Nuestra
compañera Pilar Taulés presentó el libro Beatus Ille de Antonio Muñoz Molina en
nuestra sesión del club de lectura del día 22 de Febrero de 2019.
Beatus Ille
es una extraordinaria primera obra de Antonio Muñoz Molina, una entrada a
bocajarro, en la Literatura que descubrió a un gran narrador que pasó a formar
parte de la élite en el panorama literario español.
1.
BREVE RESUMEN
La
obra comienza en enero de 1969 en la estación de Mágina, trasunto de Úbeda
(Jaén) ciudad natal del autor y finaliza dos o tres meses más tarde en la misma
estación. Durante este breve periodo de tiempo se desencadena una investigación
sobre el pasado que lleva al descubrimiento de un crimen y a dar una nueva versión de ciertos hechos que
ocurrieron en el pasado.
En 1969 Minaya es un joven estudiante que para alejarse de Madrid, se
refugia en su ciudad natal Mágina, en casa de su tío Manuel con la excusa de escribir
una tesis doctoral sobre Jacinto Solana, poeta republicano encarcelado,
liberado y muerto en 1947.
Manuel y Jacinto Solana eran muy amigos desde la infancia y estudiaron
juntos en Madrid donde conocieron a Mariana que trabajaba de modelo con el
pintor Orlando. Solana se enamoró de Mariana pero Manuel fue el que le pidió
que se casara con él, lo que ella aceptó. La noche anterior a la boda Mariana y
Solana rodaron abrazados por la hierba. La mañana siguiente a la boda, Mariana
murió por un disparo procedente de una persecución por los tejados. Solana se
fue a Madrid, se alistó y fue detenido y encarcelado.
Cuando en 1947 Jacinto Solana sale de la cárcel, vuelve a Mágina a casa
de su amigo Manuel para intentar escribir una obra importante. Más tarde, para
protegerse del ambiente revuelto del pueblo, se traslada al cortijo de Manuel,
La Isla de Cuba, donde es abatido por la Guardia Civil en la persecución a un miliciano.
En 1969 Inés abre para Minaya el dormitorio nupcial sólo utilizado en la
noche de bodas y encuentran allí un paquete de cuartillas manuscritas de Jacinto
Solana, donde se lee un título: Beatus Ille. Inés lo acompaña también al cortijo
donde Solana pasó sus últimos días. En una americana se Jacinto aparece un
cuaderno azul, manuscrito.
Fallece el tío Manuel de un ataque al corazón y Utrera, un antiguo amigo
escultor que vive en la casa, culpa a Minaya e Inés de su muerte, pues Manuel los
descubrió haciendo el amor en el dormitorio nupcial. Pero Inés tiene una baza,
doña Elvira, en un ataque de nervios, ha arrojado sus papeles por el suelo y,
entre ellos, una carta dirigida a Utrera que lleva a Minaya a averiguar que el
escultor era un espía franquista. Doña Elvira que no quería a Mariana para su
hijo y la había visto abrazarse apasionadamente con Solana la víspera de la
boda, chantajeó a Utrera para que la matara.
Minaya descubre el día del entierro de Manuel al falso tío de Inés que no
es otro que Jacinto Solana. En la refriega en realidad quedó malherido y pudo
cambiar su ropa por la del miliciano muerto. Fue recogido por los padres de
Inés y posteriormente ella se fue a vivir con su “tío adoptivo” con el que formó
pareja.
Solana confiesa que no había sido capaz de escribir nada en 1937 ni en
1947. Sin embargo, la llegada de Minaya despertó sus recuerdos y pudo ponerlos
por escrito. Con las confidencias de Inés que le transmitía todo lo que Minaya
le contaba, consiguió su deseada gran obra. De ella proceden los textos que han
ido “apareciendo” en las pesquisas de Minaya.
Los lectores descubrimos la interrelación entre las vidas y escritos de
Solana y Minaya. El verdadero narrador omnisciente de la obra es Jacinto
Solana. La obra termina donde empieza, en la estación de Mágina con Minaya
esperando el tren para Madrid.
Se ha deshecho el triángulo amoroso y
literario de Solana, Minaya e Inés.
2. EL TÍTULO: Significado y
procedencia
2.1. Beatus Ille, expresión latina
Reproduce
una expresión latina que se traduce como “dichoso o feliz aquél” y que se
convirtió pronto en un tópico literario, un lugar común, un tema muy utilizado
en la Literatura a través de los siglos, como evocación de la vida tranquila y
sencilla del campo frente a la de la ciudad.
Procede del Epodo II de Horacio
«Beatus
ille qui procul negotiis …»
Dichoso aquél que vive alejado de los negocios,
como la antigua grey de los mortales;
y, con sus propios bueyes, labra el campo paterno,
libre del interés y de la usura.
como la antigua grey de los mortales;
y, con sus propios bueyes, labra el campo paterno,
libre del interés y de la usura.
Este tópico
fue retomado durante el Renacimiento
como una de las aspiraciones del hombre junto el “carpe diem” (aprovecha el
momento) el “locusamoenus” literalmente lugar ameno, lugar idílico, lugar
idealizado sobre la realidad y el “tempus fugit” el tiempo corre, se va
deprisa.
Lo
utilizaron:
- Fray Luis
de León en su “Oda a la vida retirada”
Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruido
- El
Marqués de Santillana en las Serranillas,
- Garcilaso
de la Vega en la Égloga II,
- Fray
Antonio de Guevara en la obra “Menosprecio de corte y alabanza de aldea”, etc.
2.2. Beatus Ille título de la obra
de Solana
Beatus Ille
es también el título de la obra que supuestamente había escrito el poeta
republicano Jacinto Solana en 1937. La utilización de este tópico por Solana
representa el desiderátum latente a lo largo de toda la obra en sus
protagonistas y principalmente en Jacinto Solana, su padre Justo Solana, Frasco,
el guardián del cortijo y en cierta medida del propio Minaya que se refugia en
el pueblo para huir de la situación de huelgas estudiantiles en Madrid.
La naturaleza,
los sentimientos que despierta en los personajes y la vida del campo son objeto
de numerosas descripciones con sintaxis morosa y abundantes recursos
lingüísticos. Como ejemplo, esta descripción del narrador sobre su padre:
«Vivía solo, en la huerta que él mismo había
roturado, en la casa que levantó únicamente con sus manos antes de que yo
naciera….. cocinaba su comida exactamente con el mismo placer que hallaba en
todos los oficios de la soledad, porque ahora, cuando está muerto, sé que era
un hombre dominado por una fiera voluntad
de estar solo y que si se marchó de Mágina el 19 de julio de 1936 no fue
porque tuviera miedo de la guerra, sino porque la guerra le ofreció el
pretexto que siempre había deseado para abandonar la ciudad y huir el trato
tedioso con los otros hombres.»
2.3. LA CONSTRUCCIÓN DE LA OBRA: INFLUENCIAS
Muñoz
Molina asume la concepción galdosiana de la novela y rinde homenaje
explícito a una serie de autores que forman parte de su canon personal: Max
Aub, Henry James, Borges, Marcel Proust, Baudelaire, Borges y otros.
Max Aub
Buscando
maestros y también héroes, Muñoz Molina, confiesa él, tuvo la suerte de
encontrarse con Max Aub a quien admiró como escritor por ser un cronista amargo
y minucioso. A él dedicó su discurso de ingreso en la Real Academia titulado
“Destierro y destiempo de Max Aub”.
Sobre la simulación, la ficción
como realidad
Max Aub
escribió desde el exilio en 1954 un discurso de su ficticia entrada en la Real
Academia que nunca se produjo. La simulación fue completa, escribió también el
discurso de contestación de otro académico amigo y saludó a otros académicos
presentes entre los que se encontraban escritores de ambos bandos de la Guerra
Civil, vivos unos, fallecidos otros. “La historia que pudo haber sido pero no
fue”.
Llegó
incluso a imprimir estos discursos de la misma forma que lo hace la Real
Academia, se distribuyeron y se vendieron como si fueran reales.
Más tarde,
otra simulación de Max Aub se inició con uno de sus libros titulado “Jusep
Torres Campalans”, al inventarse una
biografía falsa de un pintor cubista olvidado y construirle una vida, pintar él
unos cuadros con la firma del otro y llegar a exponerlos en Méjico y Nueva York
con sus correspondientes catálogos. Es una de las muchas bromas literarias de
Max Aub que llegó al punto de hacer que Torres
Campalans conversase ficticiamente con él, creador del personaje y autor
de su ficticia biografía.
Y añade AMM en su discurso: «De
aquella novela, y de un relato de otro de los grandes maestros en las sutilezas
de la apariencia de las cosas, Henry James -“Los papeles de Aspern”- nació́ sin
duda la idea de la primera novela que llegué a escribir»
«¿Por qué Max Aub, en la obra Jusep
Torres Campalans, en vez de escribir abiertamente una novela, fingió́
escribir un ensayo de historia del arte, o un libro reportaje?»
De la misma forma, nosotros
podemos preguntarnos: ¿Por qué Muñoz Molina, en vez de escribir directamente la
amarga historia de Jacinto Solana, utiliza a un estudiante que pretende ser
escritor para que vaya descubriendo los falsos escritos del presuntamente
fallecido poeta vanguardista que éste ha ido escribiendo y con ayuda de Inés ha
situado estratégicamente para que el estudiante los “descubra” ?
El autor compara este tipo de
escritura con esa pintura mural del barroco que simula puertas y composiciones
arquitectónicas.
Esa mezcla de historia y ficción,
personajes inventados y reales, hace que, en un pasaje de Beatus Ille, JS al
escribir en 1947 los hechos de 1937 pueda preguntarse por qué aquella madrugada
(de 1937) no se quedó un poco más de tiempo escondido entre las columnas para
ver al asesino de Mariana, por que no habló con ella o la llamó cuando pasó por
su lado en camisón camino del palomar donde encontraría la muerte. La historia
hubiera podido ser otra. Y esa es la potestad del creador, del autor.
Por todo esto podemos calificar a
Beatus Ille de artificio donde las identidades se confunden como consecuencia
de la forma de narrar y de los recursos utilizados que luego analizaremos.
Henry James – “Los papeles de
Aspern”
Dice Muñoz Molina: «“Los papeles
de Aspern” me parece una de las narraciones más perfectas que existen. Cuando
yo terminé de escribir Beatus Ille pensé que los críticos me reprocharían la
semejanza de su argumento con el de Henry James. Ni uno solo la mencionó, siendo
tan evidente.»
Henry James se inventó un poeta
romántico, Jaffrey Aspern y lo hizo protagonista de una historia inventada narrada
en primera persona por el poeta: Un crítico literario viaja a Venecia en busca
de las cartas que su admirado poeta Aspern escribió a su musa Juliana Bordereau.
Para conseguirlo se hospeda en el palacio donde vive ella y su sobrina. La
sobrina se enamora de él. Cuando Juliana cae gravemente enferma, al
protagonista se introduce en la habitación de la anciana pero ella lo descubre,
discute y queda inconsciente y poco después, muere (esto nos recuerda la muerte
por impresión de Manuel, el tío de Minaya). La sobrina ofrece al crítico un
trato para acceder a los documentos: que se case con ella. Él no acepta y ella
destruye los papeles.
Proust: la metáfora proustiana
Dos aspectos fundamentales de la
obra de Marcel Proust aparecen en la literatura de Muñoz Molina: La importancia
de las metáforas, creadas como capas superpuestas de comparaciones homogéneas o
símiles y la tendencia a llenar y dilatar la frase al máximo de su capacidad.
Estos rasgos aparecen tanto en las
minuciosas descripciones de la realidad física: paisaje, casa, pueblo, como en
la expresión de los sentimientos.
Borges: los espejos
En la casa de Manuel, los espejos
aparecen como obstáculo que impiden avanzar a sus visitantes: el pequeño Minaya
al verse se asusta y no continua en su recorrido por la casa y Solana adolescente
queda petrificado por su imagen humilde, de “pobre” que no concuerda con la
idea que tiene de sí mismo y sus expectativas: su cabeza rapada, alpargatas de
cáñamo son señales de afrenta. Para defenderse imagina otro futuro de viajero
rico.
2.4. TEMAS DE BEATUS ILLE
La identidad, la Guerra Civil, las
relaciones entre Historia, memoria y deseo, la descripción de un mundo acabado
y la Literatura son temas de esta novela.
La
identidad
Está presente en varios niveles de la novela, el primero en la
identificación del narrador
presentido pero oculto hasta el final, aunque dejando rastros. Hasta tal
punto que, en ocasiones, llegan a confundirse las voces de Solana y de Minaya.
Otro nivel es la propia existencia
del personaje Jacinto Solana que inicialmente es un fallecido escritor
republicano militante del PC, desaparecido primero, se cree que fallecido
después y que después de estar presente y ser autor del relato, intervenir en
los personajes, está vivo y desde su lecho de muerte todavía está interviniendo
y dominando a sus dos personajes principales: Inés y Minaya y dando lecciones
al lector.
Después de ser tiroteado en el ataque
de la Guardia Civil a La Isla de Cuba y recogido por unos vecinos, no podía ni
recordar su identidad, como él mismo dice:
“Así que cuando abrí los ojos en aquella casa donde me
habían curado y escondido y tardé tantas horas en recordar mi identidad y mi
nombre yo ya no era nadie, yo era ese olvido y esa conciencia vacía de
la primera hora de mi despertar, y ni siquiera mi cuerpo inerte y las manos que
lo iban tocando bajo las sábanas me pertenecían, porque eran tan desconocidos y
exteriores a mí como los hierros de la cama y las vigas del techo y ese tumulto
de agua incesante que sonaba debajo del pavimento, a veces muy próximo y otras
tan remoto como un recuerdo que venía aliado a la sensación del agua, de la humedad,
del cieno, de alguien que se ahogaba en sus sueños”…
Por último, se produce el cambio de identidad de Solana que pasa a ser
el “tío paralítico” de Inés, la hija de sus benefactores que todavía no
había nacido cuando lo recogieron medio muerto.
Mágina,
trasunto de Úbeda
La ciudad es un tema recurrente en varias de las obras de Antonio Muñoz
Molina. El nombre ficticio de Mágina procede de la Sierra del mismo nombre y de
su pico principal, el Mágina, de 2164 metros de altura. A ella dedica
bellísimos párrafos:
«Luces de Mágina en la oscuridad, sobre la niebla,
reflejándose en ella como en el agua de una bahía muy lejana. Brillo incierto y
líquido, velas encendidas en las capillas últimas de las iglesias. Todo parece
dormir, pero nada duerme, ni nadie. Luces de Mágina sobre una gran llanura de
insomnio-»
Mágina, trasunto de Úbeda, la ciudad natal de Muñoz Molina y su locusamoenus
particular, en la novela está vista como un lugar idílico, lugar de la infancia
de los personajes de Jacinto Solana y Minaya.
- La casa. Vemos que el narrador da
una dimensión mayor a la casa de la que puede apreciar Minaya, al compararla
con una la visión histórica, con la memoria, de todos los hombres que la
miraron y vivieron en ella desde mucho antes de que naciera él. Con esto está
elevando LA CASA a la categoría de tropo o símbolo interno y externo es decir,
representación por antonomasia de la ciudad y de la memoria de los que por allí
han pasado.
«Mira la casa y siente tras de sí otras miradas que van a
confluir en ella para dilatar su imagen agregándole la distancia de todos los
años transcurridos desde que la levantaron, y ya no sabe si es él mismo quien
la está recordando o si ante sus ojos se alza la sedimentada memoria de todos
los hombres que la miraron y vivieron en ella desde mucho antes de que naciera
él.»
La casa de su tío Manuel, ejerce gran atracción sobre Minaya niño y
continúa siendo una referencia de mayor. Siempre adorada e inalcanzable pues
pese a ser la casa familiar, a causa de que la abuela de Minaya fue desheredada
por su padre:
Fachada blanca, balcones cerrados, llamadores de manos de bronce,
ventanas redondas en el último piso.
- El cortijo La Isla de Cuba. Es el locusamoenus particular de Manuel y de Jacinto
Solana y objeto de brillantes metáforas:
«La Isla de Cuba emergía al amanecer como una isla en la
niebla, que aún yacía en largos jirones entre los almendros y se desprendía muy
lentamente de los tejados bajos de la casa, como las últimas aguas de una
cautelosa inundación en retirada cuya crecida no hubiera advertido nadie.»
- La vista de Mágina en lo
alto, desde La Isla de Cuba, la huerta o cualquier punto del valle de la ribera
del Guadalquivir. A todas dedica el autor brillantes párrafos de prosa poética:
«Desleídos azules, amarillos, rosas, como en los últimos
bocetos de Orlando, aquellas acuarelas de Mágina vista desde el sur, desde la
explanada de “La Isla de Cuba”, en las que la sensación de lejanía –un largo
perfil de tejados y torres y casas blancas tendido sobre la cima del cerro
hacia el que ascienden las hiladas grises de los olivos y el verde pálido de
los trigales – era también el indicio de su distancia en el tiempo.»
«Magina en la lejanía, el verde pálido o gris de los
olivares y el río y las colinas y barrancos lunares que prolongaban el mundo
hacia el sur, hacia la sierra azul que yo no he pisado nunca.»
«Era otra luz la suya, dorada, fría y azul, tendiéndose
desde los terraplenes de la muralla en un descenso ondulado de huertas y
curvadas acequias y pequeñas casas blancas entre los granados, dilatándose en
el sur hacia los olivares sin fin y la vega azulada o violeta del Guadalquivir,
y ese paisaje era el mismo que luego reconocería en los manuscritos de Jacinto
Solana, plano como el mundo de las cartografías antiguas y limitado por el
perfil de la tierra tras la que era imposible que existiera nada. .. calles de Magina que parecía que fuesen a
terminar ante el mar y terraplenes como balcones acantilados o altos miradores
marítimos desde donde se asomaba a toda la claridad del mundo no violado sino
por la codicia de sus pupilas y las fábulas de su imaginación.»
Los
mundos acabados
La vida que llevan personajes como Jacinto Solana, su padre, Minaya
cuando era niño y sus padres corresponde a un mundo ya acabado a finales de los
años sesenta cuando Minaya llega a Mágina y más cuando Muñoz Molina escribe la
obra en 1986.
- Se refleja el amor a esa
vida tranquila y en la naturaleza y el trabajo del campo, si bien idealizada al
echar la vista al pasado pero sin obviar su dureza.
- El hecho de que Justo
Solana quisiera que su hijo le ayudase en el campo y dejase de estudiar, era lo
normal en aquellos años y el propio Muñoz Molina lo vivió. Hubo un profesor
también que habló con su padre que era agricultor y vendía sus productos en el
mercado, para que lo dejara estudiar.
- La amargura se palpa en
Jacinto Solana cuando su padre quiere quitarlo del colegio para que vaya a
trabajar. Pero esa amargura se olvida en el futuro cuando se ha conseguido el
objetivo como en el caso de Muñoz Molina, no tanto en el de Jacinto Solana. Y a
pesar de esto, el mismo JS al final de sus días, se reconcilia con su lugar de
origen.
Jacinto Solana rememorando el mundo de la infancia y la huerta de su
padre, entona la alabanza y añoranza de ese espacio de felicidad:
“Desde la ventana de su
habitación Jacinto Solana buscaba entonces en la lejanía la huerta de su padre,
la mancha blanca y mínima de la casa junto a la alberca y el álamo, pero no
podía distinguirla en la espesura unánime que se dilata y desciende entre las
estribaciones de la muralla y las primeras líneas de olivos como un oasis que
circundada a la ciudad , y poco a poco aquella claudicación de su mirada
adquirió para el una tonalidad de alivio que también aludía a su memoria, como
si la distancia que no podían descifrar sus ojos se estableciera igual entre su conciencia
presente y la costumbre fatigada y culpable de los recuerdos”.
Metaliteratura
- Anotaciones
del cuaderno azul: Manuel entra en el dormitorio nupcial con el cadáver de
Mariana y lo tiende sobre la cama deshecha. Minaya que imaginaba aquella escena
como un recuerdo propio, la encontró abruptamente convertida en una cuestión de
estilo : encontró unas anotaciones,
instrucciones del autor para corregir el manuscrito, en un pasaje que Minaya no
pudo encontrar: “corregir la caída del camisón de modo que no descubra los
muslos, solo las rodillas, muy delgadas, sucias de estiércol. Prohibida la
palabra “exangüe” “.
- Cuando
Minaya encuentra unas cuartillas anudadas manuscritas de JS con el título de
Beatus Ille, dice:
Era una especie de diario
escrito entre febrero y abril de 1947 rememorando cosas anteriores. A veces
Solana escribía en primera persona y otras veces usaba la tercera persona “como
si quisiera ocultar la voz que lo contaba y lo adivinaba todo para dar así a la
narración el tono de una crónica impasible.
Es una declaración de estilo
del autor, reflejo de lo que es su obra.
2.5. ESTILO EN BEATUS ILLE
La obra se enmarca en lo que se
podría denominar realismo literario o ficción de la realidad porque trasciende
los límites del realismo ya que se nos presenta un espacio donde un personaje,
Minaya, contribuye al proceso de escritura a medida de su memoria y deseo, a
partir de los “manuscritos encontrados” del que es autor su “hacedor”, Jacinto Solana
que para elaborarlos ha utilizado la información de su “criatura” (Minaya) a
través de la intervención de Inés que alimenta de materia prima a los dos
narradores en un doble sentido, pasa información de Minaya a Solana y traslada
los escritos de éste a Minaya situándolos estratégicamente para que los
“encuentre”. Se conforma así un triángulo literario, además de amoroso.
Por este motivo, aunque el
ideal de Muñoz Molina es la claridad, al existir esa interconexión de voces
narrativas en esta obra, las dudas sobre la identidad pueden desconcertar al
lector y la información que le llega poco a poco es densa, volviendo
continuamente sobre lo dicho en un estilo envolvente y circular y el lenguaje
muy elaborado con influencias de Proust, Borges y Cervantes.
Las largas descripciones tienen
dos objetivos principalmente, la descripción de Mágina, sus calles y
alrededores, la naturaleza, la huerta, el cortijo, la orilla del Guadalquivir, Mágina
en lo alto y el estado de incertidumbre de sus personajes.
Estilo
cinematográfico
Algunas narraciones contienen
acotaciones que parecen preparadas para un rodaje cinematográfico. Narra de tal
forma, que asistimos a un travelling, con la música de fondo que se necesita:
«a cada instante la música venía desde más
lejos y se borraba a veces del todo tras la voz tan próxima y murmurada de
Mariana y mirar hacia el comedor mientras me hablaba ella era como pasar de
noche junto a la ventana de una casa donde los postigos abiertos revelan una
cena familiar sorprendida y remota.»
Y de la misma forma aparecen
rasgos de suspense donde vemos a los personajes “solos ante el peligro”:
«Como si nunca dejara de
esperar a alguien, miraba el puente sobre el río y la vereda que terminaba ante
la casa, y sentado junto al fuego se quedaba fijo en el resplandor de las
llamas sin atender a Frasco, buscando acaso tras el crepitar de la leña un
indicio de que al fin llegaban los pasos de sus perseguidores, calculando el
tiempo aún no gastado de la tregua, las páginas en blanco que aún le faltaban
por escribir.»
El suspense está presente en la
narración cuando ya desde el principio se hace referencia a un crimen cometido
el 21 de mayo de 1937. Las pesquisas de Minaya se centran en paralelo sobre Jacinto
Solana su personaje objeto de estudio y las circunstancias familiares y
sociales que envolvieron la muerte de Mariana, la esposa de su tío Manuel, como
consecuencia de una bala perdida.
Elementos que crean un ambiente
detectivesco, donde la muerte de Manuel contribuye a desvelar la intervención
de su madre, que guardaba y mostraba reproches hacia su nuera y su historia
amorosa amorosa con Jacinto Solana.
3. EL
INCIPIT
La complejidad de la narración aparece ya en el arranque:
«Ha cerrado muy despacio
la puerta y ha salido con el sigilo de quien a medianoche deja un enfermo que
acaba de dormirse (narrador en 3ª persona, ¿omnisciente?, ¿externo?). He escuchado sus
pasos lentos por el pasillo, (narrador interno en 1ª persona, es un personaje)
temiendo o deseando que regresara en el último instante para dejar la maleta al
pie de la cama y sentarse en ella con un
gesto de rendición o fatiga, como si ya volviera del viaje que nunca hasta esta
noche ha podido emprender.»
«Al cerrarse la puerta
la habitación ha quedado en sombras, y ahora sólo me alumbra el hilo de luz que
viene del corredor y se desliza afiladamente hasta los pies de la cama, pero en
la ventana hay una noche azul oscura y por sus postigos abiertos viene un aire
de noche próxima al verano y cruzada desde muy lejos por las sirenas de los expresos
que avanzan bajo la luna por el valle lívido del Guadalquivir y suben las
laderas de Mágina camino de la estación donde él, Minaya, la está esperando
ahora mismo (el narrador habla de un personaje Minaya y de otro femenino) sin
atreverse siquiera a desear que Inés, delgada y sola, con su breve falda rosa y
su pelo recogido en una cola de caballo, vaya a surgir en una esquina del andén
(parece que la que ha cerrado la puerta, es Inés). Está solo, sentado en un
banco, fumando tal vez mientras mira las luces rojas y las vías y los vagones
detenidos en el límite de la estación y de la noche (Minaya). Ahora, cuando se
ha cerrado la puerta, puedo, si quiero (narrador en 1ª p) imaginarlo todo para
mí solo, es decir, para nadie, puedo hundir la cara bajo el embozo que Inés
alisó con tan secreta ternura antes de marcharse y así, emboscado en la sombra
y en el calor de mi cuerpo bajo las sábanas, puedo imaginar o contar lo que ha
sucedido y aun dirigir sus pasos, los de Inés y los suyos, (de Minaya) camino
del encuentro y del reconocimiento en el andén vacío, como si en ese instante
los inventara y dibujara su presencia, su deseo y su culpa.»
Hasta aquí tenemos una voz, un
narrador que parece que lo sabe todo y lo que no sabe puede imaginarlo,
contarlo y dirigir los pasos de los personajes como si los inventara y
dibujara. Es decir, un narrador omnisciente que parece, el DIOS, de los
personajes y de todos los sucesos que les ocurran y podría ser el autor del
resto de la historia.
«Cerró la puerta y no se
volvió para mirarme porque yo se lo había prohibido (confirmamos que el
narrador es un personaje con poder), sólo vi por última vez su delicado cuello
blanco y el inicio del pelo y luego oí sus pasos que se amortiguaban al
alejarse hacia el final del pasillo, donde se detuvieron. Tal vez dejó (3ªp,
ella, la misma de antes, Inés) en el
suelo la maleta y se volvió hacia la puerta que acababa de cerrar, y yo
entonces temí y probablemente deseé que no siguiera avanzando, pero en seguida
sonaron otra vez los pasos, más lejos, muy hondos ya, en la escalera, y sé que
cuando llegó al patio se detuvo de nuevo y alzó los ojos hacia la ventana, pero
no quise asomarme, porque ya no era necesario. Basta mi conciencia y la soledad
y las palabras que pronuncio en voz baja para guiarla camino de la calle y de
la estación donde él no sabe no seguir esperándola» (¿por qué no sabe? O bien
es un deseo más fuerte que él, porque está enamorado o porque el HACEDOR así lo
ha decidido).»
EL NARRADOR TIENE PODER SOBRE
TODOS Y VA A HACER LO QUE QUIERA CON ELLOS, INCLUIDO MINAYA. ESTO HABRÁ QUE
RECORDARLO MÁS ADELANTE CUANDO MINAYA QUIERA CONVERTIRSE EN NARRADOR.
El
final
Que el narrador es el gran
HACEDOR, se demuestra también cuando se cierra el círculo de la novela (en el capítulo
5, página 56, con una “pequeña anticipación” sobre el final) y Solana narra los
pensamientos de Minaya en la estación, tras la muerte de Manuel:
«Tal vez ahora en la
estación, cuando recuerda y niega y quiere embridarse la voluntad y el deseo
para que sólo le ofrezcan ante sí el necesario futuro de la deserción, la
partida y el tren y los ojos vengativamente cerrados, querrá percibir la
duración del tiempo que ha pasado en Mágina y el orden en que sucedieron las
cosas y descubrirá que no sabe o no puede… han pasado dos meses y treinta años
y dos vidas enteras sin que él pueda asignarles vínculos de sucesión o causa.
No recuerda cuándo deseó a Inés por primera vez, cuándo lo atrapó la biografía
de Jacinto Solana y descubrió sus manuscritos y cuándo fue a la Isla de Cuba o
rebuscaba en habitaciones con miedo de que lo descubrieran.» (Minaya es una
marioneta).
Redactar estas primera páginas, requiere gran maestría y planificación exhaustiva
de toda la obra y su escritura previa. Estamos ante un gran autor.
4. MULTIPLICIDAD DE NARRADORES
En esas dos primeras páginas enigmáticas, intuimos un narrador
omnisciente y hacedor que nos va contando la historia de Minaya, de la casa,
describiendo parajes de la ciudad y alrededores. Parece un narrador omnisciente
pero poco a poco descubrimos detalles que nos extrañan:
- Aparece Inés como informadora, en la narración con expresiones
entre guiones como “—le contó Inés—“ “—le dijo Minaya—“, sobre todo “—dijo Inés—”.
- Sabemos que Inés se ha hecho inseparable de Minaya y revisa
sus cosas para enterarse de todo lo que hace.
«Eso fue lo primero que
debió advertir cuando llegó a la ciudad (Solana) después de diez años”, piensa
Minaya en la plaza, escribe luego, esa noche, en el cuaderno de notas que Inés
puntualmente abre y examina cada mañana..»
- Empezamos a pensar que el narrador es Solana en párrafos como los siguientes:
«Luego ocurrieron cosas que ya he renunciado a
ordenar o explicar, he recordado y he escrito, he roto hojas de papel donde
sólo había trazado el nombre de Mariana. He intentado que hubiera un orden
necesario, en la celda ha tratado de recordar el menor suceso no olvidar nada,
he vuelto a mirar los ojos de Mariana.
Salgo a la explanada del
cortijo y la luna es la misma luna que aquella noche.»
- Otras veces dudamos ¿es JS o Minaya quien
habla? Porque en un mismo pasaje se intercalan discursos de ambos. Cuando
Minaya en 1969 va a dar una vuelta por el barrio donde vivía Solana, intercala
un pensamiento del poeta en 1947 y sin solución de continuidad, la frase que le
dice un vecino del barrio a Minaya cuando le pregunta si se acuerda de Jacinto
Solana:
«mientras caminaba hacia
la casa reconociendo hasta las irregularidades del suelo, pensó que toda su
vida había sido una larga equivocación, y que no debiera haber abandonado nunca
el espacio de esa serena luz que ahora lo recibía como a un extranjero.» «Cómo
no me voy a acordar de él, si nos criamos juntos —dice el hombre a Minaya.»
Solamente Solana en 1947 puede reconocer las irregularidades del suelo y
pensar en su larga equivocación, pero Minaya es el que va dando el paseo y le
pregunta a un vecino por Jacinto Solana.
- La fusión de las dos narraciones está patente en este párrafo,
mezcla de memoria y deseo:
«Disuelta en la ciudad,
contenida en ella como un delgado caudal que transcurría invisible y casi nunca
llegaba a rozar del todo su conciencia, estaba la vida primera de Minaya, pero
había una zona de bruma más allá de los territorios finales de su memoria que
sin solución de continuidad se iba confundiendo con la de Jacinto Solana». «Lo
sentía en la casa, igual que llegó a sentir la cercanía de Inés.»
- Otra importante confusión se produce cuando (en el capítulo 2)
el narrador Solana se atreve a introducir su pensamiento en el relato que hace
de lo que le ha contado Inés a la que, a su vez, le había contado Minaya sobre
el estudiante que en Madrid le dio a conocer la existencia de Jacinto Solana.
«Se llamaba, se llama
José Manuel Luque que, le contó a Inés, y no sé si imaginarlo sin riesgo de
anacronismo, exaltado, supongo, adicto a las conversaciones clandestinas,
ignorando el desaliento y la duda, con papeles prohibidos en la carpeta,
resuelto a que el destino cumpla lo que ellos afirman, con barba, dijo Minaya,
con rudas botas proletarias.»
Sólo Solana puede decir «no sé si imaginarlo sin riesgo de anacronismo»
porque está atribuyendo al estudiante del 68 su propia exaltación en 1937 (ignorando
el desaliento, etc.) y la aportación de Minaya, según Inés, debió de ser sólo
el nombre del estudiante y si acaso su aspecto “con barba” y/o “con rudas botas
proletarias”.
- El autor ya nos ha dado pistas sobre la pretendida ocultación
de un narrador, cuando Minaya encuentra unas cuartillas anudadas manuscritas de
JS con el título de Betus Ille y dice en el siguiente párrafo que es también
una declaración de estilo del autor, reflejo de la concepción de su obra:
«Era una especie de
diario escrito entre febrero y abril de 1947 rememorando cosas anteriores. A
veces Solana escribía en primera persona y otras veces usaba la tercera persona
“como si quisiera ocultar la voz que lo contaba y lo adivinaba todo para dar
así a la narración el tono de una crónica impasible.»
-
Un narrador imagina cómo lo contará
el otro: Utrera -el escultor amigo de Manuel que vive en la casa- le ha contado
un secreto a Minaya y le pide que no lo diga. Éste se lo promete pero miente:
«imaginando de antemano
el modo en que contará estas cosas a
Inés y las palabras que hubiera usado Solana en los manuscritos para
describir la conversación y la escena.»
Cuando descubrimos que Jacinto Solana vive, y es el autor del cuaderno
azul en que habla de sí mismo y es el
verdadero narrador que ha escrito un relato en 1969 simulando que lo había
escrito en 1947, tenemos que considerar a Jacinto Solana como narrador de la
obra Beatus Ille escrita por Antonio Muñoz Molina en 1986.
MINAYA HABLA POR SOLANA Y
SOLANA POR MINAYA
- Minaya narra por Solana cuando, al volver de visitar por fuera
la casa donde nació Solana, se pierde:
«Pensaba que nunca llegaría
al palacio blanco en la plaza de San Pedro mientras caminaba por la calle de la
Luna y el Sol recordando otros amaneceres en que los cascos de la yegua sonaban
en el silencio para invitarlo al galope y a la imaginación…»
Era Solana quien galopaba sobre su yegua nada más traspasar la puerta de
la muralla.
- Solana narra por Minaya en el momento en que va a detenerse la
acción en la estación:
«querrá percibir … el
orden en que sucedieron las cosas y descubrirá que no sabe o no puede, … han
pasado dos meses y treinta años y dos vidas enteras sin que él pueda asignarles
vínculos de sucesión o causa. No recuerda cuándo deseó a Inés por primera vez,
cuándo lo atrapó la biografía de Jacinto Solana …»
Conclusión:
duelo de identidades, maestría de autor
¿Quién es el narrador de la obra Beatus Ille escrita por Muñoz Molina en
1986?. Solana es el gran hacedor, Minaya su marioneta. Minaya intenta también
escribir su obra completando los escritos de Solana y éste se introduce en sus
narraciones apostillándolas cuando le parece. Duelo de identidades, juegos del
autor con el lector. El resultado es la incertidumbre, el incremento del interés,
esa atmósfera envolvente.
El juego de personajes y narraciones, el mérito de los discursos, sea
Solana o Minaya quien hable, igualmente intimistas y poéticos, no es más que el
reflejo de la MAESTRÍA DE SU AUTOR, Antonio Muñoz Molina.
5. ESTRUCTURA
Como hemos visto, la estructura es circular pero cuando leemos la página
56 donde Solana habla de Minaya en la estación, todavía no lo sabemos.
Finalizada la lectura de la obra ya vemos que la obra es circular y
tiene su punto de encuentro en la estación de tren de la ciudad de Mágina, en
1969. Los hechos no se narran en orden cronológico. Hay un hilo conductor enrevesado
con saltos al pasado cercano o no tanto, de la forma en que lo ha dispuesto el
autor remontándose a la época previa a la Guerra Civil (1933), durante la misma
(1936-39) y en la postguerra en el año 1947.
La acción avanza poco a poco, los sucesos son relatados de diversa forma
por los diferentes personajes, al principio de forma ligera y luego profundizando
más de una forma envolvente y el lector obtiene información poco a poco conforme
avanzando en la lectura de la obra.
6. EL TIEMPO
Una de las materias primas del autor es el tiempo. Con él puede jugar, dilatarlo por medio de
retrospecciones o analepsis, apresurar con anticipaciones o prolepsis, hacerlo
durar por medio de suspensiones, repeticiones, etc. En la novela a veces se
detiene, otras se superponen presente y pasado desde la memoria. El autor crea
una auténtica maraña que envuelve al lector.
Por ejemplo, en esta presentación de presente y
pasado sin solución de continuidad:
- «Calculo que tendrá ya casi 90 años pero dice
Inés que no hay en sus pupilas ni un solo signo de decrepitud. Lleva un
peinado … a la moda de 1930. Esta tarde por primera vez en 22 años ha salido de
sus habitaciones y de casa para asistir al entierro de su hijo» (abril de 1969)
- «La cena, señora —dijo Inés»
- «Ha venido ya el hijo de mi sobrino, Minaya?»
(febrero 1969)
Hay una negación o supresión del tiempo porque se narran como
simultáneos hechos que han transcurrido en diferentes momentos.
Tenemos dificultad para saber cuál es el principio y el final de la obra
desde el punto de vista cronológico. Hemos dicho que comienza y fiinaliza en la
estación de Mágina, pero hay otros hechos recientes y anteriores: Minaya sale
de los calabozos de la Dirección General de Seguridad y está en el bar de la Facultad
donde José María Luque le habla de Jacinto Solana, aunque estos hechos son
narrados por Inés en el capítulo 2. Hechos anteriores sobre todo de la época de
la Guerra Civil, forman parte ineludible de la trama pero son claramente
rememorados. Pero ¿qué no es rememorado en esta obra?
7. LENGUAJE
En la obra predomina la narración de los sentimientos de los personajes,
su incertidumbre y la descripción del paisaje contemplado desde la lejanía, la
ventana o el recuerdo y abundando los detalles de la luz, los colores, los cristales,
la niebla y otros elementos propios de la recreación o de la impresión
pictórica.
De entre los recursos, destaca por su
profusión el uso de comparaciones.
LAS COMPARACIONES
La comparación es una relación de semejanza entre el término expresado y
aquél con el que deseamos compararlo, destacando el parecido o lo que tienen en
común.
Esta relación se sustenta por medio de los siguientes términos, entre
otros:
“Como”, “como si”, “como si no”, “así como”, “tal como”, “tan... como”,
“parecer, parecerse, parecido a”, “de la misma manera que”.
Las comparaciones producían “efecto de brillantez” según Aristóteles.
Homero las utilizó con profusión y Virgilio y Dante con gran precisión
comparando a veces un término con una acción extensa.
Muñoz Molina, como hemos comentado, utiliza las llamadas metáforas proustianas,
o comparaciones superpuestas en capas. Veamos algunos ejemplos en diversa
índole y sobre diferentes temas:
«Minaya subía deslizando
su mano por la madera barnizada y curva de la baranda, como guiado por una cinta de seda que se disolvía en la música y trazaba
en los recodos del laberinto demoradas curvas art nouveau”. Cerraba los ojos y se dejaba llevar.»
«A Frasco aquella
inexplicada y súbita irrupción de la muerte, que venía como un golpe de viento invernal para cobrar su fruto…., le pareció
la confirmación de un destino de luto iniciado ocho años atrás, cuando una
patrulla de falangistas llegó a la plaza de San Lorenzo para llevarse a Justo
Solana.»
«La risa de doña Elvira,
le explicó luego a Inés, una carcajada corta y fría rompiéndose como una copa de vidrio y brillando por
un instante en aquellos ojos que ignoraban la complacencia y la ternura,
abiertos e inflexibles y duramente afilados por la lucidez del desprecio y la
cercanía de la muerte.»
Sobre el paisaje:
«La Isla de Cuba emergía
al amanecer como una isla en la
niebla, que aún yacía en largos jirones entre los almendros y se desprendía muy
lentamente de los tejados bajos de la casa, como las últimas aguas de una cautelosa inundación en retirada cuya
crecida no hubiera advertido nadie.»
Sobre el propio hecho de escribir
«Al final el hombre a
quien Minaya había perseguido y edificado hasta otorgarle un destino tan firme
con las fechas de nacimiento y muerte que delimitaban su biografía, se escapaba
de golpe y no dejaba tras de sí más que algunas notas triviales y el recuerdo
de una tranquila indolencia, como un
libro en cuyo mejor capítulo el impresor dejó por descuido algunas paginas en
blanco.»
«No me queda sino el fatigado privilegio de
enumerar y escribir, de calcular el instante justo en que no hice lo que debí o
pude hacer o el modo en que un gesto o una palabra mía hubieran modificado el
transcurso del tiempo como las
tachaduras o los pormenores añadidos a mi manuscrito modifican la historia que
yo imagino y recuerdo tan despojado de todo propósito de sobrevivir por ella en
la memoria de nadie como un escriba
egipcio que culminara las figuras y signos de un papiro fúnebre para
entregarlas a un cofre hermético y a la oscuridad de una tumba-»
«Era como el título de
un libro en blanco, destinado a no escribirse nunca . Empezó luego a anotar
fechas y nombres como si trazara el
borrador de una biografía futura que postergara siempre su desidia.»
«Yo imagino que aquel libro era como un vampiro que lo despojaba del
uso de la palabra y de los recuerdos a medida que escribía. Le entregaba la
vida exactamente como quien da su
sangre en un hospital o se consagra al opio.»
Sobre el amor, los celos, el erotismo:
«Había aparecido ante mí en el estudio de
Orlando desnuda con las piernas cruzadas y una paciente sonrisa de modelo, como si estuviera en un café, inocente
e impúdica, deslumbrando para siempre la médula más honda y ciega de mi deseo»
«Como la delicada huella del roce de una hoja que perteneció a un
árbol extinguido en otra edad del mundo y sobrevive para siempre trasmutada en
fósil, o las nervaduras de una concha fijadas en la roca que está muy lejos del
mar con una precisión más inalterable que la de las efigies de las monedas
antiguas, así el instante en que encontraron mis ojos la mirada de Mariana,
después de todo un día en que nos eludimos como dos cómplices que no quieren
ser vinculados a un crimen, perduró gracias al azar y al fogonazo del magnesio
más firme que la memoria y tan indudable como
el perfil o la leve túnica de bronce de la Diana cazadora que estuvo siempre
sobre el aparador del gabinete.»
Solana inmisericorde consigo
mismo
«Como la sangre en las sienes, como
la carcoma en los anaqueles más inaccesibles de la biblioteca, como una araña que teje invisiblemente
los hilos de su celada bajo la trampilla de un sótano: estaba allí, en la casa,
en la habitación de las ventanas circulares, y algunas veces salía a la calle o
deambulaba a las tres de la madrugada por el corredor de la galería …»
VALORACIÓN FINAL
Extraordinaria primera obra donde AMM muestra ya su maestría que humildemente
atribuye a los escritores a los que leyó y que adoptó como sus maestros,
formando parte de su canon literario.
Es ambiciosa, de estructura compleja, destacando la originalidad en la
narración con un narrador principal y otro secundario que se interfieren con frecuencia
y la utilización del tiempo como materia prima.
Experto en la evocación del pasado a pesar de ser novicio. Construye de
manera magistral la memoria, los recuerdos y el deseo. Detallista en la
narración y puntilloso en los indicios.
Lenguaje poético, cargado de oraciones subordinadas encadenadas y
párrafos de larguísima duración, metáforas proustianas basadas en las
comparaciones, apurándolas hasta el límite.
Como dice el narrador ficticio Jacinto Solana, «No importa que una
historia sea verdad o mentira sino que esté bien contada». Asume de esta manera
el canon que el autor Muñoz Molina aprendió del maestro de la historia fingida,
Max Aub.
SOBRE ANTONIO MUÑOZ MOLINA
VIDA Y OBRA
Nació en
Úbeda en 1956. Estudió Historia del arte en la Universidad de Granada y
Periodismo en Madrid. En los años ochenta se estableció en la capital granadina
y trabajó como funcionario siendo también columnista del periódico de Granada,
El Ideal. Trabajó como funcionario en el Ayuntamiento de Granada.
Años más
tarde, abandonó ese trabajo para intentar vivir de la Literatura. Se trasladó a Madrid en 1992 donde ha vivido
principalmente y también en Nueva York
antes, durante y después de su cargo como Director del Instituto
Cervantes entre 2004 y 2006. En la actualidad reside entre esas dos ciudades.
Actualmente escribe un artículo semanal en Babelia, suplemento cultural de El
País.
SEÑAS DE IDENTIDAD.
La autoexigencia. Piensa el autor que el único galardón indudable en
literatura es la maestría, y ésta, cuando se alcanza, a veces sucede sin
testigos, o es advertida tan tarde que al escritor le llega el reconocimiento
cuando ya nada le importa o cuando está muerto.
La postura ética. Se muestra
en todos sus escritos, artículos, ensayos y se trasluce en sus obras. Declara haber nacido deudor, de los de dar las gracias, de
la cultura alternativa del agradecimiento frente a los del ajuste de cuentas.
Dice pertenecer al mundo contrario al de
aquellos que parecen haber nacido para tenerlo todo y le piden cuentas al mundo
si no lo tienen.
Amor por la Literatura. Manifiesta sentirse recompensado
por escribir, publicar y que lo lean y también lo estaría aunque no lo leyeran
e incluso por el sólo hecho de leer.
En cuanto a
su concepción de la Literatura, la ve como un lugar donde se quiebran las leyes
del tiempo.
La humildad. Es uno de los rasgos de su carácter, reflexiona sobre el
azar y piensa que tuvo suerte cuando Pere Gimferrer fue a Granada y un amigo le
dio a leer algunos textos suyos, le gustaron y quiso publicar su primera obra
que estaba escribiendo entonces, Beatus Ille.
Piensa que no cabe envanecerse por un trabajo que se ha hecho con gusto.
Se declara deudor de los escritores de los que se nutre.
Ideología: Se declara socialdemócrata, progresista y feminista; cree
en la igualdad y piensa que los derechos sin responsabilidad son privilegios.
OBRAS
- El Robinson urbano, 1984
Recopilación
de artículos de prensa en El Ideal de Granada. 1984
- Beatus Ille, 1986.
Fue una
revelación, considerado a partir de esa obra uno de los mejores narradores
españoles.
- El Invierno en Lisboa, 1987.
Premio de la Crítica y Premio Nacional
de Literatura 1988.
Es una historia amor, de intriga
y mucho jazz, homenaje al cine negro americano. El narrador conoce a Santiago
Biralbo músico de jazz en un club de San Sebastián donde toca el piano. Años más
tarde se reencuentran en Madrid y Biralbo le cuenta a su amigo su historia de
pasión con Lucrecia, casada con un exportador ilegal de cuadros y antigüedades.
Su relación con Lucrecia hace vivir al músico una trama de novela policíaca que
lo lleva a sufrir una persecución en Lisboa. Trama de novela policíaca.
Fue llevada al cine con la
intervención del trompetista Dizzy Gillespie.
- Beltenebros, 1989
Novela de amor intriga y bajos
fondos con incursión en la política, llevada al cine por Pilar Miró en 1991,
que dio a conocer al autor al gran público.
Un antiguo capitán del ejército
republicano exiliado en Inglaterra, regresa a Madrid para ejecutar a un
supuesto traidor a quien no conoce. Emprende la búsqueda de su víctima por los
círculos de la clandestinidad en la que aparece una cabaretera que trata de
desviarlo, el amor, el odio, el pasado y el presente, la realidad y la ficción.
- El jinete polaco, 1991
Manuel que había salido de su
ciudad para conocer mundo, conoce a Nadia que tiene también raíces en Mágina.
Esto alimenta sus recuerdos y produce una evocación de hechos sucedidos allí
años atrás: su bisabuelo que vivió en Cuba y terminó en un campo de
concentración, sus padres campesinos y otros habitantes como el comandante que
reprimió la sublevación y el anciano médico que había descubierto la momia de
una joven mujer.
- Ardor guerrero, 1995
Obra de
carácter autobiográfico. En los años ochenta el joven Muñoz Molina realiza el
servicio militar obligatorio en el País Vasco, donde fue despojado de su pelo y
de su identidad y pasó a ser un J-54 cualquiera en un entorno marcado por un
patriotismo que veía con desapego y una intolerancia en la que no encajaba.
- Plenilunio 1997
Obra de género policiaco donde la
historia del crimen es el punto de partida para acercarse a la historia de España,
los vicios de la sociedad y las obsesiones de los hombres.
Un inspector de policía es
trasladado a una población del Sur de España donde transcurrió su infancia.
Allí tiene que enfrentarse a un asesino psicópata que comete crímenes de niñas
y adolescentes en las noches de luna llena.
- Sefarad. Una novela de novelas. 2001
El subtítulo es apropiado porque
es una sucesión de dieciséis relatos de personas anónimas o conocidas victimas
de la violencia, el fanatismo y la crueldad humana. El autor rastrea el origen
del horror y su repercusión en las personas, grupos o etnias, en sus tierras y
en su persecución.
Compendio de la crueldad del
siglo XX que fue cruel e inhumano a pesar de la denuncia de muchas voces como
ésta que se hicieron eco del horror.
Premio Jerusalem (otorgado
también en su día a Jorge Semprún por su obra “La escritura o la vida” ).
- Ventanas de Manhattan 2004
De carácter autobiográfico, es
fruto de sus constantes paseos urbanos de caminante impertérrito en actitud de
voyeur, de mirón confeso, recorre las calles de Nueva York y establece un rico
juego de miradas, hacia el exterior y hacia adentro. Constata la compleja realidad de Manhattan, se fija en
el elemento humano, en los contrastes de una sociedad que es un gran sumidero
de desconocidos, desamparados, solitarios y enfermos”. Viajar le sirve para
aprender del país del que se ha marchado.
- El viento de la luna 2006
Es de carácter autobiográfico
correspondiente a la época de su adolescencia, sus crisis y descubrimientos, el
alejamiento de la vida familiar y formación de sus señas de identidad. El autor vuelve también en este caso a
Mágina, trasunto de su Úbeda natal.
- La noche de los tiempos, 2009.
Las raíces
de la España actual, cómo eran los españoles y su sociedad en el tiempo de la
República.
Peripecias de un arquitecto en el
hundimiento de la Segunda República e inicio de la guerra civil. Ignacio de
origen humilde, de ideario socialista, ha ascendido socialmente. Su matrimonio
va a la deriva y siente pasión por una chica americana.
- Como la sombra que se va, 2014
Combina un
ejercicio de introspección, donde aparece el remordimiento, una narración de
tintes policiacos y una historia de amor y familia.
En 2012 el
autor está en Lisboa con su hijo que vive en esa capital y cumple 26 años.
Recuerda las noches de insomnio que pasó estando solo en esa ciudad en enero de
1987 cuando el niño tenía un mes. Sobreponiéndose a la mala conciencia de dejar
a la familia, buscaba inspiración para la novela que se llamaría “El invierno
en Lisboa” galardonado con el Premio de la Crítica y el Nacional de Literatura.
Fue el libro que cambio la vida del autor, entonces funcionario del
Ayuntamiento de Granada, entre la vocación literaria, el trabajo y la familia.
Ensayos
-
Pura alegría 1998 contiene textos literarios y metaliterarios, discurso de ingreso
en la RAE, conferencias, prólogos de obras (Faulkner, Onetti)
Sobre
pintura (tema del que tiene conocimiento y le gusta):
- José Guerrero, el Artista que
vuelve
- El atrevimiento de mirar; 7 pintores y un
fotógrafo. Sobre cuadros de La Tour, Hopper, etc.
- Todo lo que era sólido 2013
Reflexiona sobre el pasado y cómo
lo que parecía encauzarse tras la llegada de la democracia, se quebró para
llegar al deterioro económico social e ideológico del momento. Escribe con
argumentos, razones y respeto para conocer la verdad como única posibilidad de
acción para avanzar hacia el futuro. Piensa que cualquier derecho no es para
siempre y puede desaparecer. “Hace (hacía) falta una serena rebelión cívica” “Hay
cosas inaplazables” Una llamada para que reaccionemos y para la responsabilidad
cívica que hemos de exigir a nuestros gobernantes.
- Un andar solitario entre la gente 2018.
Es un libro sobre la ciudad,
sobre una forma literaria de ver la ciudad. Es un libro mental, una obra
meditativa. El autor va recogiendo lo que ve, lo que oye, recortes, anuncios.
Intervienen también voces de otros autores. Es un libro arriesgado.
Artículos en EL PAÍS
Publica
semanalmente en el suplemento cultural Babelia del periódico El País. Suele tratar
de pintura y pintores, libros y autores, relaciones sociales, y temas éticos.
Tiene un Blog personal “Escrito en
un instante” (desactualizado)
PREMIOS Y HONORES
Ícaro
de Literatura por Beatus Ille, 1986
De la Crítica, 1987
Nacional de Narrativa , 1987 por
el Invierno en Lisboa
Planeta
por El jinete polaco 1991
Nacional de narrativa por El
jinete polaco, 1992
Euskadi
de plata 1997
Fémina mejor obra extranjera en
Francia Plenilunio
Elle
Crisol
Mariano de Cavia,
González Ruano
Prix Mediterranée Étranger 2012 –
La noche de los tiempos
Jerusalén por Sefarad
Premio Príncipe de Asturias, 2013
Premio Unamuno, amigo de los
protestantes
Doctor
honoris causa por la Universidad
Villanova, Pensilvania
Doctor
honoris causa por la Universidad de
Jaén
Doctor honoris causa por la Universidad Brandeis, Massachusetts
Académico
de la RAE, sillón u minúscula
Académico de honor Academia de
las Buenas Letras de Granada
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