en esa capital y cumple 26 años. Recuerda las noches de insomnio que pasó estando solo en esa ciudad en enero de 1987 cuando el niño tenía un mes. Sobreponiéndose a la mala conciencia de dejar a la familia, buscaba inspiración para la novela que se llamaría “El invierno en Lisboa” galardonado con el Premio de la Crítica y el Nacional de Literatura. Fue el libro que cambio la vida del autor, entonces funcionario del Ayuntamiento de Granada, entre la vocación literaria, el trabajo y la familia.

Ensayos
- Pura alegría 1998 contiene textos literarios y metaliterarios, discurso de ingreso en la RAE, conferencias, prólogos de obras (Faulkner, Onetti)

Sobre pintura (tema del que tiene conocimiento y le gusta):
- José Guerrero, el Artista que vuelve
  - El atrevimiento de mirar; 7 pintores y un fotógrafo. Sobre cuadros de La Tour, Hopper, etc.

- Todo lo que era sólido 2013
Reflexiona sobre el pasado y cómo lo que parecía encauzarse tras la llegada de la democracia, se quebró para llegar al deterioro económico social e ideológico del momento. Escribe con argumentos, razones y respeto para conocer la verdad como única posibilidad de acción para avanzar hacia el futuro. Piensa que cualquier derecho no es para siempre y puede desaparecer. “Hace (hacía) falta una serena rebelión cívica” “Hay cosas inaplazables” Una llamada para que reaccionemos y para la responsabilidad cívica que hemos de exigir a nuestros gobernantes.

- Un andar solitario entre la gente 2018.
Es un libro sobre la ciudad, sobre una forma literaria de ver la ciudad. Es un libro mental, una obra meditativa. El autor va recogiendo lo que ve, lo que oye, recortes, anuncios. Intervienen también voces de otros autores. Es un libro arriesgado.

Artículos en EL PAÍS
Publica semanalmente en el suplemento cultural Babelia del periódico El País. Suele tratar de pintura y pintores, libros y autores, relaciones sociales, y temas éticos.

Tiene un Blog personal “Escrito en un instante” (desactualizado)

PREMIOS Y HONORES
Ícaro de Literatura por Beatus Ille, 1986
De la Crítica, 1987
Nacional de Narrativa , 1987 por el Invierno en Lisboa
Planeta por El jinete polaco 1991
Nacional de narrativa por El jinete polaco,  1992
Euskadi de plata 1997
Fémina mejor obra extranjera en Francia Plenilunio
Elle
Crisol
Mariano de Cavia,
González Ruano
Prix Mediterranée Étranger 2012 – La noche de los tiempos
Jerusalén por Sefarad
Premio Príncipe de Asturias, 2013
Premio Unamuno, amigo de los protestantes

Doctor honoris causa por la Universidad Villanova, Pensilvania
Doctor honoris causa por la Universidad de Jaén
Doctor honoris causa por la Universidad Brandeis, Massachusetts

Académico de la RAE, sillón u minúscula
Académico de honor Academia de las Buenas Letras de Granada