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La autora sueca Karin Tidbeck firma en 'Jagannath' una
antología de relatos de prosa quirúrgica e imaginación sin límites
Ángel Luis Sucasas Madrid 25 MAR 2014
Un hombre enamorado, en cuerpo y alma, de un zepelín. Tres
escuálidas niñas que alimentan a sus tres orondas tías con las entrañas de sus
ancestros. O la magia de descubrir a Madre, un ser que contiene en su interior
un pequeño mundo de hombres y mujeres cuyos países son Hígado, Vesícula,
Estómago o Cabeza. El universo de Karin Tidbeck (Estocolmo, 1977) es una oda al
surrealismo, a la perversidad y a una idea central que obsesiona a la autora:
"¿qué es la realidad y cómo puede cambiarse?". Jagannath
(Nevsky, 2014), una antología de 13 relatos finalista de los World Fantasy Convention (los Óscar de la
literatura fantástica), es su puesta de largo en las estanterías españolas.
Los comienzos en los relatos de Tidbeck son un aterrizaje
forzoso en un mundo bajo otras reglas. Beatrice, el primer relato, que
puedes leer en este enlace, comienza así: "El doctor Franz Hiller se
enamoró de un dirigible". Poco después, la autora salta al vacío con una
descripción erótica, suntuosa, del zepelín: "Tenía el cuerpo ovalado y
orondo, la piel, de un brillo apagado, bien tensada alrededor de un esqueleto
de acero suavemente redondeado [...]. Beatrice era perfecta [...]. Franz sentía
que ella le dedicaba toda su atención, notaba el ardor de su mirada sin
ojos.". Sin metáforas, sin metaliteratura, sin excesos retóricos. Prosa de
cirujana para describir no una fantasía, sino otra realidad: "Solo puedo
explicarlo de una forma visceral. Para mí, es la forma en la que se expresa el
fantástico. Digámoslo así: Estoy más interesada por escribir historias dentro
de lo extraño".
La literatura extraña —término
acuñado por el autor gótico Sheridan Le Fanu y llevado a su finura teórica por
H.P. Lovecraft en su célebre ensayo El horror en la literatura (Alianza
Editorial, 1927)— está viviendo un momento dorado en Europa. Y con autoras como
principales protagonistas. Desde Rusia, Anna Starobinets con su antología Una
edad difícil (Nevsky, 2012); en Italia, Lorenza Ghinelli con El devorador
(Suma de letras, 2012); en España, cuentos como Céfiro de Sofía Rhei,
incluido en la revista Presencia humana (Aristas Martínez, 2013); y
desde Suecia Tidbeck, que ha sublimado este estilo que desdibuja la frontera
marcada por el filósofo Tzvetan Todorov entre lo maravilloso, lo realista y lo
fantástico para forjar ese new order que la obsesiona: "Prefiero
estar dentro de la dimensión alienígena, describiendo de la forma más precisa,
concreta y transparente sus reglas, que estar fuera y narrar ese encuentro,
desde un punto de vista externo, con lo maravilloso y lo fantástico". Una
idea que lleva al extremo en un relato de esta colección, Pyret, en el
que Tidbeck inventa a una supuesta criatura del folclore nórdico y la acompaña
de un exhaustivo recorrido bibliográfico por obras reales a las que añade citas
ficticias.
La escritora sueca Karin Tidbeck, autora de 'Jaggannath'. / Charlotte Frantzdatter
Jagannath sube el último peldaño en la escalera
creativa con un relato del mismo título que la antología, el más extremo y el más
asombroso en una colección prolija en lo insólito. No fue escrito de manera
convencional, sino que aprovechó la tortura literaria a la que se someten los
escritores que participan en el Clarion Writers' Workshop, uno de los más
prestigiosos talleres literarios a nivel mundial de género fantástico y cantera
de autores como George R.R. Martin u Octavia Butler: "Son seis semanas, a
relato por semana. Tienes 17 compañeros que te criticarán sin piedad. Después
de unos cuantos días, la gente se volvía un poco loca. La gente se hacía
pedazos poco a poco porque escribir historias a semejante ritmo te deja tocado
el cerebro. Cada vez escribíamos cosas más y más raras. A la quinta semana, se
hacen historias que uno no sabía que era capaz de hacer. Y a la sexta semana, estábamos
más allá. Jagannath es de la sexta".
Pero todo este esfuerzo persigue ambiciones que van mucho
más allá de lo literario para Karin Tidbeck, un plan que la escritora enuncia
más en serio que en broma: "Mi plan secreto es cambiar la realidad. Y como
la realidad se construye con un consenso, si cambiamos este, podemos cambiar la
realidad. Sueño con ese día en el que uno de mis lectores camine por la calle y
de pronto se cruce con un ciempiés gigante. ¿No sería maravilloso?".
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