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CARRUSEL 2023-24

sábado, 30 de octubre de 2021

Aquí no, ahora no

 Sesión virtual del Club de Lectura abierta el 30 de octubre de 2021,

por confinamiento debido al COVID-19


Obra: Aquí no, ahora no
Autor: Erri de Luca
Presenta: Lola Acosta









BIOGRAFÍA
Su nombre es la italianización del nombre de su tío Harry. Estudió en el Liceo clásico Umberto I. En 1968, a la edad de dieciocho años, se fue a Roma y se unió a Lotta Continua.

En 1976 dejó el compromiso político.

Ho fatto il mestiere più antico del mondo. Non la prostituta, ma l'equivalente maschile, l'operaio, che vende il suo corpo da forza lavoro

Ejerció para vivir muchas artes y oficios, en Italia y en el extranjero, fue trabajador cualificado, conductor de camión, trabajador de almacén, trabajador en una fábrica, albañil en Nápoles, después del terremoto, albañil en Francia, voluntario en África, en Tanzania, donde contrajo la malaria, trabajador de pista en el aeropuerto de Catania y albañil en Milán y Roma, hasta 1997. Durante la guerra en la ex Yugoslavia hizo de conductor de convoyes de ayuda humanitaria. En 1999 fue a Belgrado durante el período de los bombardeos de la OTAN.

Estudió como autodidacta diferentes idiomas, incluyendo el ruso, swahili, yiddish y hebreo antiguo, idioma del que ha traducido algunos textos de la Biblia. El propósito de lo que él llama "el servicio de traducción" no era dotar al texto bíblico en un lenguaje fácil o elegante, sino reproducir el texto en la lengua más similar y más obediente al original hebreo.

La publicación, como escritor, de su primera novela, Aquí no, ahora no, es una recreación de su infancia en Nápoles.

Traducido al francés, español, inglés y otros 30 idiomas, entre 1994 y 2014, recibió numerosos premios de: France Cultura, el Premio Laure Bataillon, el Prix Femina étranger, el Premio Petrarca en Alemania, Le Prix Europeen de la Literature en Estrasburgo, el Premio Leteo en España, el Premio Jean Monnet en Francia. Ha colaborado con artículos de opinión en varios periódicos (La Repubblica, Corriere della Sera, Il manifesto, Avvenire).

En 2003 formó parte del jurado de la 56.ª edición del Festival de cine de Cannes, presidido por el director francés Patrice Chéreau, en el que se adjudicó la Palma de oro a la mejor película a Elephant de Gus Van Sant.
El crítico literario del Corriere della Sera, Giorgio De Rienzo, en un artículo en 2009 lo llamó "escritor italiano de la década".

También escribe de montaña, de la que a menudo se define como un gran amante. Fue su padre, un alto militar del cuerpo de los Alpinos, quien le transmitió esta pasión. Es conocido en el mundo del alpinismo y de la escalada deportiva. En el 2002 fue el primer mayor de 50 años en superar un 8b, en la Cueva de la Arenauta de Gaeta (8b+).

En 2005, participó en una expedición en el Himalaya con una amiga, Nives Meroi, una experiencia narrada en el libro En el rastro de Nives. Es amigo y contemporáneo de Mauro Corona, con el que comparte la pasión por el deporte y la literatura. En 2014, fue miembro del jurado del Piolet d'or, un premio francés de montañismo.

En 2009, durante la presentación de un libro de la exbrigadista roja Barbara Balzerani, las palabras con las que define el período de los años de plomo como una "pequeña guerra civil" dieron bastante que hablar.

Se dedica a la temática social y también ha trabajado en temas de migración.

Con la periodista Chiara Sasso, Wu Ming, Ascanio Celestini, Claudio Calia, Simone Tufano y Zerocalcare, participó en la escritura del libro Enemigo público. Sobre el túnel en los medios de comunicación: una historia del No TAV, en el cual él escribió la introducción, el texto en apoyo de los derechos de los habitantes del territorio de la Val di Susa y sus instancias, que también es apoyado por el movimiento No TAV. Por algunas frases, en una entrevista en septiembre de 2013 en contra de las obras del TAV se le envió a juicio por incitación a cometer un delito.


En su folleto, una  La palabra contraria, explicó sus razones y el derecho a la libertad de expresión.

En apoyo de De Luca, fue firmado también un llamamiento de 65 personalidades del cine europeo, incluyendo a Wim Wenders, Claudio Amendola, Mathieu Amalric, Constantin Costa-Gavras y Jacques Audiard en su favor, en que también participan el presidente francés, Francois Hollande, quien defendió al escritor, recogiendo una petición firmada por Salman Rushdie y muchos otros como Fiorella Mannoia, Luca Mercalli y Alex Zanotelli. El 19 de octubre de 2015 es absuelto.

En febrero de 2017 fue el invitado al salón literario de la Universidad Luigi Bocconi de Milán, en el curso de un congreso dedicado a él que cubrió las etapas esenciales de su experiencia biográfica y bibliográfica.

Con su sobrina Aurora ha llevado al teatro una obra titulada Viaje con Aurora.

Ahora vive en la campiña romana.

En 2011, creó la Fundación Erri De Luca con fines sociales y culturales a través de las herramientas de comunicación de las diferentes disciplinas artísticas. Sus archivos culturales han sido puestos a disposición de la Fundación para la consulta, y también los del periódico Lotta Continua, que pueden consultarse a través de la web.

Erri de Luca ha sido traductor del Antiguo Testamento. Ha vertido sus experiencias en sus libros. Dice que las causas justas lo espolean como a Rocinante. Posee muchas figuritas de Don Quijote y su caballo Rocinante en su casa. Se ha construido a sí mismo como ha construido su casa en piedra de amplios ventanales abiertos a la claridad del sur y muros al norte con algunos paveses por los que se suele colar la luz. 

Cuando era albañil, si después de mi jornada de trabajo podía dedicar media hora a escribir, para mí se justificaba el día. Era tiempo salvado de la jornada, no un trabajo adjunto, sino todo lo contrario. 

De niño devoró la biblioteca de su padre, un agente comercial napolitano, hijo de norteamericana, que acumulaba literatura italiana, francesa, estadounidense y sobre todo libros de historia contemporánea en los que intentar entender su tiempo. 

De Luca tiene un profundo sentido generacional. Las guerras, revoluciones y generaciones son temas constantes en su conversación y en su obra, y si se enganchó a los libros de historia fue precisamente porque para él no se trataba de eso, sino de una educación sentimental, una transmisión de aquello que su progenitor había vivido sin comprender (Suele comentar a los periodistas que acuden a entrevistarlo en su casa).

“Mi padre se encontró inmerso en las grandes catástrofes de la primera mitad del siglo sin entender nada. Al fin y al cabo, los testigos de la historia no son espectadores invitados al espectáculo, sino gente que de repente se encuentra en medio de una gran confusión sobrellevando todo lo mejor posible. Y yo quería entenderlo”, asegura.

Y así fue cómo, leyendo historia y especialmente a George Orwell, que le marcó, cultivó los sentimientos de cólera, compasión y vergüenza que le conectaron con su militancia. 

De Luca se siente parte de la última generación revolucionaria de un siglo revolucionario que cambió la geografía del mundo, que vio el fin de imperios coloniales y la caída de grandes tiranías. Mientras la insurgencia se extendía por todos los continentes, Nosotros estábamos dentro del gran horno del mundo. Tiempos distintos de los actuales, porque esa izquierda en Italia era tan masiva desde el punto de vista poblacional y estaba tan enraizada en tantos ámbitos de la sociedad que logró grandes cosas.

“Fue el momento en que los obreros conseguimos el mayor poder, la mayor orientación de la vida social, cambiar las condiciones laborales de las fábricas… El cine se ocupaba de los obreros, la literatura también. Esas luchas han generado una energía y una conciencia tan fuertes que toda esa masa obrera llegada del sur en condiciones de opresión y miseria se unió y obtuvo resultados. Hicimos lo necesario, lo que había que hacer, y por ello fuimos la generación más encarcelada por motivos políticos de la historia de Italia.

Y de eso va, acaso, su obra y vida: del choque entre justicia y ley y preocupación social.

Por ello acudió a Bosnia a llevar ayuda humanitaria en cuanto empezó la guerra de Yugoslavia, la primera en el continente desde la mundial, y por ello este autor que tanto se ha referido al Quijote no se declara cervantino, sino rocinantino. 

“Yo soy de Rocinante, mi identificación es con Rocinante porque, como un caballo, también yo he sido cabalgado por distintas causas que me han saltado a la grupa y no he podido hacer otra cosa que galopar en esa dirección. Entiendo la fatiga de Rocinante al ser espoleado por unas razones de fuerza mayor a las que no puedes renunciar”. Y todo junto a un personaje, el Quijote, invencible no porque no le venzan, dice, sino porque nunca duda en volver a ponerse en pie para luchar. Quijote jamás será derrotado aunque le ganen y esa es la historia del siglo XX: las revoluciones han sido por necesidad, invencibles, por eso mismo.

Al fin y al cabo, él se crió en la posguerra de un Nápoles que renacía del fascismo entre cascotes y hambre, del desembarco norteamericano y de una fisura moral que tan bien reflejó en El día antes de la felicidad. Su padre había hecho la guerra con la infantería alpina y ese fervor montañero estaba servido. Para él, la montaña es un encuentro y tiene su explicación.

Cuando se adentra en la montaña, en esos confines perpetrados por la pulsión interna de la naturaleza, siente que al fin entra en un mundo sin propiedad privada, donde no hay que pedir permiso porque solo se obedece el trazo natural, donde solo queda la piedra, el reino mineral, y la civilización no ha llegado. “Es el lugar donde podemos ver cómo era el mundo antes de nosotros y cómo volverá a ser después de nosotros. Nuestra presencia es insignificante. Allí no estamos invitados, somos intrusos. Es la justa proporción entre la vida y el tiempo, entre la persona y el planeta.

Tenía 30 años cuando una Biblia llegó a sus manos y este extraño rocinante de causas perdidas, revolucionario temprano e insurgente vitalicio se hizo adicto al Antiguo Testamento. Aún era albañil y le gustó precisamente porque no era literatura. Vi que aquello no intentaba fascinar al lector, no buscaba que me identificara con un personaje, era otra historia. Así, al disponerse a salir rumbo a Tanzania, donde iba como voluntario a trabajar en materia de agua, se llevó una gramática de hebreo antiguo, la lengua que fijó por primera vez la historia del monoteísmo. No se sabe en qué lengua hablaba Dios, pero sí en qué lengua se verbalizó su historia, y me nació la curiosidad del explorador, de conocer la lengua en la que el monoteísmo logró imponerse en el Mediterráneo y cancelar a todos los dioses precedentes.

En África fue aprendiendo hebreo antiguo además de suajili, la única lengua que ha aprendido a hablar. Las demás las estudié para leer: el arameo, el yidis, el francés, el inglés… y el español para leer a Borges. 
Es el único escritor del siglo XX que es obligatorio. Los demás son optativos. 

Y, sin embargo, en absoluto es creyente. Soy leyente. Y por mucho que aquella escritura no intentara atrapar y fascinar, a él le atrapó y le fascinó ese Dios bíblico que no quería ser representado como todos los dioses griegos y mediterráneos de las religiones entonces en vigor, que tenían imágenes hasta para el dios desconocido. El Dios cristiano quería ser pensado, amado, dicho, sentido a través de la imaginación y el vocabulario. Es una divinidad que habla, que dice, y esto fue una novedad en la historia. Las palabras permitían ponerse en contacto con él y entenderlo. Y no solo comunicarse, sino también crear. Creaba a través de la palabra.

No quiere definir su estilo porque no se reconoce en ninguno y en todo caso lo identifica con la condensación que permanece cuando el agua de las olas se ha retirado, los pozos se evaporan y entre las rocas queda la sal. La escritura es lo que ha decantado el mar, lo que queda de una vida vivida, es la densidad, es la sal. Si fuera una música, dice, sería un tambor. Las sílabas caen según su propio ritmo.

De Luca es un hombre sin hijos. Pero suele meter a niños en sus libros porque —asegura— aún tienen ante su vista todas las posibilidades abiertas, como una montaña con todas las rutas disponibles. A medida que avanza la vida, como en la escalada, se reducen hasta llegar a una sola. La suya, por fortuna, le sigue llevando lejos.

AQUÍ NO, AHORA NO

De Luca pone el ejemplo de un niño que sabe perfectamente cuándo un hecho es ofensivo y, sin tener conocimiento alguno de la ley, se queja y acierta: Esto es injusto.

Una antigua fotografía de la madre evoca los recuerdos de niñez del protagonista de Aquí no, ahora no (Non ora, non qui): un lugar y una época, el Nápoles de la posguerra, de luces y sombras. En esa reconstrucción de vívidas imágenes, uno cree percibir el sol y la sal sobre la piel, a la vez que siente cómo resuena el implacable paso de un tiempo que no va a regresar.

Narrado en primera persona y dirigido principalmente a su madre (al leerlo uno tiene la sensación de estar ante un escrito eminentemente autobiográfico), en él el autor evoca recuerdos y vivencias de su niñez y primera juventud en Nápoles, la vida familiar, las estrecheces económicas, el colegio… Se trata de su primer libro, y aunque, hay opiniones al respecto que piensan que no tiene la misma calidad que otras de sus obras, ya nos encontramos con su prosa concisa y poética, característica del autor. Una novela breve pero cuya economía narrativa no le quita intensidad al relato. 

Por ello no he podido dejar de recomendar a nuestro club como uno de los escritores italianos más reconocidos de siglo XX.

Nápoles es la ciudad en torno a la que gira la infancia del protagonista. Pero es mucho más, Nápoles fue un espacio y un tiempo desafortunados, donde nadie de la familia del protagonista vuelve de visita con agrado. Un túnel de posguerra al que se retorna, gracias a unas fotografías, con un lenguaje poético.

El protagonista de este relato, establece un diálogo con su propio pasado y, sobre todo, con su madre.

Su infancia en Nápoles pasa por ser así el callejón oscuro y vergonzoso que él y su acomodada familia se vieron obligados a habitar, provisionalmente, tras la época de los bombardeos y el empobrecimiento de la guerra.

Un miserable callejón del que nadie quiere hablar, ni recordar. Ahí, en ese lugar vergonzoso, se quedará para siempre detenido el protagonista.

Esta novela es en realidad un largo poema. Algunos párrafos incluso merecen la relectura para los lectores disfruten con la recreación del lugar en Aquí no, ahora no.

El narrador cuenta su relación con ella, el choque entre los caracteres, la evolución de éstos

Cuenta cómo los cambios propios de la edad tuvieron una correspondencia en la vida de la familia, un paralelismo en los traslados de casa. Describe los sentimientos que nacían de cada situación, el cuidado con que él fue acomodándolos en su cuerpo. En definitiva, regresa al muchacho que fue con el propósito de entenderlo hasta el final utilizando los recursos del hombre adulto.

Qué pocas páginas hacen falta. De Luca nos demuestra en qué medida cualquier experiencia autobiográfica puede reducirse a lo esencial. A un puñado de palabras. A unas cuantas frases brillantes. A una mirada diferente hacia cosas que nos han ocurrido a todos. Su recuerdo es selectivo para poder ser literario. Su Yo-narrador sabe que bastan unas pocas personas, unas pocas imágenes, unos pocos lugares. Sabe que, además de a su madre, debe recuperar a Filomena, la empleada doméstica y a Massimo, el amigo que se ahogó en el mar. Es consciente de que, en la categoría de los fenómenos, debe mencionar el frío, su modo de romper los juguetes o la extrañeza que su nombre de pila causaba en los demás. Intuye que, en el orden de los escenarios, necesita el Tirreno, las calles de Nápoles y la verja que atravesaba todos los días para ir al colegio. Comprende que el lector agradece esa síntesis y esa claridad en las referencias, de manera que él, más tarde, terminado el libro, pueda reemplazarlas por las suyas.

Ah, y el potencial simbólico de su tartamudeo. Sí, porque, incluso aunque fuese algo inventado, funcionaría en el nivel de las connotaciones. En el espacio de aprendizaje que nos abre la buena literatura. Tartamudear para detener el tiempo. Para ralentizarlo. Tartamudear en los diálogos incómodos. Tartamudear ante las preguntas difíciles. Tartamudear como una forma distinta de contestar. Como una estrategia para contar. Tartamudear sólo con ciertos individuos. Seguir haciéndolo después, aunque ya se haya superado el defecto. Fingir el defecto un rato más.

Pero volviendo a la madre. A la mujer de la fotografía. A esa imagen del principio. Me gusta el modo en que la interpela el protagonista. En que intenta acceder a su misterio de persona corriente. Me gusta su deseo de conocerla. De relacionarse con ella en otras condiciones. Con la ventaja que le da el paso de los años. Con las ganas de coincidir en algo con ella. De estar de acuerdo, aunque sólo sea un instante. De llegar a algún sitio a la vez.

La considero una obra delicadísima de enorme actualidad, en cuanto a cómo tratamos la diversidad, el tartamudeo es una de las formas de ser diferente.

Interesante la frase:

Cada cual tiene una verja en alguna memoria, cada cual se ha quedado fuera de un jardín.

Y después, ante la risa de los otros ante el tartamudeo:

No es que cada error se merece un castigo, no, no es eso, pues para mí el error que se comete contiene en sí mismo una penitencia.

A cada fallo le corresponde una soledad.

El final es impresionantemente revelador:

Sólo una vez coincidieron nuestros tiempos, fue cuando nací volcado por tu bolsa. Tú me viste, yo estaba ciego. Es la hora opuesta.

Cuando leí este libro, por primera vez, en italiano, me encontré con un valioso descubrimiento. También esta vez, por mi parte, me he vuelto a reencontrar en mi idioma con un lenguaje y unas imágenes preciosas, motivo por el cual me alegro de haber recomendado su lectura.

He realizado esta redacción tomando notas de diversas entrevistas que se le han hecho al escritor en su propia casa y han quedado redactadas, así como de las notas cogidas de prólogos a libros y los datos más relevantes que aparecen en La Wikipedia, a la cual remito en orden a poder contrastar una mejor profundización en la vida del autor.

En esta reseña, explico lo que es fundamentalísimo.

Es un escritor vivo, prolífico y sencillo.

En este enlace encontramos su bibliografía:


La obra de Erri de Luca es extensísima. Me conformo con este título para darlo a conocer.

Espero que os haya gustado el libro.






6 comentarios:

  1. Gracias Lola por darme a conocer a Erri de Lucas pues, aunque haya demostrado su calidad como escritor en su trayectoria literaria, me ha encantado su recorrido personal fiel a unos dignos ideales y desarrollándolos en distintos lugares y situaciones donde creía que podría ayudar a otros, sin importarle el riesgo que le supondría.

    Con respecto al libro comentar que, aunque no es el tipo de lectura (diálogo interior o algo parecido) que me gusta, éste ha conseguido atraparme. Tiene algunos momentos poéticos en la forma de expresar situaciones y recuerdos, teniendo en cuenta la época a la que se refiere, plena posguerra en Nápoles. Aunque fuera su primer libro y empezara a escribir tan tarde, lo hizo pisando fuerte. Me ha gustado bastante.

    José María

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  2. En primer lugar, gracias a Lola por su completa presentación de Erri De Luca y por la propuesta del libro "Aquí no, ahora no". Confieso que no había leído nada de este escritor italiano hasta la fecha. ¡Cuántas lecturas pendientes!
    Veo que esta es la primera obra (1989) de una extensa lista de títulos, entre los que ya tengo apuntados algunos pendientes de lectura como "Los peces no cierran los ojos", o "Imposible"...
    A pesar de ser su primera obra es, sin embargo, una obra escrita ya en la madurez, pues la publicó con 49 años. Una especie de monólogo interior dirigida a la madre, a una madre más joven que el narrador, cercano ya a su muerte.
    Yo destacaría el estilo poético que utiliza en esa vista atrás de su infancia, y el tono melancólico, de tiempo vivido y de cercanía de la muerte, que recorre todo el relato. Y todo, enmarcado en el contexto de la dura posguerra en Nápoles.
    En fin, como he dicho antes, espero leer alguna cosa más de este autor que se muestra tan sugerente en esta primera novela.
    Saludos a todos.

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  3. Gracias, José María y Carmen, vuestras aportaciones son siempre muy enriquecedoras,además, queda de forma estilizada un resumen de la vida y obra de nuestro autor en cuestión. Me pareció que este club, tan abierto de mentes, era el propicio a esta lectura, pues tan acostumbrados como estamos a la lectura de la acción o a la inmediatez del mensaje en la novela, nos encontramos con un estilo intimista y poético diferentes,toda vez que aprovecho para dar a conocer literatura de actualidad algo desconocida fuera de su país.
    Cómo podéis ver, no sólo la guerra española dividió el pueblo, a veces he encontrado pasajes con similitudes en nuestro autor.

    Como bien dices, Carmen, nos queda tanto por conocer.
    Gracias de nuevo.

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por vuestros comentarios que tanto aportan y complementan la presentación del autor.
      En la búsqueda de autores interesantes de conocer, encontré éste, de mi época de estudios en italiano, cuando descubrí obras que creo que ha valido la pena leer.
      Cómo bien decís, el estilo, la brevedad y la personalidad del autor, me fascinaron hasta el punto de presentaroslo en nuestro bonito club.
      Seguiré rastreando.
      Abrazos.

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    2. Ha sido todo un placer presentaros al autor y su libro.
      Gracias por vuestros comentarios que suelen ser enriquecedores y complementarios a las presentaciones.
      Seguiré el reto de buscar autores que sean de nuestro interés.
      Gracias por comentar.
      Lola.
      Abrazos a todos.

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  4. Creí que no se había publicado y al final sale repetida.
    Disculpad.
    Voy al día con las lecturas e intentaré entrar más para equivocarme menos a la hora de la publicación.

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