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CARRUSEL 2023-24

sábado, 30 de octubre de 2021

Aquí no, ahora no

 Sesión virtual del Club de Lectura abierta el 30 de octubre de 2021,

por confinamiento debido al COVID-19


Obra: Aquí no, ahora no
Autor: Erri de Luca
Presenta: Lola Acosta









BIOGRAFÍA
Su nombre es la italianización del nombre de su tío Harry. Estudió en el Liceo clásico Umberto I. En 1968, a la edad de dieciocho años, se fue a Roma y se unió a Lotta Continua.

En 1976 dejó el compromiso político.

Ho fatto il mestiere più antico del mondo. Non la prostituta, ma l'equivalente maschile, l'operaio, che vende il suo corpo da forza lavoro

Ejerció para vivir muchas artes y oficios, en Italia y en el extranjero, fue trabajador cualificado, conductor de camión, trabajador de almacén, trabajador en una fábrica, albañil en Nápoles, después del terremoto, albañil en Francia, voluntario en África, en Tanzania, donde contrajo la malaria, trabajador de pista en el aeropuerto de Catania y albañil en Milán y Roma, hasta 1997. Durante la guerra en la ex Yugoslavia hizo de conductor de convoyes de ayuda humanitaria. En 1999 fue a Belgrado durante el período de los bombardeos de la OTAN.

Estudió como autodidacta diferentes idiomas, incluyendo el ruso, swahili, yiddish y hebreo antiguo, idioma del que ha traducido algunos textos de la Biblia. El propósito de lo que él llama "el servicio de traducción" no era dotar al texto bíblico en un lenguaje fácil o elegante, sino reproducir el texto en la lengua más similar y más obediente al original hebreo.

La publicación, como escritor, de su primera novela, Aquí no, ahora no, es una recreación de su infancia en Nápoles.

Traducido al francés, español, inglés y otros 30 idiomas, entre 1994 y 2014, recibió numerosos premios de: France Cultura, el Premio Laure Bataillon, el Prix Femina étranger, el Premio Petrarca en Alemania, Le Prix Europeen de la Literature en Estrasburgo, el Premio Leteo en España, el Premio Jean Monnet en Francia. Ha colaborado con artículos de opinión en varios periódicos (La Repubblica, Corriere della Sera, Il manifesto, Avvenire).

En 2003 formó parte del jurado de la 56.ª edición del Festival de cine de Cannes, presidido por el director francés Patrice Chéreau, en el que se adjudicó la Palma de oro a la mejor película a Elephant de Gus Van Sant.
El crítico literario del Corriere della Sera, Giorgio De Rienzo, en un artículo en 2009 lo llamó "escritor italiano de la década".

También escribe de montaña, de la que a menudo se define como un gran amante. Fue su padre, un alto militar del cuerpo de los Alpinos, quien le transmitió esta pasión. Es conocido en el mundo del alpinismo y de la escalada deportiva. En el 2002 fue el primer mayor de 50 años en superar un 8b, en la Cueva de la Arenauta de Gaeta (8b+).

En 2005, participó en una expedición en el Himalaya con una amiga, Nives Meroi, una experiencia narrada en el libro En el rastro de Nives. Es amigo y contemporáneo de Mauro Corona, con el que comparte la pasión por el deporte y la literatura. En 2014, fue miembro del jurado del Piolet d'or, un premio francés de montañismo.

En 2009, durante la presentación de un libro de la exbrigadista roja Barbara Balzerani, las palabras con las que define el período de los años de plomo como una "pequeña guerra civil" dieron bastante que hablar.

Se dedica a la temática social y también ha trabajado en temas de migración.

Con la periodista Chiara Sasso, Wu Ming, Ascanio Celestini, Claudio Calia, Simone Tufano y Zerocalcare, participó en la escritura del libro Enemigo público. Sobre el túnel en los medios de comunicación: una historia del No TAV, en el cual él escribió la introducción, el texto en apoyo de los derechos de los habitantes del territorio de la Val di Susa y sus instancias, que también es apoyado por el movimiento No TAV. Por algunas frases, en una entrevista en septiembre de 2013 en contra de las obras del TAV se le envió a juicio por incitación a cometer un delito.


En su folleto, una  La palabra contraria, explicó sus razones y el derecho a la libertad de expresión.

En apoyo de De Luca, fue firmado también un llamamiento de 65 personalidades del cine europeo, incluyendo a Wim Wenders, Claudio Amendola, Mathieu Amalric, Constantin Costa-Gavras y Jacques Audiard en su favor, en que también participan el presidente francés, Francois Hollande, quien defendió al escritor, recogiendo una petición firmada por Salman Rushdie y muchos otros como Fiorella Mannoia, Luca Mercalli y Alex Zanotelli. El 19 de octubre de 2015 es absuelto.

En febrero de 2017 fue el invitado al salón literario de la Universidad Luigi Bocconi de Milán, en el curso de un congreso dedicado a él que cubrió las etapas esenciales de su experiencia biográfica y bibliográfica.

Con su sobrina Aurora ha llevado al teatro una obra titulada Viaje con Aurora.

Ahora vive en la campiña romana.

En 2011, creó la Fundación Erri De Luca con fines sociales y culturales a través de las herramientas de comunicación de las diferentes disciplinas artísticas. Sus archivos culturales han sido puestos a disposición de la Fundación para la consulta, y también los del periódico Lotta Continua, que pueden consultarse a través de la web.

Erri de Luca ha sido traductor del Antiguo Testamento. Ha vertido sus experiencias en sus libros. Dice que las causas justas lo espolean como a Rocinante. Posee muchas figuritas de Don Quijote y su caballo Rocinante en su casa. Se ha construido a sí mismo como ha construido su casa en piedra de amplios ventanales abiertos a la claridad del sur y muros al norte con algunos paveses por los que se suele colar la luz. 

Cuando era albañil, si después de mi jornada de trabajo podía dedicar media hora a escribir, para mí se justificaba el día. Era tiempo salvado de la jornada, no un trabajo adjunto, sino todo lo contrario. 

De niño devoró la biblioteca de su padre, un agente comercial napolitano, hijo de norteamericana, que acumulaba literatura italiana, francesa, estadounidense y sobre todo libros de historia contemporánea en los que intentar entender su tiempo. 

De Luca tiene un profundo sentido generacional. Las guerras, revoluciones y generaciones son temas constantes en su conversación y en su obra, y si se enganchó a los libros de historia fue precisamente porque para él no se trataba de eso, sino de una educación sentimental, una transmisión de aquello que su progenitor había vivido sin comprender (Suele comentar a los periodistas que acuden a entrevistarlo en su casa).

“Mi padre se encontró inmerso en las grandes catástrofes de la primera mitad del siglo sin entender nada. Al fin y al cabo, los testigos de la historia no son espectadores invitados al espectáculo, sino gente que de repente se encuentra en medio de una gran confusión sobrellevando todo lo mejor posible. Y yo quería entenderlo”, asegura.

Y así fue cómo, leyendo historia y especialmente a George Orwell, que le marcó, cultivó los sentimientos de cólera, compasión y vergüenza que le conectaron con su militancia. 

De Luca se siente parte de la última generación revolucionaria de un siglo revolucionario que cambió la geografía del mundo, que vio el fin de imperios coloniales y la caída de grandes tiranías. Mientras la insurgencia se extendía por todos los continentes, Nosotros estábamos dentro del gran horno del mundo. Tiempos distintos de los actuales, porque esa izquierda en Italia era tan masiva desde el punto de vista poblacional y estaba tan enraizada en tantos ámbitos de la sociedad que logró grandes cosas.

“Fue el momento en que los obreros conseguimos el mayor poder, la mayor orientación de la vida social, cambiar las condiciones laborales de las fábricas… El cine se ocupaba de los obreros, la literatura también. Esas luchas han generado una energía y una conciencia tan fuertes que toda esa masa obrera llegada del sur en condiciones de opresión y miseria se unió y obtuvo resultados. Hicimos lo necesario, lo que había que hacer, y por ello fuimos la generación más encarcelada por motivos políticos de la historia de Italia.

Y de eso va, acaso, su obra y vida: del choque entre justicia y ley y preocupación social.

Por ello acudió a Bosnia a llevar ayuda humanitaria en cuanto empezó la guerra de Yugoslavia, la primera en el continente desde la mundial, y por ello este autor que tanto se ha referido al Quijote no se declara cervantino, sino rocinantino. 

“Yo soy de Rocinante, mi identificación es con Rocinante porque, como un caballo, también yo he sido cabalgado por distintas causas que me han saltado a la grupa y no he podido hacer otra cosa que galopar en esa dirección. Entiendo la fatiga de Rocinante al ser espoleado por unas razones de fuerza mayor a las que no puedes renunciar”. Y todo junto a un personaje, el Quijote, invencible no porque no le venzan, dice, sino porque nunca duda en volver a ponerse en pie para luchar. Quijote jamás será derrotado aunque le ganen y esa es la historia del siglo XX: las revoluciones han sido por necesidad, invencibles, por eso mismo.

Al fin y al cabo, él se crió en la posguerra de un Nápoles que renacía del fascismo entre cascotes y hambre, del desembarco norteamericano y de una fisura moral que tan bien reflejó en El día antes de la felicidad. Su padre había hecho la guerra con la infantería alpina y ese fervor montañero estaba servido. Para él, la montaña es un encuentro y tiene su explicación.

Cuando se adentra en la montaña, en esos confines perpetrados por la pulsión interna de la naturaleza, siente que al fin entra en un mundo sin propiedad privada, donde no hay que pedir permiso porque solo se obedece el trazo natural, donde solo queda la piedra, el reino mineral, y la civilización no ha llegado. “Es el lugar donde podemos ver cómo era el mundo antes de nosotros y cómo volverá a ser después de nosotros. Nuestra presencia es insignificante. Allí no estamos invitados, somos intrusos. Es la justa proporción entre la vida y el tiempo, entre la persona y el planeta.

Tenía 30 años cuando una Biblia llegó a sus manos y este extraño rocinante de causas perdidas, revolucionario temprano e insurgente vitalicio se hizo adicto al Antiguo Testamento. Aún era albañil y le gustó precisamente porque no era literatura. Vi que aquello no intentaba fascinar al lector, no buscaba que me identificara con un personaje, era otra historia. Así, al disponerse a salir rumbo a Tanzania, donde iba como voluntario a trabajar en materia de agua, se llevó una gramática de hebreo antiguo, la lengua que fijó por primera vez la historia del monoteísmo. No se sabe en qué lengua hablaba Dios, pero sí en qué lengua se verbalizó su historia, y me nació la curiosidad del explorador, de conocer la lengua en la que el monoteísmo logró imponerse en el Mediterráneo y cancelar a todos los dioses precedentes.

En África fue aprendiendo hebreo antiguo además de suajili, la única lengua que ha aprendido a hablar. Las demás las estudié para leer: el arameo, el yidis, el francés, el inglés… y el español para leer a Borges. 
Es el único escritor del siglo XX que es obligatorio. Los demás son optativos. 

Y, sin embargo, en absoluto es creyente. Soy leyente. Y por mucho que aquella escritura no intentara atrapar y fascinar, a él le atrapó y le fascinó ese Dios bíblico que no quería ser representado como todos los dioses griegos y mediterráneos de las religiones entonces en vigor, que tenían imágenes hasta para el dios desconocido. El Dios cristiano quería ser pensado, amado, dicho, sentido a través de la imaginación y el vocabulario. Es una divinidad que habla, que dice, y esto fue una novedad en la historia. Las palabras permitían ponerse en contacto con él y entenderlo. Y no solo comunicarse, sino también crear. Creaba a través de la palabra.

No quiere definir su estilo porque no se reconoce en ninguno y en todo caso lo identifica con la condensación que permanece cuando el agua de las olas se ha retirado, los pozos se evaporan y entre las rocas queda la sal. La escritura es lo que ha decantado el mar, lo que queda de una vida vivida, es la densidad, es la sal. Si fuera una música, dice, sería un tambor. Las sílabas caen según su propio ritmo.

De Luca es un hombre sin hijos. Pero suele meter a niños en sus libros porque —asegura— aún tienen ante su vista todas las posibilidades abiertas, como una montaña con todas las rutas disponibles. A medida que avanza la vida, como en la escalada, se reducen hasta llegar a una sola. La suya, por fortuna, le sigue llevando lejos.

AQUÍ NO, AHORA NO

De Luca pone el ejemplo de un niño que sabe perfectamente cuándo un hecho es ofensivo y, sin tener conocimiento alguno de la ley, se queja y acierta: Esto es injusto.

Una antigua fotografía de la madre evoca los recuerdos de niñez del protagonista de Aquí no, ahora no (Non ora, non qui): un lugar y una época, el Nápoles de la posguerra, de luces y sombras. En esa reconstrucción de vívidas imágenes, uno cree percibir el sol y la sal sobre la piel, a la vez que siente cómo resuena el implacable paso de un tiempo que no va a regresar.

Narrado en primera persona y dirigido principalmente a su madre (al leerlo uno tiene la sensación de estar ante un escrito eminentemente autobiográfico), en él el autor evoca recuerdos y vivencias de su niñez y primera juventud en Nápoles, la vida familiar, las estrecheces económicas, el colegio… Se trata de su primer libro, y aunque, hay opiniones al respecto que piensan que no tiene la misma calidad que otras de sus obras, ya nos encontramos con su prosa concisa y poética, característica del autor. Una novela breve pero cuya economía narrativa no le quita intensidad al relato. 

Por ello no he podido dejar de recomendar a nuestro club como uno de los escritores italianos más reconocidos de siglo XX.

Nápoles es la ciudad en torno a la que gira la infancia del protagonista. Pero es mucho más, Nápoles fue un espacio y un tiempo desafortunados, donde nadie de la familia del protagonista vuelve de visita con agrado. Un túnel de posguerra al que se retorna, gracias a unas fotografías, con un lenguaje poético.

El protagonista de este relato, establece un diálogo con su propio pasado y, sobre todo, con su madre.

Su infancia en Nápoles pasa por ser así el callejón oscuro y vergonzoso que él y su acomodada familia se vieron obligados a habitar, provisionalmente, tras la época de los bombardeos y el empobrecimiento de la guerra.

Un miserable callejón del que nadie quiere hablar, ni recordar. Ahí, en ese lugar vergonzoso, se quedará para siempre detenido el protagonista.

Esta novela es en realidad un largo poema. Algunos párrafos incluso merecen la relectura para los lectores disfruten con la recreación del lugar en Aquí no, ahora no.

El narrador cuenta su relación con ella, el choque entre los caracteres, la evolución de éstos

Cuenta cómo los cambios propios de la edad tuvieron una correspondencia en la vida de la familia, un paralelismo en los traslados de casa. Describe los sentimientos que nacían de cada situación, el cuidado con que él fue acomodándolos en su cuerpo. En definitiva, regresa al muchacho que fue con el propósito de entenderlo hasta el final utilizando los recursos del hombre adulto.

Qué pocas páginas hacen falta. De Luca nos demuestra en qué medida cualquier experiencia autobiográfica puede reducirse a lo esencial. A un puñado de palabras. A unas cuantas frases brillantes. A una mirada diferente hacia cosas que nos han ocurrido a todos. Su recuerdo es selectivo para poder ser literario. Su Yo-narrador sabe que bastan unas pocas personas, unas pocas imágenes, unos pocos lugares. Sabe que, además de a su madre, debe recuperar a Filomena, la empleada doméstica y a Massimo, el amigo que se ahogó en el mar. Es consciente de que, en la categoría de los fenómenos, debe mencionar el frío, su modo de romper los juguetes o la extrañeza que su nombre de pila causaba en los demás. Intuye que, en el orden de los escenarios, necesita el Tirreno, las calles de Nápoles y la verja que atravesaba todos los días para ir al colegio. Comprende que el lector agradece esa síntesis y esa claridad en las referencias, de manera que él, más tarde, terminado el libro, pueda reemplazarlas por las suyas.

Ah, y el potencial simbólico de su tartamudeo. Sí, porque, incluso aunque fuese algo inventado, funcionaría en el nivel de las connotaciones. En el espacio de aprendizaje que nos abre la buena literatura. Tartamudear para detener el tiempo. Para ralentizarlo. Tartamudear en los diálogos incómodos. Tartamudear ante las preguntas difíciles. Tartamudear como una forma distinta de contestar. Como una estrategia para contar. Tartamudear sólo con ciertos individuos. Seguir haciéndolo después, aunque ya se haya superado el defecto. Fingir el defecto un rato más.

Pero volviendo a la madre. A la mujer de la fotografía. A esa imagen del principio. Me gusta el modo en que la interpela el protagonista. En que intenta acceder a su misterio de persona corriente. Me gusta su deseo de conocerla. De relacionarse con ella en otras condiciones. Con la ventaja que le da el paso de los años. Con las ganas de coincidir en algo con ella. De estar de acuerdo, aunque sólo sea un instante. De llegar a algún sitio a la vez.

La considero una obra delicadísima de enorme actualidad, en cuanto a cómo tratamos la diversidad, el tartamudeo es una de las formas de ser diferente.

Interesante la frase:

Cada cual tiene una verja en alguna memoria, cada cual se ha quedado fuera de un jardín.

Y después, ante la risa de los otros ante el tartamudeo:

No es que cada error se merece un castigo, no, no es eso, pues para mí el error que se comete contiene en sí mismo una penitencia.

A cada fallo le corresponde una soledad.

El final es impresionantemente revelador:

Sólo una vez coincidieron nuestros tiempos, fue cuando nací volcado por tu bolsa. Tú me viste, yo estaba ciego. Es la hora opuesta.

Cuando leí este libro, por primera vez, en italiano, me encontré con un valioso descubrimiento. También esta vez, por mi parte, me he vuelto a reencontrar en mi idioma con un lenguaje y unas imágenes preciosas, motivo por el cual me alegro de haber recomendado su lectura.

He realizado esta redacción tomando notas de diversas entrevistas que se le han hecho al escritor en su propia casa y han quedado redactadas, así como de las notas cogidas de prólogos a libros y los datos más relevantes que aparecen en La Wikipedia, a la cual remito en orden a poder contrastar una mejor profundización en la vida del autor.

En esta reseña, explico lo que es fundamentalísimo.

Es un escritor vivo, prolífico y sencillo.

En este enlace encontramos su bibliografía:


La obra de Erri de Luca es extensísima. Me conformo con este título para darlo a conocer.

Espero que os haya gustado el libro.






viernes, 1 de octubre de 2021

La conjura contra América

 Sesión virtual del Club de Lectura abierta el 1 de octubre de 2021,

por confinamiento debido al COVID-19


Obra: La conjura contra América
Autor: Philip Roth
Presenta: Manolo Mellado



Roth nació en Newark en el año 1933, en una familia judía estadounidense recién emigrada de la Galitzia ucrano-polaca. En la Universidad de Bucknell obtuvo el B.A. en Inglés. Comenzó el doctorado en Filosofía, que nunca terminó y un posgrado en la Universidad de Chicago, obteniendo una maestría en literatura inglesa para trabajar brevemente como instructor en el programa de escritura de la universidad. Roth enseñó escritura creativa en la Universidad de Iowa y en Princeton. ejerciendo como profesor de literatura comparada en la Universidad de Pennsylvania, hasta que se retiró definitivamente de la docencia en 1992.

Durante su estancia en Chicago conoció al novelista Saul Bellow y a Margaret Martinson, quien se convertiría en su primera esposa. Aunque se separaron en 1963, y ella falleció en un accidente automovilístico en 1968, su matrimonio disfuncional dejó una marca indeleble en su escritura. Más específicamente, Martinson es la inspiración para el personaje femenino en varias de sus novelas, incluyendo a Maureen Tarnopol en Mi vida como hombre, y, muy probablemente, Mary Jane Reed (o La Changa) en El mal de Portnoy.

Una vez finalizados sus estudios estuvo dos años en el ejército y escribió cuentos y críticas para varias revistas, incluyendo reseñas cinematográficas para The New Republic. Su primer libro, Goodbye, Columbus, que contiene cinco cuentos cortos y una novela breve, ganó el prestigioso National Book Award en 1960. Después publicó dos largas pero poco leídas novelas: Letting Go y Cuando ella era buena. Roth no encontró el éxito, tanto en ventas como en buenas críticas literarias, hasta la publicación de su tercera novela, Portnoy's Complaint, en 1969.

Durante la década de 1970, Roth experimentó con varios estilos, desde la sátira política en Nuestra pandilla hasta la fantasía kafkiana El pecho. Al final de la década, Roth se había creado un alter ego llamado Nathan Zuckerman, quien sería el protagonista de varias novelas aparecidas entre 1979 y 1986.

A los 60 años, una edad en la que muchos escritores están decayendo, Roth produjo una excepcional secuencia de novelas históricas —Pastoral americana, La mancha humana y Me casé con un comunista—, producto de un nuevo compromiso personal con su país.

Además, comenzando con Elegía, novela publicada en 2006 cuando tenía 73 años, mantuvo un incesante ritmo de un libro al año y publicó textos que si no eran necesariamente los más importantes, sí eran ferozmente inteligentes y agudamente observadores. De alguna manera sus temas eran los estragos de la edad y la mortalidad misma, y al publicarlos Roth parecía estar manteniendo a raya, desafiante, su propio declive.

Philip Roth es probablemente el autor más premiado de su generación. Dos de sus novelas han ganado el National Book Award; otras dos fueron finalistas; exactamente la misma situación se da con el galardón del Círculo de Críticos Nacional del Libro. También ha ganado dos premios del PEN Club y un Pulitzer por su novela Pastoral americana en 1997. En 2001 La mancha humana obtuvo el premio británico WH Smith Literary como libro del año. El crítico Harold Bloom opinó en 2003 que Roth era uno de los cuatro escritores norteamericanos vivos más importantes que todavía producían, junto con Thomas Pynchon, Don DeLillo y Cormac McCarthy. La conjura contra América (2004) ganó el Sidewise para historia alternativa, así como el premio de la Sociedad Estadounidense de Historiadores. También por esa novela, Roth volvió a recibir el WH Smith Literary Award. Ha sido honrado por su ciudad natal con placas colocadas en su honor en octubre de 2005 en la casa donde pasó buena parte de su infancia. En mayo de 2006 le fue otorgado el Nabokov del PEN Club.

Tan influyente y prolífica ha sido su carrera literaria en los Estados Unidos que existe una revista semestral llamada Philip Roth Studies (Estudios sobre Philip Roth) auspiciada por la Purdue University Press y la Philip Roth Society (que no está afiliada de modo alguno con Roth o sus editores).

Algunos sucesos en la vida de Roth han sido examinados por la prensa estadounidense. Por ejemplo, de acuerdo con su novela seudoconfesional Operación Shylock (1993), Roth sufrió un colapso nervioso a finales de los años 1980.

En 1990 se casó con la actriz inglesa Claire Bloom; se separaron en 1994 y en 1996 ella publicó unas memorias de ese matrimonio, poco halagadoras para Roth, tituladas Leaving a Doll's House (Abandonando una casa de muñecas).

En esta época empieza uno de sus períodos más fructíferos, que dura hasta el final de su obra.

A principios de 2006, el The New York Times Book Review pidió a un par de cientos de escritores, críticos, editores y otros estudiosos de la literatura —entre los que figuraban dos novelistas hispanoamericanos, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, además del dominicano-estadounidense Junot Díaz— , la identificación de “la mejor obra de ficción estadounidense publicada en los últimos 25 años'". De los 22 libros citados 6 novelas eran de Roth: Pastoral americana, La contravida, Operación Shylock, El teatro de Sabbath, La mancha humana y La conjura contra América.

En 2012 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Cuatro meses después de anunciados los ganadores y antes de la ceremonia de entrega —a la que se excusó de asistir debido a una reciente operación en la columna vertebral—, Roth declaró que dejaba de escribir y que Némesis sería su último libro.
La noche del 22 de mayo de 2018, Philip Roth fallece en un hospital de Manhattan, Nueva York, a los 85 años a causa de una insuficiencia cardíaca.

OBRA ARTÍSTICA

Argumento de algunas de sus novelas

Deudas y dolores (1962). Explora los sentimientos agónicos de un joven profesor judío que se debate entre la emoción y la razón.
Cuando ella era buena (1967). Sobre una ama de casa protestante en una ciudad del Medio Oeste de Estados Unidos.
El lamento de Portnoy (1969). Dedicada principalmente a las actividades sexuales de su personaje central, Alexander Portnoy, y construida como un monólogo de este a su psiquiatra. Su narrador vive atormentado por los remordimientos de conciencia y su obsesión por el sexo, y es visto por Roth como el producto y la víctima de una madre judía demasiado posesiva. El personaje es considerado una de las creaciones más cómicas de la ficción moderna. La sexualidad franca de la novela y su tratamiento sarcástico de la vida judía causaron furor en círculos literarios, y lo confirmaron como un novelista original.
Mi vida como hombre (1974). Aborda el tema de un escritor con su trabajo. La primera parte, titulada "Ficciones útiles", está protagonizada por Nathan Zuckerman. En la segunda parte, el escritor escribe las memoria de la escritura de los dos cuentos de la primera parte.
El profesor del deseo (1977). Roth retoma las aventuras románticas del joven profesor Kepes.
The counterlife (1986). Trata sobre la influencia de la sexualidad masculina en las decisiones importantes de los hombres. Tiene cinco partes y cada una presenta las variaciones sobre una situación básica.
Los hechos (1988). Es un libro autobiográfico, donde narra sus recuerdos desde la infancia hasta que se convierte en un reputado (y controvertido) novelista
Patrimonio (1991). Su padre, un comerciante judío acostumbrado a una vida independiente, a los 86 años es diagnosticado con un tumor cerebral y ve apagarse sus días mientras necesita los cuidados de su hijo cincuentón.
Operación Shylock (1993). Narra un viaje a Israel para asistir al juicio de John Demjanjuk, llegando a plantear –aunque sólo en forma filosófica– la Diáspora inversa de los judíos a Europa, ya que considera a Israel el peor enemigo de los judíos.
El teatro de Sabbath (1995). Presentó a su protagonista más decadente en la forma de un viejo titiritero.
Pastoral americana (1997). Historia sobre el deterioro de una familia y el sueño americano enfocado en la vida de un atleta y de la tragedia que le abruma cuando su hija se convierte en terrorista; con ella Roth ganó el Premio Pulitzer 1998.
Me casé con un comunista (1998). La trama se centra en la era de McCarthy y cuenta la historia de un hombre cuya esposa se vuelve contra él en el período de fervor anticomunista en los Estados Unidos.
La mancha humana (2000). Examina la situación política estadounidense de la década de 1990 y trata de un escándalo en los ambientes universitarios.
El animal moribundo (2001). Es una novela corta que explora acercamientos con la dicotomía de Eros y Thanatos; a sus 70 años, el protagonista todavía desea una aventura erótica.
La conjura contra América (2004). Ejercicio de historia alternativa en la que el héroe de aviación Charles Lindbergh gana la presidencia de E.E.U.U., realiza un pacto con Hitler y derrota a Franklin D. Roosevelt.
Elegía (2006). Reflexión sobre la vejez y la mortalidad tras una complicada operación quirúrgica del protagonista.
Sale el espectro (2007). El final de la saga se da con un Zuckerman envejecido que lucha contra su deterioro después de una operación de próstata.
Némesis (2010). Describe una epidemia de poliomielitis en Newark

Antologías

Lecturas de mí mismo (1976)
A Philip Roth Reader (1980)
El oficio. Un escritor, sus colegas y sus obras (2001)
¿Por qué escribir? Ensayos, entrevistas y discursos (1960-2013) (2018)

Adaptaciones cinematográficas

Goodbye, Columbus,
Portnoy's Complaint,
The Ghost Writer,
La mancha humana
Elegy, basada en la novela El animal moribundo,
The Humbling,
Pastoral americana:
Indignation,

PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS

1960 Premio Nacional del Libro por Goodbye, Columbus
1986 Premio del Círculo de Críticos Nacional del Libro por La contravida
1991 Premio del Círculo de Críticos Nacional del Libro por Patrimonio: Una historia verdadera
1993 Doctor en Letras honoris causa por la Universidad de Harvard
1994 Premio Faulkner del PEN Club por Operación Shylock
1995 National Book Award por El teatro de Sabbath
1998 Premio Pulitzer por Pastoral americana
1998 Ambassador Book Award of the English Speaking Union por Me casé con un comunista
1998 Medalla Nacional de las Artes
2001 Premio Hemingway del PEN Club por La mancha humana
2001 Medalla de Oro de Ficción, de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras
2001 WH Smith Literary Award por La mancha humana
2002 Premio a la Contribución a la Literatura Estadounidense de la National Book Foundation
2005 Premio Sidewise de Historia Alternativa por La conjura contra América
2006 Premio Nabokov del PEN Club por su trayectoria literaria
2007 Premio Faulkner del PEN Club por Everyman
2011 Premio Booker Internacional
2012 Premio Príncipe de Asturias de las Letras


TEMÁTICA Y TRAYECTORIA DE SU OBRA

Fue un estudioso de la historia de Estados Unidos y del inglés estadounidense. Fue constante en su exploración de la sexualidad masculina.

En general, sus obras reflejan una especie de conjura de la sociedad contra el protagonista.
Roth usó diversos disfraces —principalmente versiones de sí mismo— en la exploración de lo que significa ser estadounidense, judío, escritor y hombre, un espacio donde ser judío y ser estadounidense eran prácticamente algo indistinguible. En algún momento dijo: “El epíteto de escritor judío-estadounidense no significa nada para mí. Si no soy estadounidense, no soy nada”. Sin embargo, a veces casi en contra de su voluntad, escribía una y otra vez sobre los temas de la identidad judía, el antisemitismo y la experiencia judía en Estados Unidos. En cada obra toca un tema diferente, pero repetitivo y, a pesar de eso, no aburre.

Philip Roth es un escritor práctico. Bastante metódico. Sus temáticas son otra cosa. Asume una manera de narrar directa y coherente, permitiendo al lector sentirse cómodo. El manejo del lenguaje es sencillo, no abusa de frases rebuscadas ni de oraciones extensas que puedan causar en el lector conflicto o desorientación. Sus recursos estilísticos son amplios y sabe cómo acomodarlos en perfecto orden. Las expresiones exclamativas son frecuentes. Roth es irónico, cáustico, eso permite un desenvolvimiento divertido de la novela.

COMENTARIOS SOBRE LA CONJURA CONTRA AMÉRICA

El libro describe perfectamente la vida de los judíos americanos en aquellos tiempos de la segunda guerra europea. Para esos personajes, de acuerdo al autor, pareciera que la guerra sólo era importante en cuanto afectaba a su colectividad. En particular, se centra en la historia de un grupo de ciudadanos pobres, pero no marginales, en cierta forma perseguidos.

Mi interés por este libro radica en que a pesar del cansancio que pueda ocasionar en el lector cualquier clase de victimismo, esta novela trata de la posible vida de cualquier colectivo víctima del poder o de sus propios conciudadanos, si éstos manejan o se dejan llevar por el poder. De hecho, la novela, podría leerse igual si se cambia judíos por comunistas o simplemente demócratas.

El inicio es una descripción entretenida de la ciudad donde se crió el autor y de los personajes. Como está escrito en primera persona, la descripción posee un colorismo y muestra los sentimientos del autor respecto de sus calles, juegos, etc. La descripción de las calles y de los actos de la gente desde el punto de vista de un chico de 9 años son impresionantes. Según avanza la trama, y el chico se va haciendo mayor, se detecta muy bien el cambio de registro de las descripciones.

Maneja las escenas dramáticas en forma magistral; sin ir más lejos, la descripción de la cena con el rabino Bengelsdorf no tiene nada que envidiar a escenas típicas descritas por escritores famosos por ese estilo, como Dostoievski.

La estrategia seguida por el gobierno de Lindbergh parece sacado de un manual de la perfecta sociedad fascistoide: Lo de la Absorción Americana recuerda a la OJE de este país, etc. Es curioso cómo la negativa del padre a la estancia en la granja de Kentucky es un intento de inculcar ciertos valores, pero muy difícil de lograrlo frente a la maquinaria de una sociedad autoritaria, del mismo modo que es muy fácil manejar a parte de esa sociedad rompiendo la unanimidad de ciertos grupos minoritarios para poder gobernar. Como nada de lo que temían los vecinos había llegado, éstos comenzaron a tener más fe en las convicciones optimistas del rabino que en las atroces profecías del periodista Winchel. En definitiva, es una descripción de cómo se puede destruir la libertad en nombre de la libertad, al estilo de la Granja de Animales de Orwell. Resumiendo, parece que el libro intenta recordar el viejo adagio de que el problema de la libertad es que hay que perderla para intentar conservarla.

El último capítulo, que trata de cómo termina la presidencia de Lindbergh, tiene un estilo muy diferente al resto. Es muy rápido sin recrearse en el preciosismo del resto de la novela. De hecho, es un desenlace que no guarda la forma canónica, pues no hay segundo punto de giro, clímax, etc., sino una serie de datos que llevan al final cortando la unión con el resto de la novela. Desde el punto de vista del argumento, parece que el final tiene que ver con una disculpa del proceder de Lindbergh, al cual no puede dejar en tan mal lugar, igual que a la democracia americana, la cual, al final, triunfa.

Desde el punto de vista ideológico del autor, hace una serie de comentarios y definiciones que no sé si responden a su idea o simplemente lo pone en boca de algún personaje, como método de debate. Por ejemplo, cuando define la libertad como el derecho a montar empresas sin intervención del Estado. En este sentido, Bengelsdorf expresa que Lindbergh no era fascista porque no imponía el estatismo que requiere un estado así. Igualmente, se hace una distinción completamente artificial de lo que llama sindicatos de izquierda y los apolíticos, entendiendo como apolíticos o profesionales aquellos que pretenden controlar a los gobiernos progresistas (negando implícitamente que el control de estos gobiernos son una ideología política más).

Tiene algunas frases lapidarias y muy interesantes desde el punto de vista educativo, como la de que el rabino Bengelsdorf permitió a los cristianos votar por Lindbergh a pesar de la represión de Hitler contra los judíos. ¿Funcionaría de la misma forma con la idea de los europeos sobre antiguos pogromos y holocaustos? Es decir ¿podría un rabino diagnosticar que los europeos actuales no son responsables de los ataques a judíos de generaciones anteriores? Quizá esto eliminaría el complejo de Europa y ayudaría a acabar con la patente de corso del estado de Israel contra los ciudadanos de Palestina.

Por último, al leer el libro se ven algunas frases, eslóganes o escenas premonitorias, utilizadas casi textualmente en la campaña y posterior desempeño del 45º presidente de EEUU (America First, etc).