Etiqueta Carrusel

Etiqueta Carrusel

CARRUSEL 2023-24

domingo, 4 de diciembre de 2022

La fea burguesía de Miguel Espinosa

 

La fea burguesía de Miguel Espinosa Gironés

Comentario complemento de la sesión del Club de Lectura del 25 de noviembre de 2022.


Por Andrés Hueso Iranzo


Acerca de Miguel Espinosa Gironés.

Nació en Caravaca de la Cruz (Murcia) en 1926 y murió en Murcia el 1 de abril de 1982, a consecuencia de un infarto de miocardio. Las obras que se publicaron cuando vivía, lo hicieron años después de ser escritas, pero la mayoría lo han sido de forma póstuma.

Hay que considerar a Espinosa como un escritor vocacional, no profesional. Las dificultades económicas, que le persiguieron durante toda su vida, no le permitieron dedicarse a lo que, sin duda, fue su auténtica vocación, vivida además con una intensa pasión.

La muerte de su padre dejó a la familia económicamente desamparada, y Espinosa se vio obligado, con sólo 17 años, a hacerse cargo de las representaciones comerciales del padre. En 1944 finalizó el Bachillerato y emprendió la carrera de Derecho en la Universidad de Murcia, donde parece que pronto adquirió fama de alumno rebelde. Probablemente aquí surgió ya un principio de la desavenencia individuo-institución (cualquier institución) que recorrerá buena parte de sus obras más emblemáticas.

El 3 de noviembre de 1951 se casó con Teresa Artero Aréu, joven aprendiz de modista que había conocido tiempo antes y con la que tuvo dos hijos: Juan y Maravillas. Por esa época ya había escrito algunos ensayos y la novela Prometeo encadenado; y en 1954 comenzó a escribir la primera versión de la que sería su obra más emblemática, Escuela de Mandarines.

Su primera publicación fue Reflexiones sobre Norteamérica, en 1957. 

En 1961 su precaria situación económica lo movió a trasladarse a Madrid, a la búsqueda de mejorarla. Allí entró en contacto con intelectuales de referencia de aquella época: Tierno Galván, Ridruejo, Aranguren, etc., aunque pronto se alejó de aquella colectividad y del ámbito artístico de la época en un ejercicio de extrañamiento o autoexilio intelectual. En esta etapa madrileña escribió dos nuevas obras: Asklepios el último griego, que permaneció inédita hasta 1985, y Forma y revelación del mundo (Filosofía de elucidaciones), que aún hoy sigue inédita.

Su estancia en Madrid duró 7 años. En 1964, regresó a Murcia y en esta nueva etapa escribió la tercera y definitiva versión de Escuela de Mandarines. Con grandes dificultades consiguió que la editorial barcelonesa Libros de la Frontera se la publicara en 1974, 20 años después de su primera concepción. Un año después esta obra fue premiada con el Premio Ciudad de Barcelona 1975.

En 1980 publicó La Tríbada falsaria, primera parte de lo que sería su libro Tríbada. Theologiae Tractatus, propiciando un gran revuelo en Murcia (más adelante explico los motivos), comparable con la gran estima literaria con la que fue acogida esta obra.


Cronología de la obra de Miguel Espinosa.

o Editada en vida: 1957 (con 36 años)- Las Grandes Etapas de la Historia Americana (Bosquejo de una Morfología de la Historia Política Norteamericana), reeditado como Reflexiones sobre Norteamérica; 1974 (con 48 años) Escuela de mandarines; 1980 (54 años) La tríbada falsaria.

 o Póstuma: 1984 La tríbada confusa; 1987 Tríbada. Theologiae tractatus (Edición conjunta de las dos tríbadas); 1985 Asklepios el último griego; 1990 La fea burguesía; 2004 Canciones y decires (coedición de Mercedes Rodríguez y Javier Marín Ceballos), 92 poemas, Editorial Alfaqueque; 2012 Historia del eremita (primera versión de Escuela de Mandarines, 512 págs.); 2017 Cartas a Mer-cedes, colección de más de 400 cartas de Miguel Espinosa a Mercedes Rodríguez (fruto de su larga relación epistolar desde 1954 hasta 1981), Editorial Alfaqueque.

o Inédita: Prometeo encadenado (escrita hacia 1951); Conversaciones con Europeus; Gentes y estilos; Forma y Revelación del Mundo (Filosofía de elucidaciones); Prepos-terius (lenguaje filosófico); Cartas morales; Falsos años.

  

Estudios críticos y recepción académica de la obra de M.E.

Sin llegar a explorar demasiado en Internet, sobre la obra de Miguel Espinosa se pueden encontrar:
10 libros de ensayo-crítica-estudio 
5 tesis doctorales terminadas sobre la misma; años 1996, 2000, 2001, 2006 y 2017.
He encontrado, además, unos 20 estudios complementarios. Habrá más en los repositorios universitarios a los que no puedo tener acceso.
En noviembre de 1991 hubo un Congreso Internacional en la Universidad de Murcia, que reunió a más de 60 estudiosos de su obra. Pero aunque lo he intentado, no he podido conseguir las actas o conclusiones que se hayan publicado.
2006 se celebró un ciclo de charlas y conferencias, que alumbró el texto La imposible teología del burgués. Los tratados de Espinosa, que recoge 18 ponencias, comunicaciones o colaboraciones. 

 

Su “musa” Mercedes Rodríguez García

Mercedes Rodríguez es la destinataria de las cartas objeto de publicación en 2017 y la considerada casi unánimemente como su "musa”; condición que ella niega. Su encuentro, según una entrevista publicada en el Diario La Verdad de Murcia 14-5-2004, con ocasión de la publicación de Canciones y decires: 90 poemas de M.E. fue como sigue:

Estamos en Murcia en 1954. «Llegué a Murcia para terminar la carrera de Química, que no había forma de finalizar en Madrid por culpa de una asignatura. Yo era una persona solitaria, lectora, visitadora de cafés. Me acerqué al bar Santos, que estaba aislado de las zonas de paso, y una de las tardes vi a un señor que estaba escribiendo; me gustó el aire que tenía y su concentración. Me levanté y le dije: “Oiga, déjeme leer qué está escribiendo porque si dice cosas profundamente interesantes, usted es el hombre de mi vida”. Dije esa bobada con toda tranquilidad. Él me invitó a sentarme y me leyó un texto. Me hizo una impresión tremenda. Así, poco a poco, comencé a conocerle, incluso durante una temporada no sabía que estaba casado. Pese a mis escasísimas posibilidades económicas, era tal su nece-sidad que en alguna ocasión me pidió algún dinero prestado. En ese tejemaneje, siempre que me lo devolvía, tomábamos café y hablábamos.»

Mercedes fue para Espinosa algo más que una inspiración. «Eres la juventud y la belleza; también la bondad y la dulzura. Eres lo que yo no quiero perder nunca». Cuando esto escribió en 1956, Miguel estaba ya casado y mantenía a dos familias (esposa y dos hijos; madre y tres hermanas), y se hallaba acuciado por problemas económicos, según la reseña publicada en La Opinión de Murcia el 27-12-2017, anunciando la publicación de Cartas a Mercedes por la Edit. Alfaqueque.

Aunque el amor desmesurado de Espinosa por Mercedes no disminuyó, su situación económica no mejoraba y Mercedes acabó casándose con Francisco Guerrero, amigo de ambos. Esto fue un duro golpe para él, que lo sumió en el desencanto y la melancolía. Guerrero dejó de ser entonces el amigo querido de antes y pasó a ser un peligroso rival al que empezó a odiar.

Mercedes es Azenaia Parzenós en Escuela de Mandarines. Egle (una de las hijas de Asklepio y Lampetia en la mitología griega) en Asklepios el último griego. Juana en la Tríbada y Clotilde en La fea burguesía.
Algo de la forma en que se conocieron Miguel Espinosa y Mercedes Rodríguez y de su relación, está reflejado en La fea burguesía: Camilo y Clotilde, fragmento 6 El trovador (pág. 133 de la edición de 2006 de Alfaguara).


La obra de Miguel Espinosa

M.E. es un autor, novelista y ensayista, poco conocido por el gran público, pero muy celebrado por la crítica y en el ámbito académico.

La 1ª versión de Escuela de Mandarines la concibió entre 1954/56, con 512 páginas, lo que luego será Historia del eremita que publicará su hijo Juan. Así que tenemos un periodo de veinte años (1954-1974) entre la primera concepción de esta obra y su publicación definitiva, tras varias revisiones y reescrituras; por su parte, La fea burguesía, aunque se publicó en 1990, fue concebida alrededor de 1972/75. Merece la pena, pues, tener una mera aproximación al contexto literario alrededor de las fechas citadas. Algunos de los títulos más significativos de la novela experimental que se produjo en España, como superación del realismo social, son: 

Tiempo de silencio (1962), de Luis Martín Santos. Señas de identidad (1966), de Juan Goytisolo. Cinco horas con Mario (1966), de Miguel Delibes. Volverás a Región (1967), de Juan Benet. Parábola del náufrago (1969), de Miguel Delibes. La saga/fuga de J.B. (1972), de Torrente Ballester. San Camilo 1936 (1969), de Cela. 

Y de la narrativa latinoamericana, por esos años se publican títulos fundamentales como La ciudad y los perros (1962) de Mario Vargas Llosa, La muerte de Artemio Cruz (1962) de Carlos Fuentes, Rayuela (1963) de Julio Cortázar y Cien años de soledad (1967) de Gabriel García Márquez 

La obra de M.E. compone un corpus escueto en títulos, pero muy ambiciosa en contenido; además de compleja, imprevisible, enigmática, dotada de una personalísima originalidad. Parte de una visión personal de rechazo de la modernidad que le tocó vivir que se manifiesta en un severo enjuiciamiento de esa modernidad y para ello conjuga narración, descripción y meditación.

Su legado es el de un profundo pensador, de alguien con una inmenso dominio del idioma; de un amante del lenguaje (rasgos semejantes a los de Juan Benet —aunque en Benet encontramos metáforas tan elaboradas como piezas de orfebrería, que Espinosa no emplea en absoluto—. Para él no existían sinónimos, decía que cada palabra tenía su estricto significado.

La potencia de la literatura de M.E. nace de profundas reflexiones filosóficas y ético-políticas. La dicotomía entre apariencia y autenticidad atraviesa toda su obra; intenta socavar la pared de lo meramente aparente, para buscar una posibilidad de sujeto auténtico, una vuelta al Ser. 

Quizá pueda apreciarse un exceso de virtuosismo en su pensamiento y en la exigencia de sus planteamientos, donde sólo los heterodoxos, los personajes cultos, dedicados al arte y que no participan del Poder y que viven de espaldas a él, podrían salvarse de caer en la banalidad, que es la cara externa del Mal. Los valores del intelectual, la defensa feroz de su autonomía, son mostrados con orgullo.

Asklepios el último griego, es un modelo de composición de carácter lírico es algo así como una autobiografía mítica. Aparece la constatación de que su ser estaba desplazado en el mundo que estaba viviendo. La suya era la cultura del mundo del saber y no la de los hechos. Y este podría ser el germen de toda su producción literaria.

Escuela de mandarines es un modelo de composición de carácter épico. Una obra de 714 páginas cuyo índice de personajes alcanza un cardinal de 487. Su protagonista, el Eremita, es un personaje de claros tintes quijotescos. La estructura, los relatos dentro del relato, el humor, la utilización de un referente ideal, Azenaia Parzenós, (como la Dulcinea en el Quijote), son evidentemente rasgos cervantinos. Como nos sucede con El Quijote, podemos abrir el libro al azar y la lectura de lo que encontremos nos atrapará todo el tiempo de que dispongamos, sea cual sea su cantidad. La obra se puede entender como la descripción de una genealogía del poder. Para M.E. este poder es una representación del Mal. Una relación Poder-Mal que tuerce el lenguaje y lo convierte en retórica para perpetuarse. Las mujeres en la obra de Espinosa se-rán remedos de Beatriz o de Laura.

La Tríbada falsaria es un modelo de composición de carácter dramático. El personaje principal, Damiana tiene 583 apelativos (o nombres) distintos y el personaje de Lucía 245. Está estructurado fundamentalmente de forma epistolar: Cartas de la amiga íntima y ex amante al marido de la esposa-amante adúltero-tribádica. En palabras de Mercedes Rodríguez, en este libro hay algo que le resulta terrible: que una amante suya no es que se vaya con otro sino que se acuesta con otra señora, y lo que le parece demoledor es la idea de que parece haber sido por frivolidad y no por un cambio de deseos profundos, que el origen sea un cambio de costumbres, un ahora voy a ver qué pasa con una señora; que fuera una consecuencia más de la banalidad del mundo.

Es fácil entender el escándalo que esta publicación provocó en su momento en la sociedad murciana. En la vida real, Marta Fernández Crespo, que había tenido con M.E. una relación continuada por unos ocho años, lo abandonó por otra mujer. Era el año de 1980 (la ley del divorcio su aprobó en 1981). Aunque los personajes principales, Daniel (M.E.), Damiana (Marta Fernández) y Juana (Mercedes Rodríguez) toman nombres ficticios, las situaciones, profesiones o actividades y descripciones son absolutamente reales; otros personajes secundarios aparecen con sus nombres verdaderos. Además, la trama sucede en Murcia, como Murcia; no en las seudo ficticias Vetusta (Oviedo) de Clarín o la Mágina (Úbeda) de Muñoz Molina.


La fea burguesía

El propio título: un determinante, un adjetivo y un sustantivo, ya prefigura el juicio al que vamos a asistir con esta lectura. La obra fue escrita entre 1972-1975, responde pues a los intentos renovadores que perseguían acabar con la retórica de la cultura generada durante el franquismo y constituye un retrato de la moral e interioridad de las clases sociales que prosperaron bajo aquel sistema.

Así, el modelo de composición es de carácter cuentístico, donde se desgranan cuentos, casos o parábolas, lo que constituiría un ejemplario (forma narrativa breve medieval, destinada a ilustrar los sermones, de la que extraer una enseñanza moral, y que podían contener dos formas el ‘exemplum’ —suceso narrado— o la ‘descriptio’ —retratos de costumbres—).

En esta obra no hay argumento, sino un TEMA, ni mucho me-nos una estructura canónica de planteamiento, nudo y desenlace.

Aunque no lo parezca, La fea burguesía tiene un censo de 222 personajes. La sátira es despiadada, para lo que utiliza recursos a veces desmesurados, no exentos de humor burlón, por lo que podríamos decir que presentan rasgos rabelesianos.

Los no poderosos no tienen voz en esta narrativa porque la voz pertenece sólo al Poder, que la retuerce a su antojo. La distinción que el existencialismo francés hiciera entre sujetos auténticos e inauténticos.
El tedio se presenta en la novela como sinónimo de vacío o signo de clase. Relación del tedio con el vacío existencial; así como del círculo demoníaco: tedio-consumo-búsqueda de lo nuevo-viaje.

Construye una crítica de la moral y del comportamiento ético de esa actitud ante la vida que define como “burguesa” y lo hace mediante una mirada irónica, satírica y distanciadora de la realidad. Puede observarse una conjunción entre ética y estética y así la obra se presenta como un proyecto artístico y filosófico y no como mero instrumento narrativo.

Se muestra un mundo en el que lo que predomina es el materialismo, la mundanalidad, la falta de auténtica libertad y la carencia de avidez de cultura.

El contraste de la actitud ética del autor y el pragmatismo burgués permite presentar el comportamiento de la burguesía como espectáculo de las apariencias y una desmesurada afición a los bienes materiales. El intelectual que disecciona la realidad del ser burgués no encuentra sino la nada y el vacío. La novela va desvelando la fealdad moral de una sociedad mediante la presentación de una mediocridad generalizada.

El recurso utilizado por M.E. en la presentación del pensamiento burgués de esas figuras se fundamenta en tres aspectos básicos: quiénes son, qué hacen y cómo viven; es decir cuáles son sus valores, y se entretiene en su enumeración sistemática.

'La Feliz Gobernación', ente superior y acreedor de toda pleitesía en Escuela de Mandarines, se concreta en La fea burguesía en la figura del Gran Benefactor, nombrado en ocasiones llanamente como Dictador. Aunque es imposible evitar ver una referencia directa a Franco, esta sería solo una de las muchas referencias posibles. La obra no describe un momento ni situación concretos, sino toda una categoría de circunstancias, seres y aconteceres. En toda época ha habido, y, con toda y fatal probabilidad, seguirá habiendo seres encumbrados y seres marginados; y estas son las categorías que encontramos en La fea burguesía.


Estructura

Se desarrolla en dos partes: 

I.- Clase media. Aunque en ningún momento sepamos en qué época estamos, en qué ciudad, ni cuándo se producen los hechos presenta unidad de tiempo, espacio y acción.

Contiene cuatro capítulos, cada uno tiene unidad narrativa, titulados por el nombre de las parejas matrimoniales que los protagonizan, que no están desconectados lineal ni estructuralmente. Los machos tienen nombre y apellido y las hembras solo nombre.

Presenta cuatro perspectivas, cuatro tipos representados mediante un distanciamiento y un proceso de abstracción. Todos en su ascenso social, han asumido las exigencias del sistema: ascenso, consentimiento; individualismo, insolidaridad y envidia. Junto al análisis de sus propias palabras, nos encontramos con una gama de valores asumidos por todos ellos (ya he citado lo de la enumeración sistemática). Hay una identificación en estos burgueses entre actualidad y realidad (posesión emocional y sensorial) lo que provoca vivir en continua ansiedad y deseo.

La disección de la pareja burguesa es digna del mejor cirujano: El macho es la víctima de la hembra, y señor de ella; la hembra es posesión del macho y dominadora de su vida; el macho actúa y después él mismo queda fetichizado por la hembra, que lo convierte en un medio para sus apetencias banales. En sus conversaciones todo se reduce a charlas sobre viajes, objetos, etc. etc.

Atendiendo a lo dicho de ejemplario el 1º Castillejo y 3º Krensler constituirían una narración-cuento y el 2º Clavero y 4º Paracel, una descripción-retrato.

Y II.- Clase gozante.

Titulada Camilo y Clotilde, se subdivide en 46 fragmentos, que podríamos considerar como “monodiálogos” cada uno con su título, que son otras tantas invectivas «esclafadas» durante 7 días por parte de Camilo hacia su pasivo oyente Godínez. Espinosa juega con la figura del narrador en esta parte. El narrador es el “mudo” Godínez” que apenas nos menciona los gestos de Camilo y nos señala cuando empieza a hablar y cuando calla.

Los fragmentos 45 El salmo y el 46 El magnificat, constituirían “cantos”. El resto, más o menos, serían una mitad narrativos y la otra descriptivos. 

El 47 y último, El silencio, aparentemente, sólo aparentemente, parece no tener nada con todo lo precedente. Es lo único escrito en cursiva en todo el libro. Viene a ser la sublimación de todo lo que hemos presenciado desde Clase gozante hasta Clase media (habría muchas digresiones que hacer sobre este fragmento, tan breve pero tan intenso, pero ya es suficientemente largo este comentario como para extenderlo en ello; si alguien quisiera hablar sobre él, estaré encantado en hablarlo).

Camilo, el máximo representante de la moral burguesa, integrado totalmente en su sistema de valores, sin escrúpulos, es a su vez representativo de la corrupción; en Camilo hay impureza y maldad. La radicalidad con la que Espinosa aborda a este personaje se explicaría en que él mismo llegó a decir que la propia sociedad estaba desbordando lo que había escrito en sus obras.

Finalmente, hay un apéndice con dos aquilatados retratos, el de José López Martí y el de Juan Eugenio; dos figuras arquetípicas con las que M.E. parece querer dejar una especie de corolario del pensamiento expuesto.


Lenguaje, estilo

El lenguaje utilizado contiene abundantes elementos arcaizantes en sustantivos o adjetivos (ingenio de televisión, mostración modisteril) o uso de pronombre enclítico (allegose, honrose). Podemos preguntarnos si es esto sólo un rasgo de estilo de Espinosa o una significación de la ranciedad de los personajes, de sus vidas y del reflejo de la estructura social de la que son los grandes beneficiados; creo que ambas cosas a la vez. M.E. utiliza una intensa intertextualidad en todas sus obras, por tanto, es un evidente rasgo de estilo, pero simultáneamente su lenguaje sirve muy eficazmente a su propósito satírico.

El lenguaje es sólo aparentemente económico y barroco en forma paródica. Las ideas son expresadas directamente, sin ambages, no hay una sola metáfora en todo el libro, ni figuras retóricas, elipsis, u oraciones subordinadas. Tampoco hay descripción de paisaje o escenario que enmarque a los personajes. Lo que M.E. quiere contar lo hace de forma llana y contundente, pero con ese barniz elegante y distante que emana de su discurso aparentemente anacrónico —introduce cultismos en desuso, pero también neologismos— de una inmensa riqueza intertextual.

En contraste con esto, Espinosa no duda en recurrir a modismos populares o diminutivos familiares en algunos pasajes, sobre todo puestos en boca de los detentadores de poder cuando se refieren a los inferiores: Lanosilla, por Lanosa; Godinillo por Godínez…, en una mezcla de familiaridad concedida por el poderoso, que sirve simultáneamente a su desdén hacia el referido, pues con frecuencia presentan connotaciones negativas —ya en Escuela de Mandarines hacía un uso muy destacado del diminutivo—. Mientras que en Clase media se aplican a los burgueses y a los objetos que acumulan, en Clase gozante son empleados por Camilo —un integrado— para hacer referencia a los marginados y a sus escasas posesiones. En el primer caso implican crítica contra la forma de vida y los valores de los acomodados, y en el segundo muestra la insignificancia y miseria de quienes han sido excluidos de la estructura social. 

También se luce —y es seguramente un rasgo del humor irónico de M.E., —“seriedad irónica” en palabras de su hijo Juan— en el empleo de apodos que, en el caso de los poderosos son referidos a su época de niñez o juventud, cuando aún no eran nadie. Estos apodos son de tipo jocoso o castizo: el Furcias, el Esteras, el Lamemanteles; o extravagante: el Marsupial …

Una misma cuestión es tratada con insistencia en varias ocasiones, dando lugar a reiteraciones de asunto, de sintaxis e incluso de forma. Estas reiteraciones son el resultado de la rigurosidad con la que Miguel Espinosa se aproxima al objeto de estudio y han sido buscadas conscientemente para poner de manifiesto la rutina de la existencia burguesa. El escritor escruta desde diferentes puntos de vista su objeto de análisis, para quedar expuesto ante el observador en toda su desnudez, desprendiéndose de cualquier falsa apariencia; a lo que contribuye la precisión lingüística.

Utiliza extensos, quizá algo agotadores —rabelesianos—, listados de términos, a través de las cuales muestra el autor el exagerado y absurdo deseo de los burgueses de acopiar bienes, amistades prestigiosas y proyectos para el futuro. Y, por otra parte, aparecen también algunos motivos muy del gusto del autor: el bolso, el calendario, el automóvil, las cenas en restaurantes lujosos, las vacaciones estivales en la costa, o los viajes; estos motivos caracterizan a la clase privilegiada muy eficazmente.


Características generales de los personajes

Los personajes son caracterizados según sus actividades cotidianas. En la relación de unos personajes con otros se muestra complacencia con los semejantes y cosificación de los marginados.

Mediante la enumeración reiterada de los valores de cada uno, se ayuda a comprender la íntima unión de los burgueses con la mate-rialidad y alejamiento de toda comparecencia con lo trascendente; el verbo comparecer y comparecencia (acción de comparecer), están empleados con gran profusión.

Los juicios que sobre un determinado personaje emiten otros, no rebasan nunca el límite de las apariencias, que cobran en la sociedad que se aferra a lo inmediato una inusitada importancia, convirtiéndose en una formidable herramienta de diferenciación respecto de los marginados.

A lo largo del relato se mantiene constante un método de análisis sistemático en el acercamiento a los personajes que contribuye al distanciamiento respecto de lo narrado y, a la vez, pone de manifiesto la monotonía y la invariabilidad de la existencia de quienes siguen el dictado del presente.


Acerca del tipo de narrador

En la primera parte, Clase media, 4 primeros cuentos, hay un narrador omnisciente en tercera persona que es casi la única vía por la que se nos traslada la caracterización de los personajes y, por tanto, quien condiciona la visión final que acabaremos teniendo de ellos. 

En la segunda parte, Clase gozante, hay un narrador-personaje principal —Godínez— y otro secundario —Camilo—, pero es el segundo el protagonista narrativo, por cesión del primero. Esto tiene consecuencias en la configuración de lo narrado —personajes y sus circunstancias—, pues sea un personaje u otro el que hable, su discurso está limitado al no ser omnisciente.

En los diferentes cuentos aparecen personajes con nombre y apellido, que opinan sobre el protagonista del relato que ejercen como narradores auxiliares (Domingo Alberola, Juan Pérez Valenzuela, y otros), a los que Espinosa les asigna la función enjuiciadora y valorativa que niega al narrador —o sea, a sí mismo—. 

El caso de su amigo en la vida real José López Martí es significativo, ejerce a veces como narrador, a veces como comentador u opinador sobre otros personajes; J.L.M. es más omnisciente incluso que M.E. porque conoce no sólo los hechos de los personajes, sino también lo que estos piensan del mundo y de sí mismos.


Crítica a las instituciones

Miguel Espinosa introduce en su obra una crítica directa a instituciones, tales como la Iglesia, la Universidad y el Estado, con una visión desolada y pesimista en cuanto a las expectativas de cambio. El Estado aparece representado, sobre todo, por los burgueses de Clase gozante, que son, en muchos casos, miembros destacados de su estructura; la crítica a la Iglesia se hace manifiesta, por ejemplo, en el retrato de esos acomodados que son miembros de una "secta católica" denominada "Causa de Dios" (evidente trasunto del Opus Dei) o, en otra parte, la referencia explícita a la Acción Católica; o en la explicación de un comerciante de cómo ha decaído la compraventa de objetos litúrgicos. Pero es la Universidad como institución del saber al servicio del Poder la que recibe una de las críticas más severas por parte del escritor; de ahí que la figura del catedrático sea abordada, siempre de manera negativa y en reiteradas ocasiones a través de distintos personajes.


Consideración final

Una importante conclusión es la de que la burguesía no es una clase social, sino una forma de estar en el mundo, la comúnmente aceptada y asumida por la mayoría de personas. El dominio de la concepción burguesa de la existencia implica la muerte de Dios y el nacimiento de la figura del Benefactor, fuente primera de la que emana toda riqueza, y la prioridad de lo tangible e inmediato sobre el espíritu y lo trascendente, al igual que de la acción sobre la reflexión; lo que trae como consecuencia que las relaciones humanas estén condicionadas a priori por valores como el prestigio social, el poder o la capacidad económica, que serán los que hagan que las relaciones sean de una u otra clase. Por otra parte, en la sociedad burguesa también se debe incluir a quienes han sido apartados de su estructura, pues por oposición o integración, todos están vinculados a ella. Además, la burguesía desaparecería si no existiesen quienes no forman parte de la misma y no gozan de sus privilegios.

Con La fea burguesía, M.E. pretende ofrecer una contundente advertencia acerca del Mal que anida en la cotidianidad y en la norma. Estos son rasgos propios de la actualidad en la que vivimos, actualidad distinta a la descrita en La fea burguesía, pero, definitivamente, actualidad. y es conveniente comprender su verdadero poder y su carácter atemporal: devorador del pasado e ignorante del futuro y de la caduca naturaleza del presente. La lectura de esta obra, invita a no considerar que toda tentación pertenece al pasado y a la consciencia de la caducidad y banalidad de los ritos presentes.


Clase media

Presenta cuatro perspectivas de parejas:

Castillejo y Cecilia. Perspectiva del vacío del triunfo.

De Cipriano Castillejo se puede destacar la intuición acerca de su propia mediocridad que sufre intensa y torturadoramente, aunque de forma transitoria y fugaz. El autor hace gala de su humor y crueldad respecto al protagonista cuando le otorga la experiencia de tres emociones:

Págs. 20/33 «Al año siguiente, apenas emprendido el curso académico, el catedrático vivió una emoción: de repente sintió tristeza,» …«Y se expresaba así porque acababa de experimentar una segunda emoción: el tedio de la vida», … y, finalmente: «Durante las seis conferencias, Castillejo vio en primera fila a su mujer, su hija y su futuro yerno. Entonces vivió su tercera emoción: la experiencia del apartamiento y de la imposibilidad de comunicación.»

Espinosa recurre a la cuantificación de los sueldos (en otros casos gastos) de sus protagonistas, mediante una relación comparativa. El resultado de la comparación no llega a establecer una dimensión cuantitativa, sino muy expresivamente cualitativa.

Hay cinco párrafos (anáfora-págs. 34, 35, 36, 38 y 40) que se inician del mismo modo «Conforme medita, Castillejo se derrumba» que van narrando el proceso de revisión de su vida por el propio personaje, aunque no es un examen del que se deriva autocrítica alguna, sino una constatación progresiva de su pobreza intelectual y del inexorable proceso de sustitución que alcanza a todos. 


Clavero y Pilar. Perspectiva de la “actualidad” como religión y sus nuevos ritos.

Hay 3 “perlas” en las págs. 42, 54/55 y 62. La pareja formada por Clavero y Pilar representa la inclinación por lo actual propia de la clase acomodada, que no desea ser consciente del carácter transitorio del tiempo y de la existencia humana. Aparece un tal Sergio Macanás como opinador.


Krensler y Cayetana. Perspectiva de la crueldad del orgullo.

Págs. 64-65 (2 orgullos) y 78. En el personaje de Krensler se hacen notorias la soberbia y la crueldad con la que trata a los marginados; es, además, el paradigma del ser que surge por negación de los otros.
Comparecencia de Domingo Alberola como comentador y 2º narrador.


Paracel y Purificación. Perspectiva de unción a lo material

Paracel y Purificación, ponen de manifiesto la estrecha unión de los burgueses con la materialidad como forma de aferrarse a la vida y negar la muerte.

Aparición de Juan Pérez Valenzuela de comentador y 2º narrador.

Pág. 87. «No podemos afirmar que la vivienda del médico resulte confortable y amable; más bien cabe sostener que ha sido configurada con el propósito de evidenciar el lujo.»

Aquí es donde se hace referencia a una secta católica “Causa de Dios”, evidente referencia al Opus Dei.


Clase gozante

Son 47 fragmentos. Del 1 al 44, 21 son de carácter narrativo y 23 de carácter descriptivo (más abajo hay un análisis más detallado); 45 y 46 son cantos y el 47 una síntesis sublimada de todo lo leído,

Es un conjunto de cuentos: parábolas, historias, caracteres, poesías o himnos. 

En esta parte hay una mayor proximidad a lo descrito dado que es uno de sus miembros quien perfila el retrato de la clase a la que pertenece. De un punto de vista externo en la primera parte, pasamos a una perspectiva interna en la segunda.

En Camilo y Clotilde se nos presenta al grupo formado por Godínez, Lanosa y José López Martí (en ocasiones nombrados como Godinillo, Lanosilla y Lopecillo) en los que se muestra la inteligencia, la necesidad de enjuiciamiento y el amor a la verdad, lo que les instala irremediablemente en el ámbito de la marginación social y de la crítica al Poder y a sus representantes. Los tres personajes citados se constituyen en manifestación del espíritu frente a la materia, de la esencia frente a la apariencia, de lo trascendente frente a lo frívolo y de lo constante frente a lo efímero.

El gozante Camilo —diplomático— posee cualidades que no son propias de ningún otro acomodado, al menos, de los que desfilaron por la primera parte de la obra y de los que le rodean en la segunda. Está dotado de atributos que no son comunes entre los integrantes de su clase social; especialmente de inteligencia y, en particular, de capacidad de reflexión y de objetivación de sí mismo y de sus iguales. Para poder expresarse como lo hace, Miguel Espinosa lo ha dotado de un enorme cinismo y lo hace sentirse amparado por una plena impunidad, caracteres representativos del personaje, pues se dan en él con gran intensidad. Son sus propias palabras las que ponen al descubierto, sin pudor, el odio que siente hacia los marginados, el irracional culto que rinde a la materialidad, a los hechos y al prestigio, y el carácter servil de su persona y de los otros acomodados.

Y sobre todas sus características, destaca la maldad, de la que son conscientes no sólo sus críticos, sino, incluso, él mismo, hecho por el que se regocija y que le hace ser objeto de "un proceso de demonización" gracias a las propias afirmaciones de Camilo, que se define como ser contrario a la Divinidad y a sus preceptos, y como fuerza contraria a la Creación y a sus criaturas; también lógicamente, por las caracterizaciones que de él hacen los marginados reflexivos que lo observan. La irrealidad en la que vive el burgués y en cuya creación y mantenimiento parti-cipa, la arbitrariedad de sus actos y de su trato con los no gozantes y la banalidad de todo cuanto le rodea provoca que la burguesía se presenta ante nosotros como la encarnación del Mal en el mundo.

Camilo es testigo y defensor-acusador de sí mismo, conforme trata de defenderse más y más se acusa. Godínez, con su silencio ejerce como jurado y juez.


A modo de exégesis de Clase gozante

Extractado del ensayo “La fea burguesía proceso y ejemplario” del profesor en la Universidad de Columbia (NY) Dr. Gonzalo Sobejano, publicado en 1996.

21 fragmentos narrativos y 23 fragmentos descriptivos

NARRATIVOS (21)

Narración por tres conductos: el cuento (se narra un suceso notable); la biografía (relato de una vida); y la parábola (figuración de un suceso ficticio para deducir un significado moral).
5 Cuentos: 1 La resurrección: don Gonzalillo, tendero de los ricos, resucita en el interior de un sueño de Godínez; 8 La mesa: El pudiente que llegó tarde a la muerte de su madre; 13 El entierro: Un gozante evita acudir al sepelio de su suegro rural; 18 La tumba: un hIjo no llegó a la inhumación del padre a la tumba que a éste legó su antiguo patrón; y 23 El viaje: viaje estropeado, al sentir de Camilo, por la compañía de una hermana ligada al pasado inconfesable. Casi todos estos cuentos tienen como tema central LA MUERTE.

6 Biografías: 3 Los iguales: quienes antaño fueron despreciados han llegado a triunfar; 6 El trovador: Lanosa fue el cantor de Clotilde y hoy ha dejado de serlo; 25 La fidelidad y la infelicidad: Clotilde se ha he-cho infiel a Lanosa y fiel a Camilo, mientras este empieza a ser infiel a Clotilde; 29 La inteligencia: imagina Camilo a Godínez como bufón de diplomáticos, igual que si ya lo hubiera vivido; 28 La conjura: por qué Pedrosa enloqueció su vida, su manía persecutoria, su muerte; y 43 La destrucción: para un anciano como don Jacinto y para individuo menos viejo, como Lanosa, el pasar de la edad es caminar hacia la muerte. Casi todos estos sumarios biográficos tienen como motivo cardinal EL DESTINO: el resultado de lo que fue antes en lo que ya es.

10 Parábolas (símiles morales que narrativamente dan forma a perdu-rables verdades): 5 Las banquetas: teorizadores como Godínez deberían permanecer siempre sentados en banquetas, …; 11 La eficacia: semanas de Camilo dedicado, imaginariamente, al exterminio de razas; 27 Los objetos: haber atesorado objetos raros; 30 El orden: orden como prisión pero también como resguardo; 31 La enfermedad: el padre enfermo, que prefirió al hijo importante que lo olvidaba, al hijo insig-nificante que lo cuidó; 34 El jardín: Lanosa derruido, sentado en el ban-co de un parque como Cristo clavado en su cruz; 37 El paraíso: gastar es coger sin trabajo frutas paradisíacas; 40 El automóvil: la madre de Camilo al notificar que su hijo vendrá a visitarla en coche “oficial” se transforma en la contrafigura de María; 41 El ojo: a los gozantes los mira el ojo humano, a los marginados el ojo de Dios; y 42 Los perros: adulan o muerden, por el Poder, reino en el que no habitan Lanosa ni Godínez. Casi todas ejemplifican el DUELO ENTRE EL BIEN Y EL MAL

DESCRIPTIVOS (23)

Están dirigidos al presente natural y no a un pretérito ya cumplido en la memoria o en la fantasía.
La descripción se produce en 3 formas: de menos a más abundancia: la pura descripción de objetos (cosas que se hacen presentes); la reflexión acerca de circunstancias o principios (glosa mental); y la etopeya (retratos morales)

4 Descripciones de cosas. 16 El hogar: enumeración de lo que encierra un hogar sentido como castillo defensivo; 21 El sueño: una máquina automática que solo registra en su mecanismo a los gozantes; 36 El fo-lleto: irrisión del folleto que consagra a un arribista; y 44 La mecedora: la imagen de Godinillo sentado en una mecedora, una noche de verano, frente a una vieja vecina, acrece la felicidad de no ser un Godínez. Exhiben la DIFERENCIA ENTRE GOZANTES E INDIGENTES.

5 Reflexiones o glosas ocasionales. 2 Los regalos: hacer modestos obsequios a padres y hermanos para ponerlos en su sitio, a lo lejos; 7 Las historias: sólo contadas desde el final revelan su sentido: Lanosa acabará rompiendo lo que de joven escribió a Clotilde; 9 El bolso: lleno de  dinero su bolso, la esposa acata al esposo que encarna el hecho olvidando al amador que en su palabra decía antaño la verdad; 12 Los inte-grados: gozantes bien situados contra auténticos marginados; y 35 Los dones y los sobredones: los sobredones del gozante brotan del poder que le quita al sufriente. Son paráfrasis de LA DISTANCIA El ENTRE VENCEDORES Y VENCIDOS.

14 Etopeyas. 4 El autoretrato: definición del gozante e indirecta autocrítica del locuaz Camilo; 10 Los oficios: Camilo enumera todo aquello que él no es, para proclamarse, en fin diplomático; 14 La cena: preparativos del homenaje al decano Mariano; 15 La visita: visita de Camilo a otros gozantes con quienes comparte la posesión de la actualidad; 17 Los chiflados: Lanosa y Godinillo, antítesis de los poderosos que los excluyen; 19 El calendario: se describe el año programado por los conformistas; 20 el rostro: la riqueza magnífica de los gozadores; 22 Los negado y lo dado: a Godínez le está negado el Poder y le vino dado asistir a la enfermedad y agonía de su madre; 24 El físico: el adulador que llegó a profesor de Física, Juan Eugenio González con su esposa Lucrecia y sus hijos Geromín y Gisela (familia muy semejante a las de “clase media”); 26 Los jóvenes: cierto Santillanito joven y sus siervos; 28 Los viejos: cierto viejo don Gerónimo, poderoso y sus siervos; 32 El tren blindado: Los ricos gastan, sólo los pobres compran; 33 El libro: Juan Eugenio González da sus clases universitarias siguiendo un manual elemental que para su orientación le recomendó José López Martí, y desprecia a éste por pobre; y 39 La impunidad: los protegidos impunes contra los inermes. Estas etopeyas acentúan el ODIO DE LOS FAVORECIDOS CONTRA LOS INVÁLIDOS.

Este sería el sentido último de este libro que con tan profundo humor renueva las formas principales de la moralística: verificar el proceso al MAL moderno, mostrando su innúmero ejemplario, y exaltar, a través del silencio el eterno BIEN: la caridad. 


A modo de bibliografía: textos consultados para la elaboración de este comentario:

(De los indicados en negrita se han extractado o resumido partes de su contenido)

Biografía de Miguel Espinosa, por desconocido.
Cartas a Mercedes, por Antonio Balsalobre.
Comentario de Pilar Fraile sobre el estudio de José Luis Bellón.
Los tratados de Espinosa. La imposible teología del burgués. Varios estudios de la Universidad de Murcia, de los que consultados especialmente:
Ficción y verdad en Miguel Espinosa, por Antonio Campillo Meseguer
Tríbada la novela de nunca acabar, por Agnes Moncy
Desencanto y denuncia en La fea burguesía, por Luciano Palao Rico
Miguel Espinosa, un poeta del pensamiento. Entrevista a Mercedes Rodríguez.
Sobre Escuela de Mandarines, por Desconocido.
Cartas a Mercedes, parte 1. (8 cartas).
Escuela de Mandarines. Comentario crítico, por Desconocido.
La fea burguesía, Proceso y ejemplario, por Gonzalo Sobejano.
Miguel Espinosa, La mirada de la desolación, por Carmen Carrión Pujante.
Miguel Espinosa, La construcción de la disidencia, por Fernando R. de la Flor.
Intertextualidad en la obra narrativa de Miguel Espinosa, tesis doctoral de Carmen Martínez Peña.
Un día en la vida de Miguel Espinosa, por José Luis Martínez Valero.