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martes, 29 de octubre de 2013


EN OCTUBRE CON "LEÓN EL AFRICANO"


El pasado viernes, día 25, nos reunimos para tratar en el Club de Lectura la novela "León el africano" de Aminn Maalouf presentado por José María. Es una novela basada en una persona que realmente existió. León nos dejó mucha información sobre la época tan interesante que vivió en su obra "Descripción de África".

RESUMEN DE LA OBRA

Hasan bin Muhammed perteneció a una familia ilustrada que residió en Granada hasta que los Reyes Católicos la reconquistaron en 1492. Cuando la familia de Hasan bin Muhammed salió de la Península Ibérica, se estableció en la ciudad marroquí de Fez, donde Hasan bin Muhammed vivió su juventud. Hasan recibió una educación privilegiada, como miembro de una familia culta, y estudió en la Universidad de Al Karaouine de Fez, obteniendo el título de faqih. Durante una corta temporada Hasan bin Muhammed trabajó en un maristan (hospital y asilo), pero pronto dejó Fez para acompañar a su tío en un viaje diplomático hacia el MagrebKano y Tombuctú (en ese entonces perteneciente al Imperio Songhay, y que constituía uno de los centros culturales y comerciales más importante de África) y otras ciudades del oeste africano. Pocos años más tarde, Hasan había ya cruzado varias veces el Mediterráneo, y visitado ConstantinoplaEgipto, y probablemente también Arabia. A los veinticinco años, mientras atravesaba el Mediterráneo, fue capturado por navegantes cristianos cerca de Creta o la isla de Djerba, que, reconociendo su sabiduría lo llevaron frente al Papa León X, el cual, en 1520 lo liberó y lo bautizó con su propio nombre: Giovanni Leone di Medici, pero pronto se le conoció como Leone, il africano, es decir, León el Africano.
El Papa pidió a León el Africano que hiciera un compendio donde expusiera todo lo que conocía de África. Así, León el Africano hizo en lengua italiana, su obra más importante: Della descrittione dell'Africa et delle cose notabli che ivi sono (Descripción de África y de las cosas notables que ahí hay). Tan importante fue esta obra de Hasan bin Muhammed, que durante mucho tiempo no existió otro texto en Occidente en donde se hablara de Sudán.
En 1521 el Papa León X, mentor de León el Africano, murió, y Hasan se mudó a Bolonia. Más tarde visitó Florencia y Nápoles. León el Africano no sólo publicó sus viajes en la Descripción de África; hizo también una traducción al árabe de las Cartas de San Pablo, las biografías de treinta árabes ilustres (de los cuales veinticinco son musulmanes y cinco judíos), un diccionario entre el árabe, el latín, y el hebreo, entre otras.
Pocas referencias existen sobre León el Africano. Casi por sí solas las notas autobiográficas de la Descripción de África constituyen la única referencia de su vida. La versión más aceptada sobre los últimos años de la vida de Hasan es que viajó a Túnez, donde retornó alislam, y más tarde murió.
En 1986, el escritor de origen libanés Amin Maalouf publicó una novela sobre la vida de Hasan bin Muhammed titulada León el africano, y que ha sido traducida a varios idiomas.

RESUMEN DE LA REUNION
En general ha tenido buena aceptación la propuesta de este libro. Nos ha servido también para descubrir una persona tan interesante como Aminn Maalouf.
A continuación adjuntamos una de las muchas opiniones que hay en la web sobre el libro y su autor y que se comentó en la reunión..
"En una época de crisis en la que dos grandes imperios pugnan por la supremacía en el Mediterráneo, Hasan, nacido en Granada poco antes de 1492 y más conocido como León el Africano, emprende una extraordinaria peregrinación que, guiado por su pasión de vivir, lo llevará a la misteriosa ciudad de Tombuctú, a los quince reinos negros situados entre el Níger y el Nilo, y a la deslumbrante Constantinopla. Finalmente, sus conocimientos y experiencias, donde se funden la cultura oriental y la occidental, el mundo cristiano y el del islam, serán puestos al servicio del papa León X y de Julio de Médicis.

Tras leerla no queda más que creer que al pasado se puede viajar, pasear por las calles de una Granada a punto de ser conquistada, Una ciudad de Fez acogedora de las tristes nostalgias de los granadinos inmigrantes, un El Cairo abigarrado, colorista, bullicioso. Un Tombuctú cuya magia te atrapa, una Roma renacentista donde coexisten papa y artistas. Me ha gustado y mucho...

El señor Maalouf nos deleita con una verdadera novela histórica, una de verdad, con las peripecias de un musulmán expulsado de la Granada de Boabdil el chico y espía al final de sus días para el papa Clemente VII. La historia se inicia a finales del año 1488 de nuestra era y concluye a finales de 1526. Treinta y ocho años en los que el protagonista, Hasan, recorre con la maestría impresionante del señor Maalouf los reinos de Granada, Fez, Tombuctú, Alejandría, el Cairo, Constantinopla y la Roma del Renacimiento.
Una historia similar a otras grandes novelas históricas relatadas en primera persona por el protagonista, el Médico o Sinué el Egipcio, y que nos transporta a una edad convulsa de la historia en la que la que los imperios aparecen y desaparecen con la misma velocidad de la vida misma. En la que las riquezas y las mujeres hermosas no son más que un bien de Dios, que tal las entrega, las recoge a su libre y divino albedrío.
Es además esta novela un canto a la tolerancia, a la religión bien entendida, a la comprensión del porqué de la estupidez humana, la intransigencia y la ambición. Excelentemente escrita en el ritmo pausado tan habitual de los escritores árabes, Amin Maalouf nos introduce con respeto en la visión de un momento histórico bien conocido por nosotros, los cristianos, desde la óptica europea, pero esta vez a través de los ojos de un musulmán de mente abierta, aventurero, gozador de la vida y agradecido a Dios, al de verdad, no al inventado y reinventado mil veces por los diferentes mandatarios, sultanes, califas, papas, o reyes de turno. Una demostración de que la única patria es la tierra que pisamos y la única lengua válida aquella que nos permite acercarnos al otro. Una muestra de que la perdida de la identidad por la acogida entusiasta de una nueva no sólo no nos empobrece, sino que nos colma de sabiduría, vida e inteligencia para comprender. Un canto de aceptación de las vicisitudes tras el prisma de la esperanza y el acatamiento de nuestro destino. Una prueba patente de que cuando nuestra mente se abre, en palabras de Coelho, "todo el Universo conspira en nuestro favor".
Ya desde las primeras líneas de la obra queda patente esta visión cosmopolita y abierta del mundo: "A mí, Hasan, hijo de Mohamed el alamín, a mí, Juan León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un papa, me llaman hoy el Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de Arabia soy. Me llaman también el Granadino, el Fesí, el Zayyati, pero no procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía. Por boca mía oirás el árabe, el turco, el castellano, el bereber  el hebreo, el latín y el italiano vulgar, pues todas las lenguas, todas las plegarias me pertenecen. Mas yo no pertenezco a ninguna. No soy sino de Dios y de la tierra, y a ellos retornaré un día no lejano."
Abro una hoja al azar y encuentro otro paraje que explica mejor de lo que yo pudiese hacer en mil años la grandeza de esta historia, "Si la muerte no fuera inevitable, el hombre habría perdido su vida entera evitándola. No habría arriesgado, ni intentado, ni emprendido, ni inventado, ni construido nada. La vida habría sido una perpetua convalecencia. Sí, hermanos, demos gracias a Dios por habernos dado el regalo de la muerte para que la vida tenga un sentido; la noche, para que el día tenga un sentido; el silencio, para que la palabra tenga un sentido; la enfermedad, para que la salud tenga un sentido; la guerra, para que la paz tenga un sentido. Agradezcámosle que nos haya dado el cansancio y las penas, para que el descanso y las alegrías tengan un sentido."
¿Qué más puedo decir? Sólo que en el fuero interno de mi faceta de escritor me avergüenzo profundamente por no tener la capacidad de escribir jamás algo parecido.

Felicidades señor Maalouf, y gracias infinitas por habernos permitido gozar con su fabulosa historia. También gracias a la excelente traducción de María Teresa Gallego y María Isabel Reverte.

Y a vosotros, visitantes ocasionales de estas críticas, os recomiendo sin pudor que os hagáis con un ejemplar de esta novela y gocéis en la soledad del lector de los mejores parajes que he visitado en mucho tiempo".




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