Se reproduce seguidamente
entrevista al catedrático de literatura de la Universidad de Zaragoza, José
Carlos Mainer, publicada en el enlace siguiente.
Winston Manrique Sabogal Madrid 25 FEB 2014 - 13:42 CET2
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El catedrático escribe la 'Historia mínima de la
literatura española' como un relato que muestra el rumbo tomado por la
escritura y la historia del país en ocho siglos.
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En este "presente incierto y vivaz" encajan
dentro del hilo argumental narradores como Javier Marías, poetas como José
Manuel Caballero, ensayistas como Fernando Savater y dramaturgos como Juan
Mayorga.
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Entre los más jóvenes están narradores como Ray Loriga
y poetas como Juan Antonio González Iglesias.
Millones de palabras en 50.000 palabras. Infinitas páginas
en 201 páginas. Centenares de nombres de escritores, temas, corrientes y
tendencias en nueve capítulos. 800 años de creación literaria para leer en
unas... cuatro horas. Millares de libros asomados en un libro: Historia mínima de la literatura
española (Turner), de José-Carlos Mainer. Un ensayo que se lee como un
relato de la creación literaria en España y de la vida del país en el cual
destacan las luces reivindicadoras que lanza sobre periodos más o menos
eclipsados por la Historia oficial y el imaginario colectivo, como son la Edad
Media y el siglo XVIII, mientras arriesga con el presente.
No se trata de un canon sino de
una especie de vademécum, una guía para facilitar una lectura razonada de las
letras españolas que recoge los cambios producidos a lo largo de su historia
¿Qué hay entre las jarchas de la Edad Media, pasando por el Cantar
de mio Cid y José Ángel Mañas? Son el comienzo y el penúltimo nudo de un
hilo literario de ocho siglos unido por la misma lengua. Mainer (Zaragoza,
1944) ha creado una narración ágil que empieza con una reflexión sobre qué es
la literatura y su función, salta de inmediato a los orígenes de esta historia
con las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar y termina, por ahora, con las
corrientes y temas de la creación literaria más contemporánea: la presencia de
la Guerra Civil, el auge de la autoficción, la mezcla de novela y ensayo, la
vuelta del tono más personal en la escritura, la autobiografía y la generación
del desencanto hasta llegar a la literatura del desasosiego desencadenada en
esta década.
“No se trata de un canon sino de una especie de vademécum,
una guía para facilitar una lectura razonada de las letras españolas que recoge
los cambios producidos a lo largo de su historia”, explica el catedrático. El
libro reivindica y hace justicia sobre momentos desdeñados o reprobados por
estudios tradicionales y se une a una corriente intelectual que reconoce los
valores y aportaciones a la humanidad y a las artes de épocas como la Edad
Media (entre los siglos V y XV) y el siglo XVIII, en el caso concreto de
España. Si la Edad Media no existiera, aclara Mainer, el mundo moderno no
existiría, “los grandes cambios que se viven después vienen de allí en muchos
órdenes, incluida la vida intelectual”. Un periodo que aún se ve oscuro e
improductivo a pesar de que los románticos fueron de los primeros en empezar a
iluminar aquellos mil años.
El siglo XVIII en España es singular. Atrapado entre el
esplendor del Siglo de Oro y su estela y la literatura del XIX. Se ve como una
especie de paréntesis estéril cuya idea Mainer borra. Lamenta que haya habido
“una especie de repugnancia política venida en parte por Menéndez Pelayo. O sea
visto como el siglo traidor y de influencias externas venidas, por ejemplo, de
Francia”. Cuando la verdad es que, agrega el catedrático, si se dejan de lado
ideologías y prejuicios, es allí donde se cuajan varios cambios y en la
literatura se producen obras de alto valor. Ahí están, recuerda, los autos
sacramentales y "figuras admirables" como el poeta Juan Meléndez
Valdés o los dramaturgos y poetas Nicasio Álvarez de Cienfuegos y Leandro
Fernández de Moratín, con piezas como El sí de las niñas.
El siglo XVIII es importante, ahí
están los autos sacramentales y "figuras admirables" como
Meléndez Valdés, Álvarez de Cienfuegos y Moratín
Se trata de un ensayo que se lee como un relato escrito casi
de un tirón y de manera lineal del que solo una cosa hubiera preferido no
escribir José-Carlos Mainer: de sus coetáneos. Pero el formato de esta
colección de Turner lo exigía: recordar el origen de la literatura en español y
cerrar con el pulso actual. “Un presente incierto y vivaz”, es el subtítulo del
último capítulo del libro para referirse al periodo posterior a la muerte del
dictador Francisco Franco en 1975. Sus claves, afirma Mainer, son la “nueva
concepción de la cultura” que modifica el panorama desde el propio germen hasta
su divulgación y promoción. Un segundo aspecto es el nuevo enfoque de una
escritura más creativa, literaria y autónoma. Una herencia del periodo justo
anterior donde se empieza a vivir o a recuperar un cierto exhibicionismo, como
se aprecia, por ejemplo en los Novísimos, que dejó sobre el periodo anterior
“la sensación de que se había hecho una literatura fracasada”.
Siempre es más difícil valorar la creación contemporánea
porque no se sabe qué dirá el tiempo, asegura Mainer. Pero aceptó el reto. No
como un diccionario ni una lista de nombres ni de obras, sino dentro del hilo
argumental del relato que empezó en la Edad Media. Entre los autores
contemporáneos presentes en dicha línea argumental de Historia mínima de la
literatura española figuran Fernando Savater, Javier Marías, José Manuel
Caballero Bonald, Ana María Matute, Juan Marsé, Antonio Muñoz Molina, Antonio
Gamoneda, Cristina Fernández Cubas, Juan Eduardo Zúñiga, Enrique Vila-Matas,
Álvaro Pombo, Luis Mateo Díez, Eduardo Mendoza, Juan y Luis Goytisolo,
Francisco Brines, Félix de Azúa, Rafael Chirbes, Pere Gimferrer, José María
Merino, Antonio Colinas, Juan José Millás, Almudena Grandes, Andrés Trapiello,
Ignacio Martínez de Pisón, Luis Landero, Jon Juaristi y Fernando Aramburu. De
las últimas generaciones figuran autores como Juan Antonio González Iglesias,
Ray Loriga, Isaac Rosa, y José Ángel Mañas, el más joven de todos.
Como siempre, el problema no son las presencias sino las
ausencias. Una de ellas es la de autores como Arturo Pérez-Reverte que no
encajaba dentro de la estructura de corrientes o temáticas más características
del momento. "Él y todos los demás que no aparecen en el libro, al igual
que otras tendencias literarias", añade Mainer, "deben sentirse
incluidos porque la idea del volumen es la de un presente incierto,
abierto". Siempre en construcción.
Este es el penúltimo acercamiento que José-Carlos Mainer
hace a este tema. En 2010 fue el coordinador de los nueve tomos de la
monumental Historia de la literatura española, editado por Crítica, un
compendio de 6.500 páginas desde la Edad Media hasta hoy.
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